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ESCENA V BELEROFONTE, después la QUIMERA.

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BELEROFONTE.— Un traqueteo horrible estremece la cueva. Ya se siente cerca el ruido… ¡Qué bocanada ardiente! Me abrasa… Mi sangre se incendia… ¡Ya asoma… Dioses! El cielo se oscurece… ¡Ah! (La QUIMERA se arroja sobre BELEROFONTE, que vacila, pero se rehace, e introduce la espada por la boca del monstruo. Lucha breve. La QUIMERA exhala un rugido pavoroso de agonía).

BELEROFONTE.—¡La espada se derrite al ardor del hálito de la Quimera! ¡El metal quema sus entrañas!

(Cae la QUIMERA, expirante. Se retuerce y queda inmóvil).


La quimera

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