Читать книгу Consejos sobre la salud - Elena Gould de White - Страница 31
Responsabilidad de los padres
ОглавлениеLos padres necesitan despertar e inquirir en el temor de Dios: ¿Qué es verdad? Sobre ellos reposa una tremenda responsabilidad. Deberían poseer conocimientos prácticos de fisiología para ser capaces de distinguir entre los hábitos físicos correctos y los perniciosos e instruir a sus hijos acerca de ellos. Las grandes masas humanas son tan ignorantes e indiferentes con respecto a la educación física y moral de sus hijos como lo es la creación animal. Sin embargo se atreven a asumir la responsabilidad de ser padres.
Cada madre debiera familiarizarse con las leyes que gobiernan la vida física. Debiera enseñar a sus hijos que la gratificación de los apetitos animales produce un efecto mórbido sobre el sistema y debilita sus sensibilidades morales. Los padres deben buscar la luz y la verdad como si buscaran un tesoro escondido. A los padres se les ha encomendado la sagrada responsabilidad de formar el carácter de sus hijos mientras son niños. Tienen el deber de ser tanto maestros como médicos de ellos. Deberían comprender tanto las exigencias como las leyes de la naturaleza. Una cuidadosa conformidad a las leyes que Dios ha implantado en nuestro ser nos asegurará salud, y en nosotros no se producirá un quebrantamiento de la constitución que nos induzca a llamar al médico para que nos ponga otra vez en buenas condiciones.
Muchos parecen pensar que tienen el derecho a tratar su cuerpo como les plazca, pero olvidan que su cuerpo no les pertenece. El Creador, quien lo formó, tiene derechos sobre él que no pueden ignorarse impunemente [1 Cor. 6:19, 20]. Cada transgresión innecesaria de las leyes que Dios ha establecido para nuestro ser constituye virtualmente una violación de la ley de Dios, y a la vista del Cielo es un pecado tan grande como el quebrantamiento de los Diez Mandamientos. La ignorancia de este tema importante es pecado. La luz brilla sobre nosotros actualmente, y si no la apreciamos ni actuamos inteligentemente con respecto a estas cosas, estamos sin excusas, porque el entenderlas es nuestro más elevado interés terrenal.