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Valía personal

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El poliamor pondrá a prueba tu resiliencia emocional. En lugar de construir murallas en torno a las emociones dolorosas como el miedo y los celos, deberás encontrar la manera de superarlos. Puede que experimentes más pérdidas: más relaciones significan más posibilidades de desengaños. Y puedes encontrarte con críticas: las más comunes son que te consideren un putón, que trivialicen tus relaciones, que te critiquen porque estás tratando mal a tus relaciones o porque estás descuidando a tus criaturas. Hablamos más sobre esto en el capítulo 25, pero lo que es importante aquí es desarrollar un sentido de la autoestima que te proteja de interiorizar esos corrosivos mensajes.

A veces oirás a personas poliamorosas decir cosas como: «No le des poder a otras personas para herirte». Pero eso ignora el sano impulso de buscar feedback en el mundo de nuestras percepciones. Incluso la persona más sana, cuando es rechazada persistentemente, se sentirá herida. El rechazo puede erosionar tu salud mental o tu habilidad para entablar intimidad. La única manera de mantener unos límites mentales sanos, de compensar el rechazo social y de valorar cuándo desvincularse es tener el autoconocimiento y la autoestima para dedicarse al autocuidado y la autoempatía. En otras palabras, dedicarse a conductas que te ayudarán a desarrollar una fuerte autoestima. Y sí, el sentimiento de valía personal también es algo que se practica.

LA HISTORIA DE EVE

La primera vez en mi vida adulta en la que recuerdo sentir que valía algo fue cuando tenía 36 años. Estaba con mi grupo de mujeres poliamorosas. Estábamos hablando de autoestima y cómo se conecta con nuestro sentimiento de pertenencia, el que tenemos cuando nos permitimos ser vulnerables y se nos acepta tal cual somos. Pero ser capaz de permitir esa vulnerabilidad requiere –ahí está lo complicado– tener sentido de la autoestima. Para conectar con otras personas, tenemos que confiar y creer que merecemos esa conexión.

Interiormente cada día me sentía más y más desconsolada. No sé cómo sentir mi propia valía. Finalmente pregunté: «¿Cómo comenzamos a creer en nuestra propia valía?». Las personas de mi grupo dijeron: «Bueno, quizá imagina cómo te sentirías teniendo autoestima y concéntrate en eso. Con el tiempo comenzarás a sentirlo como algo auténtico». Inspiré profundamente y admití algo que me daba mucho miedo y me hacía sentir muy vulnerable: «No sé qué se siente cuando tienes una alta autoestima». Me sorprendió lo mucho que me dolió decir esas palabras, admitir que el concepto de «autoestima» estaba mucho más alejado de mis experiencias personales de lo que nunca había podido imaginar.

Desgraciadamente, porque no sé cómo aprendí a imaginar mi propia valía, encuentro complicado dar consejos a otras personas. Sé que trabajé en ello. Leí, escribí en mi blog, me arriesgué con amistades compartiendo más cosas con ellas. Empecé a escribir un diario personal sobre las cosas por las que me sentía agradecida. Había completado recientemente un período de varios meses de intensa terapia, y el trabajo que había hecho ahí parecía empezar a arraigar. Pero la verdad es que no sé cuál fue el clic. Un día, simplemente, sentí que tenía autoestima.

Puesto que valorarme no surge en mí de manera natural, si no me esfuerzo en recordármelo, la sensación se desvanece y termino volviendo al agujero del miedo e inseguridad. Cuando me sucede, recuerdo que debo practicar y trabajo para volver a hacer el camino de vuelta.

La buena noticia es que una vez sabes cómo te sientes con autoestima, solo una, sabes que eres capaz de experimentarla, incluso cuando no la estás experimentando en este momento. El sentimiento de valía personal es fundamental para contrarrestar el modelo de escasez del amor y la vida. Si no creemos en nuestra propia valía, nos desempoderamos, incapaces de defender nuestras necesidades. No veremos ni aceptaremos el amor que realmente tenemos a nuestro alrededor en nuestras vidas. Se vuelve más complicado tratar bien a nuestras relaciones, porque no somos capaces de ver lo que aportamos a su vida. Y si no comprendemos nuestro valor para ellas, es más probable que alimentemos nuestros celos y miedo a la pérdida. Date cuenta de que las instituciones construidas sobre el modelo de escasez –demasiados puestos de trabajo, demasiadas familias– siempre inculcan la idea de poca valía.

Valía no es lo mismo que reconocimiento. El sentido de valía personal surge del interior, no de otra persona. Puede ser tentador buscar una mirada externa para obtener reconocimiento. Mirar a la persona con quien tienes una relación y pensar: «Me quiere, por lo tanto tengo cierto valor». Eso crea miedo en lugar de reducirlo, porque cuando nos basamos en cosas externas para sentir dignidad, tememos todavía más llegar a perderla. Al final, no podemos esperar hasta que veamos evidencias de nuestra valía para darnos permiso a creerlo. Comenzamos con ese acto de fe y creyendo que tenemos valía personal.

Nuestro sentido de valía personal –lo que en psicología se llamaría «autodiferenciación»– tiene un impacto inmenso en las relaciones. Si cometemos errores que hieren a otras personas, podemos decir «hice algo mal» en lugar de «soy una mala persona». Y si algo es nuestra culpa, eso también significa que tenemos el poder para cambiar el resultado.

La baja autoestima intentará protegerse a sí misma, a veces de maneras soterradas. Nos puede decir que si tenemos una autoestima alta, no conseguiríamos la atención y el tiempo de nuestras relaciones, porque no estamos en crisis. Una crisis emocional puede convertirse en una manera de conseguir que nuestras relaciones nos den lo que necesitamos. La solución a este problema es complicada pero una manera de empezar es mirar a la gente que tiene una autoestima alta y ver si sus necesidades se están cubriendo.

Si estás luchando por tener esa sensación de valía, encontrarás recursos al final de este libro. Si estás teniendo que luchar mucho, la ayuda profesional podría ser de gran ayuda, no solo en tus relaciones sino en todas las facetas de tu vida.

Más allá de la pareja

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