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Benevolencia y rectitud en la vida de casados 16
ОглавлениеLos que profesan ser cristianos no debieran casarse hasta después de haber considerado el asunto cuidadosamente y con oración, de un modo elevado, para ver si Dios puede ser glorificado por la unión. Luego debieran considerar debidamente el resultado de cada privilegio de la relación matrimonial, y los principios santificadores debieran ser la base de todas sus acciones. Antes de aumentar su familia, debieran considerar si Dios sería glorificado o deshonrado al traer hijos al mundo. Debieran tratar de glorificar a Dios por medio de su unión desde el primero y durante cada año de su vida matrimonial. Debieran considerar con calma cómo pueden brindar a sus hijos lo que necesitan. No tienen derecho a traer hijos al mundo que han de ser una carga para otros. ¿Tienen un trabajo que les permitirá sostener una familia de modo que no necesiten llegar a ser una carga para los demás? Si no lo tienen, cometen un crimen al traer hijos al mundo para que sufran por falta de cuidados, alimentos y ropas apropiados. En esta época veloz y corrupta no se consideran estas cosas. La concupiscencia predomina sin que se la someta a control, aunque la debilidad, la miseria y la muerte sean el resultado de su predominio. Las mujeres llevan forzosamente una vida de penurias, dolores y sufrimientos por causa de las pasiones incontrolables de hombres que llevan el nombre de esposos, pero que más apropiadamente debería llamárseles bestias. Las madres llevan una existencia miserable, casi todo el tiempo con hijos en los brazos, esforzándose por todos los medios para darles el pan y vestirlos. Esta miseria se ha multiplicado y llena el mundo.