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INTRODUCCIÓN 1

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Quinto Ennio 2 (239-169 a.C.), el escritor más representativo y polifacético 3 del período preclásico y auténtico «padre» de la literatura latina —nadie como él fue capaz de acomodar en esta nuevos géneros y metros de origen griego—, plasmó, además, en su obra los fundamentos del espíritu nacional romano con contribuciones esenciales a la formación del pueblo al que sirvió y que lo acogió 4 . Extranjero en Roma 5 y cliente de poderosos personajes 6 supo, sin embargo, alzarse como un auténtico educador y sus libros se convirtieron, a pesar de las diferencias en la valoración que de ellos hizo la posteridad, en una referencia durante toda la historia de la literatura romana. En los tiempos en que ésta se encontraba en sus comienzos resulta impresionante su tarea de adaptador del mundo helenístico 7 .

La importancia de Ennio en las letras latinas fue permanente y muy profunda: entre otros, Cicerón le profesaba auténtica veneración 8 , mientras que Virgilio, al escribir la Eneida —y no solo en esta— le rindió constantemente homenaje al tomar de Anales temas y expresiones 9 y mostrar así su pietas de hijo poético hacia el padre Ennio.

Desgraciadamente, sus obras no han llegado hasta nuestros días: debieron de perderse ya al final de la Antigüedad. Lo que nos queda son las citas, de procedencia y naturaleza muy diversas, que otros escritores han incorporado a sus obras. Desde el Renacimiento, estudiosos de diversos países han tratado de reconstruir los libros de Ennio, recopilando y tratando de explicar el significado de todos los fragmentos disponibles. La extrema dificultad de la labor se ha visto compensada por la pericia y el trabajo de filólogos de varias generaciones, que han acabado erigiendo, con las sucesivas ediciones de Ennio, un extraordinario monumento de sabiduría y amor por la literatura. Sin duda es mucho lo que se ignora, pero también se puede extraer una idea bastante aproximada de lo que pudieron ser muchos pasajes. El resultado es, pues, un campo de ruinas, pero en el que se alzan aquí y allá restos que permiten vislumbrar los edificios primitivos y que atestiguan su belleza y grandiosidad. Y es que, pese al estado de los textos, se dejan ver en ellos vestigios de auténtica poesía 10 ; en medio de las más difíciles condiciones, puesto que se hallaba en pleno proceso de creación de una nueva tradición artística, Ennio fue un poeta de primer orden. Además, no se puede explicar la historia de la literatura latina y, en esa misma medida, de la europea, sin Ennio.

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