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LOS 10 PRINCIPALES FACTORES QUE ACTÚAN COMO CONTAMINANTES DEL AMBIENTE INTERIOR

1.Humo del tabaco. La exposición al humo del tabaco se relaciona con irritación de ojos, nariz y garganta, tos, dolor de cabeza y asma. También agrava los problemas respiratorios ya existentes y es causa de cáncer de pulmón. Fumar durante el embarazo se asocia con un mayor riesgo de bajo peso del recién nacido y de síndrome de muerte súbita del lactante. En la etapa infantil, la exposición al humo del tabaco se asocia con otitis, crisis asmáticas, infecciones respiratorias y mayor número de ingresos hospitalarios. El humo del tabaco es un contaminante en sí mismo, y es fuente de otros contaminantes como el monóxido de carbono, el benceno, óxido de nitrógeno, óxido de azufre, radón… El tabaquismo pasivo también afecta a la salud.

2.Compuestos orgánicos volátiles. Los compuestos orgánicos volátiles (COV) se liberan fácilmente en la quema de combustibles como la madera y el carbón, o desde productos que los incluyen en su formulación. Los COV están muy presentes en el hogar debido a los productos de uso cotidiano, como detergentes, limpiadores, desinfectantes, ambientadores, suavizantes, jabones, inciensos, velas, desodorantes, champús, fragancias, pesticidas, productos para el control de plagas, materiales de construcción y acabados de interior (pinturas, ceras, barnices, aglomerados de madera, colas, selladores, adhesivos y aislantes), muebles, moquetas, alfombras, tapicerías, juguetes… Según el tipo de compuesto químico que contengan, estos productos pueden actuar como irritantes de la piel, los ojos, la nariz o la garganta, provocar dolor de cabeza, astenia, mareos, fatiga, problemas digestivos, disminución de la función pulmonar, y también pueden actuar como alérgenos, sensibilizantes, disruptores endocrinos, ser tóxicos para el sistema respiratorio, inmunológico y neurológico, ser teratogénicos, carcinogénicos o resultar tóxicos para el medio ambiente.

3.Dióxido de carbono (CO2). Fruto de la actividad humana, al respirar, con cada exhalación se libera CO2 y según el número de personas que haya en la estancia y de si se ventila correctamente o no, el ambiente puede estar más cargado; también se produce al fumar, y por combustión de combustibles fósiles. No es un gas tóxico, pero además de asociarse al cambio climático, en espacios interiores provoca cansancio, somnolencia y fatiga. Es un buen indicador de la calidad del aire interior, como veremos más adelante.

4.Temperatura y humedad relativa. Aunque no es un contaminante en sí mismo, hay que considerar que la vivienda tiene que estar acondicionada para aportar bienestar y confort en el espacio interior durante los meses de calor y de frío. Cuando no es así, se asocia a problemas respiratorios, asma, alergias e incluso a problemas más serios en población muy sensible, especialmente si están en condiciones de pobreza energética. Por su parte, las condiciones de humedad relativa alta favorecen el crecimiento de microorganismos, y cuando el ambiente es seco se genera electricidad estática. La temperatura más alta favorece que se volatilicen los COV en el ambiente.

5.Polvo. El polvo no solo es una fuente de suciedad y de microorganismos, como ácaros o bacterias, sino que también se encuentran en él sustancias químicas tóxicas, como compuestos semivolátiles, plastificantes, retardantes de llama… Por ello, algunos autores lo denominan «polvo tóxico». Alergias, asma, problemas respiratorios o relacionados con la disrupción endocrina se pueden asociar a su exposición. Con un mantenimiento adecuado del espacio se puede evitar que se acumule.

6.Microorganismos. Dentro de los contaminantes biológicos, las bacterias, mohos y hongos suelen encontrase asociados a zonas de agua, humedades y condensaciones. Se relacionan con problemas respiratorios, asma y alergias, y acaban afectando al sistema inmunológico.

7.Gases y humos. El uso de combustibles fósiles y biomasa de cocinas, calderas, estufas o chimeneas es fuente relevante de contaminación del aire interior. Además de partículas, compuestos orgánicos volátiles o polvo, cuando la combustión es incompleta se generan:

 Hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), reconocidos como potencialmente cancerígenos.

 Monóxido de carbono (CO), un gas que impide el transporte de oxígeno en la sangre, causa dolores de cabeza, mareos, náuseas, somnolencia y, a altas concentraciones, es causa de muerte.

8.Radón. El radón es un gas radiactivo de origen natural que, exhalado del terreno en el que está construida la vivienda, y a través de grietas y fisuras, entra en el espacio interior, donde se acumula principalmente en plantas bajas y garajes. Es la segunda causa de muerte por cáncer de pulmón, detrás del tabaquismo.

9.Amianto. Si se detecta amianto en casa, y en especial antes de hacer una reforma, hay que consultar con un experto, que realizará un buen diagnóstico de la vivienda y valorará el manejo adecuado de los materiales que contienen amianto, también llamado asbesto. Se trata de un mineral fibroso usado en la fabricación de material de construcción; es muy tóxico, y provoca asbestosis, cáncer de pulmón y mesotelioma.

10. Electroclima. La exposición a las radiaciones artificiales derivadas del cableado eléctrico, los equipos eléctricos y electrónicos, las lámparas, los materiales sintéticos y una humedad relativa baja, pueden producir la desagradable electricidad estática, o bien una exposición a campos eléctricos y magnéticos. La exposición crónica, incluso a dosis que a día de hoy se consideran bajas, especialmente en la población más sensible, como la infantil, y también adultos afectados por el síndrome de sensibilización central, puede sensibilizar los sistemas biológicos, dificultar el sueño, la concentración, la memoria y el aprendizaje o asociarse con mayor estrés, cansancio, dolor, irritabilidad, taquicardias… Los equipos eléctricos y electrónicos también son fuente de emisión al ambiente de sustancias químicas presentes en su composición. Considerar el electroclima permite optar por soluciones para disponer de los avances de la tecnología y evitar la exposición a las radiaciones artificiales que resultan estresantes para el organismo.

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