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LA TABLA
ОглавлениеLa tabla periódica de los elementos está considerada como una de las mejores clasificaciones que se han hecho en la historia de la ciencia. Las tablas que se utilizan actualmente en química son una versión mejorada de la que construyó Mendeléyev, en la que la disposición de los elementos tenía ya entonces una lógica interna. Los elementos que ocupaban una misma fila, al igual que los que compartían columnas, tenían propiedades comunes. Con el tiempo empezaron a aparecer discrepancias cuando los pesos atómicos de algunos elementos, como el berilio, el indio o el uranio, quedaron ubicados en lugares que no eran los que se esperaba. La respuesta de Mendeléyev ante este resultado fue tajante: «Esos pesos atómicos están mal calculados». El tiempo acabaría por darle la razón.
A mediados del siglo XIX todavía había muchos elementos por descubrir, lo que significaba que en la tabla quedaban huecos por rellenar. Los «cazadores» estaban al acecho de sus nuevas presas. Mendeléyev pudo ver en vida cómo el galio (1875), el escandio (1879) y el germanio (1886) ocupaban los huecos previstos en la tabla, según sus correspondientes pesos atómicos y preservando la periodicidad. Incluso cuando los gases nobles hicieron su aparición encajaron sin más problema en la última columna de la tabla.
Vivimos en un planeta que contiene casi la totalidad de los elementos de la tabla. Algunos compuestos como, por ejemplo, el sílice o el dióxido de carbono, se sintetizaron en la Tierra (sin nuestra intervención) y otros vinieron de fuera. Por ejemplo, el agua es de importación. Llegó a la Tierra en grandes contenedores (cometas y meteoritos). Por eso agua hay la que hay. Aunque tenga su propio ciclo de renovación, no vamos a fabricar más. En cambio, otros compuestos como el petróleo o el carbón, no se renuevan. Una vez se acaben se acabó1.
La construcción de seres vivos se lleva a cabo con muy pocos elementos del casillero: carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, azufre, sodio, potasio, fósforo (curiosamente la mayoría situados en la parte superior derecha de la tabla) y algún que otro elemento que, cuando interviene, lo hace en muy pequeñas proporciones.
Los elementos de la tabla son las piezas elementales con las que se construye la materia, lo que se puede «tocar». Pero hay que tener en cuenta que es necesaria la concurrencia de muchos, muchísimos átomos para poder tocar algo. No se puede tocar, por ejemplo, un átomo de hierro. Para que nuestros sentidos perciban algo de materia, aunque sea algo muy pequeño, debemos tener varios trillones de átomos juntos.
Hablo de tocar, porque es la forma más directa que tenemos de cerciorarnos de que algo existe como materia. Obviamente tenemos otros sentidos como el olfato, la vista o el gusto, que también nos permiten percibir objetos materiales.
Sabemos que la forma en cómo se unen las piezas en un juego de construcciones depende de la naturaleza de estas, de manera que vamos a tener que conocer, aunque sea de forma somera, cómo es la estructura de los átomos, ya que los elementos de la tabla están construidos a base de átomos.
1 Para ser más precisos, lo que sucede es que la formación de estos compuestos requiere de un tiempo que abarca eras geológicas que exceden con mucho nuestro tiempo de permanencia en la Tierra.