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La pasión no es amor
ОглавлениеHay muy poco amor real, genuino, leal y puro. Este precioso artículo escasea. A la pasión se la llama amor. Más de una mujer se ha sentido ultrajada en su delicada y tierna susceptibilidad porque la relación matrimonial le permitía al que llamaba su esposo tratarla de modo cruel. En estos casos, al darse cuenta de que el amor de su esposo era tan vil, llegaba a sentir repulsión por él.
Un gran número de familias vive en un estado deplorable porque el esposo y padre permite que dominen sus instintos animales por sobre sus capacidades intelectuales y morales. Como resultado, frecuentemente se sienten débiles y deprimidos, pero rara vez se dan cuenta de que es el resultado de su conducta equivocada. Tenemos ante Dios la solemne obligación de mantener el espíritu puro y el cuerpo sano, de modo que podamos beneficiar a la humanidad y ofrecer a Dios un servicio perfecto. El apóstol nos advierte: “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias” (Rom. 6:12). Nos insta a seguir adelante cuando dice que “todo aquel que lucha, de todo se abstiene” (1 Cor. 9:25). Exhorta a todos los que se consideran cristianos a presentar su cuerpo “en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios” (Rom. 12:1). Dice: “Golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Cor. 9:27).