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LA NEGOCIACIÓN

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Cuando unimos átomos (elementos) de una misma casilla decimos que hemos construido una molécula. Cuando lo que hacemos es unir elementos de diferentes casillas decimos que hemos construido un compuesto. Por ejemplo, dos átomos de cloro (Cl) forman una molécula de cloro Cl2 y dos átomos de sodio (Na) una molécula de sodio Na2 (el subíndice 2 quiere decir precisamente eso, que son dos átomos). Cuando se unen moléculas de cloro y moléculas de sodio tenemos el compuesto ClNa, llamado cloruro sódico, la sal que le ponemos a la comida para darle un poco más de empuje.

Como ya expliqué antes, los electrones se distribuyen por capas siguiendo unas reglas fijas. Cuando un nivel está completo, los electrones pasan a rellenar el siguiente nivel (el número máximo de electrones que puede tener un nivel es 8). Y así, se van rellenando capas hasta que se acaban los electrones. Según esto, el único nivel que puede quedar incompleto es el último. Para que el último nivel esté completo necesita tener 8 electrones1.

Se considera, pues, que tener 8 electrones en el último nivel es haber alcanzado una configuración estable.

De manera que lo que hacen los átomos es negociar para conseguir el «octeto» en su última capa. ¿Y cómo se hace esto? Se puede hacer de varias formas, una de ellas es que un átomo ceda electrones y otro los capture. Por ejemplo, el átomo de sodio tiene un electrón en la última capa y el cloro 7. Si el sodio le cede su electrón al cloro, ambos átomos adquirirán una configuración estable de 8 electrones en su última capa.


Recordemos que los átomos tienen tantas cargas positivas (protones) como negativas (electrones) y que por lo tanto son neutros. Pero en el momento en el que un átomo ceda un electrón pasará a tener carga positiva (tendrá más protones que electrones). Y, por la misma razón, si capta un electrón quedará cargado negativamente. Este es el motivo por el que se añaden los signos positivo y negativo a los átomos de sodio y cloro respectivamente: Na+, Cl-. ¿Qué pasa entonces? Pues que estos átomos se atraen unos a otros formando lo que se llama una red cristalina de cloruro sódico, que son los diminutos cristales de sal que podemos observar en un salero.

La cesión de electrones no es la única forma que tienen los átomos de negociar. También pueden compartirlos, como es el caso del oxígeno y el carbono.

El oxígeno es un elemento que tiene 6 electrones en la última capa, de manera que le faltan 2 para adquirir la configuración estable. Y el carbono tiene 4, por lo que le faltan otros 4, para adquirir también dicha configuración.


El carbono necesita 4 electrones para completar la última capa y lo que hace es compartir dos electrones con dos átomos de oxígeno:


formando un compuesto que se simboliza como CO2, que recibe el nombre de dióxido de carbono y que se utiliza para muchas cosas, como los extintores o las bebidas carbónicas y que también es el responsable del efecto invernadero.

En química estas negociaciones reciben el nombre técnico de enlaces. Enlaces los hay de diferentes tipos. El ejemplo del cloro y el sodio era un enlace iónico y el segundo, el del carbono y oxígeno, un enlace covalente. Hay un tercer tipo de enlaces que son los llamados metálicos, que se caracterizan por dejar electrones libres merodeando entre los átomos, lo que hace que este tipo de moléculas sean buenas conductoras de la electricidad. Hay otros tipos de enlaces, como el de fuerzas de Van der Waals o el de puentes de hidrógeno, en los que no voy a entrar, ya que lo que me interesa resaltar aquí es la negociación que tiene lugar en la última capa de electrones.

Es obvio que en las relaciones humanas también hay diferentes niveles de negociación. Para formar parte de un club solo debes rellenar un impreso y pagar una cuota. Para elegir a la pareja con la que has decidido compartir parte de tu vida el nivel de detalle en la negociación debería ser bastante más alto. En cualquier caso, la negociación siempre tiene lugar en la capa más externa, ya que no tenemos un acceso directo (consciente) a las capas interiores. Cuando decimos que entre dos personas se ha establecido una relación muy profunda, lo que en realidad deberíamos decir es que se ha establecido una relación muy estable, con ciertas garantías de mantener el equilibrio durante un tiempo razonable.

En los grupos humanos el nivel de exigencia en la negociación disminuye conforme aumenta el número de sujetos que participan. Este es el motivo por el que la estabilidad de estos enlaces debe ser reforzada mediante algún tipo de fuerza externa. El individuo no establece enlaces con otros individuos del grupo, sino con el grupo entero como sujeto. Hay que tener en cuenta que el cociente intelectual de un grupo disminuye conforme aumenta el número de individuos en dicho grupo. Este es el motivo por el que el nivel de negociación de un grupo suele ser muy bajo, lo que explica la facilidad con que determinadas consignas, por simples que sean, influyen poderosamente en la dinámica del grupo.

¿Esto ha sido un inciso?

En toda regla.

Avísame cuando vayas a hacer otro.

¿Por qué?

Porque aprovecharía para pasar un momento por la tienda. Me he quedado sin cuarks.

Olvídalo. Ya te he dicho que no volveremos a la tienda. Además, ahora voy a hablar un rato del carbono y sé que te va a interesar, ya que es el elemento fundamental para la construcción de los seres vivos.

1 Debo advertir, para aquellos que deseen profundizar más en estas cuestiones, que la Química, ciencia experimental donde las haya, es el reino de las excepciones.

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