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INTRODUCCIÓN: TU CASA, TU SALUD

¿Sabías que las condiciones ambientales de tu casa pueden ayudarte a ganar salud? El lugar en el que vivimos mantiene una estrecha relación con el equilibro del organismo. Hay casas que nos aportan vitalidad, que nos hacen sentir bien; otras, en cambio, nos alejan del confort. De igual manera, hay viviendas en las que tenemos un sueño reparador, y otras en las que nos levantamos a menudo muy cansados. También hay casas en las que respiramos bien, y otras en las que surgen problemas de alergias.

En términos de salud, más que tu código genético influye tu código postal; así lo avala la ciencia, con estudios que indican el papel relevante que tiene el entorno en el que vivimos en nuestra salud. Asimismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) también afirma que el entorno en el que vivimos —y, como parte de él, nuestra casa— actúa como un determinante de la salud.

El aire que respiramos, lo que comemos y bebemos, los productos de higiene del hogar y personal, las pinturas y el mobiliario forman parte de nuestro exposoma, es decir, de todo el conjunto de factores ambientales a los que estamos expuestos a lo largo de la vida.

Del mismo modo que cuidamos nuestra «primera piel», que es la epidermis, y nuestra «segunda piel», la vestimenta, vamos a ver cómo cuidar la «tercera piel», nuestra casa, para conseguir mayor confort, bienestar y salud.

Vamos a poner el ambiente interior de nuestra casa a nuestro favor, creando las condiciones para promover la salud, para que nos cuide y no acabe desequilibrando los sistemas biológicos de nuestro cuerpo y de nuestra mente, y para que nos ayude a vivir más y mejor.

Con cada gesto, con cada nuevo hábito o con cada compra, podemos ir construyendo en el día a día un entorno más amable para nuestra salud y para la del planeta. Porque cada gesto que resulta positivo para nuestra «primera casa», que es nuestro cuerpo, también lo hace para nuestra «segunda casa», nuestro hogar, y para nuestra «gran casa», que es el planeta. Todo está relacionado, y en realidad hay una única salud, una salud global.

Si cuidamos la salud del medio ambiente, cuidamos la nuestra.

Si cuidamos nuestra salud, cuidamos la del medio ambiente y la de todos los seres vivos que viven en él.

Como cada gesto cuenta, el hacer de nuestra casa un entorno más sano contribuye al propósito de disfrutar de mayor calidad ambiental, de un entorno más saludable.

En este libro he intentado plasmar muchas de las opciones que podemos hacer, que, como verás, son bastantes. Al leerlo, incluso es posible que a algunos lectores les parezca que son tantas las cosas que pueden hacer que quizá puedan llegar a sentirse abrumados al ver la lista de gestos, rutinas y hábitos que pueden cambiar en su día a día. La propuesta de este libro nace con un espíritu muy práctico, con la idea de abordar cambios sencillos para que cada persona pueda ir tomando sus decisiones al ritmo que considere o precise a fin de llevar a cabo lo que aquí llamaremos su «plan de salud» particular. La finalidad de estas páginas es aportar claves que ayuden a promover la salud en casa y, por ende, a alejar la enfermedad, pero siempre sin perder de vista, por supuesto, que la salud depende de múltiples factores.

Una forma de avanzar en el objetivo de vivir en una casa más sana es mirar con cierta perspectiva y con una voluntad sostenida en el tiempo, a largo plazo: no se trata de cambiarlo todo, ni todo a la vez.

Este libro pretende ser una guía que ayude a un cambio que sea:

 Real

 Consciente

 Sencillo

 Comprensible

Y es por esto que se centra en esos gestos, acciones y hábitos cotidianos que todos hacemos habitualmente cada día; por una parte están los hábitos que constituyen las principales vías de exposición a los tóxicos:

 Respirar

 Alimentarse

 Realizar nuestra higiene personal

Y, por otra parte, están los hábitos que nos permiten equilibrar y regenerar el organismo:

 Descansar y dormir

 Gestionar el estrés

Es decir:

 Respiramos sin parar y sin ser conscientes de ello.

 Comemos y bebemos varias veces al día.

 Pasamos por el baño por lo menos una vez al día y nos aplicamos muchos productos de higiene personal y cosméticos.

 Vamos a dormir cada noche, sin considerar la importancia de los hábitos y del ambiente del dormitorio.

 A menudo llevamos un estilo de vida trepidante, vivimos en modo piloto automático, basado más en el hacer que en el ser, y con mucho estrés.

Así pues, abordaremos las tres vías principales de exposición a agentes tóxicos: respirar, comer y realizar la higiene personal; y también hablaremos de dos vías que ponen en marcha los sistemas de regeneración del organismo: un descanso realmente reparador y un ritmo de vida más consciente, que nos ayudará a evitar el estrés crónico y a vivir más plenamente.

Con este enfoque tan práctico, Tu casa sana se presenta como una guía en la que encontrar claves que te acompañarán a la hora de empezar a realizar esos pequeños cambios de hábitos para, poco a poco, vivir en una casa más saludable, con menos tóxicos, adoptando un estilo de vida más consciente y en coherencia con hábitos que repercutirán en el cuidado tanto de tu cuerpo como de tu mente, la de los tuyos y la del planeta.

¡Vamos a diseñar en nuestra casa un entorno que promueva la salud!

¡Empezamos!


FRASES PARA ACTUAR

Damos forma a nuestras moradas, y luego son nuestras moradas las que nos dan forma a nosotros.

WINSTON CHURCHILL,

político y escritor, premio Nobel de Literatura, 1953

Tu casa sana

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