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La puesta en práctica de la seguridad
ОглавлениеLa inseguridad es tóxica. No puedes confiar en alguien que siempre temes perder. No puedes convertirte en miembro de una relación que crees que no te «mereces». Nunca podrás alcanzar la felicidad si no crees que eres suficiente para ella. Cuando sentimos inseguridad, nos puede impedir ver el amor que nuestras relaciones nos ofrecen, lo que nos puede hacer sentir aislamiento, lo que nos provocará más inseguridad, lo que nos impide todavía más ver el amor que nos están ofreciendo.
LA HISTORIA DE EVE
Siempre he sido profundamente insegura. No hace mucho, tuve una epifanía: es como imaginarse que cada persona arroja un círculo de luz a su alrededor. Esa luz es su cariño. La gente te deja acercarte a su luz, dependiendo de cuánto les gustas. En todas mis relaciones –personales y profesionales, románticas o de amistad– siempre me he sentido fuera de ese círculo de luz, siempre dudando de si dar un paso adelante, siempre pidiendo permiso para entrar. Y siempre sintiéndome un poco avergonzada de pedirlo, sin saber nunca si sería bienvenida.
Incluso con mis amistades más cercanas, nunca me he visto incluida en ese círculo, por lo que nunca pude sentirme simplemente tranquila y segura de que esa relación existía y que seguiría existiendo. Por decirlo de otra manera, siempre sentí que yo solo era la que lo pedía, nunca la que lo ofrecía, como si el tiempo que pasaba con las personas que me importaban fuera algo que les quitaba, no algo que me daban. Esta percepción causó que se terminaran al menos dos de mis relaciones, porque me hizo alejarme, para dejar de invertir en ellas: sentía que dedicarme a las relaciones con las personas que me importaban era una carga para ellas.
Tenía un amigo cercano en la universidad que, durante un año, pasó la mayoría del tiempo conmigo. Un fin de semana pasamos tres días haciendo senderismo en las Olympic Mountains. Recuerdo sentarme a su lado junto a la hoguera, sintiéndome insegura (por supuesto), preocupada de que quizá le estuviese sacando de quicio. Esa idea cruzaba mi mente, Espero que mi amigo no me odie. De repente me di cuenta de lo absurdo de esa idea: Si te odiase ¿por qué iba a pasarse tres días en las montañas contigo?
Hizo falta, oh, una década y media más para que entenderlo de esa manera se volviese algo normal para mí. Cuando tuve la epifanía de los círculos de luz, me di cuenta de que, en la mayoría de mis relaciones, había estado dentro del círculo todo el tiempo. Todo lo que me hacía falta para estar dentro era darme cuenta de que ya lo estaba. Me encontré con que, simplemente imaginando ese círculo, y que me incluía, cambiaban mis interacciones con las personas más cercanas a mí. Esa visualización ahora ya se ha convertido en algo habitual.
Franklin ha hablado con mucha gente que dice cosas como «soy una persona insegura», como si la inseguridad fuese algo con lo que naces. En realidad, es algo que puedes controlar. Esa «inseguridad» es algo que puedes, si quieres, decidir dejar de sentir. Creemos firmemente en la capacidad reafirmativa de poder decidir, y creemos que la gente a menudo se siente insegura porque toma decisiones, decenas de veces al día, que confirman y refuerzan su propia inseguridad.
Cambiar la idea que tienes de ti es doloroso e incómodo. Por esa razón mucha gente elige, sin que necesariamente sea consciente de haber hecho esa elección, mantener ideas destructivas sobre sí misma en lugar de enfrentarse a la incomodidad y miedo que provoca cambiar esas ideas.
La autoimagen, como tocar el piano, es algo en lo que mejoras practicando. Si tú practicas tu inseguridad (si aceptas pensamientos e ideas que destrozan el concepto que tienes de ti, si te pasas la noche en la cama pensando sobre las razones que hacen que no valgas nada o no seas suficiente), terminas volviéndote muy hábil en sentir inseguridad. Por otro lado, si practicas sentir seguridad (si rechazas pensamientos e ideas que destrozan el concepto que tienes de ti y aceptas ideas que lo refuerzan, si te pasas la noche en la cama pensando en las razones que te hacen especial y que le aportan algo a las personas en tu vida) entonces terminas volviéndote muy hábil para sentir una mayor autoestima y seguridad personal.
En la web de Franklin, la «Guía para convertirse en una persona segura» es uno de los textos más populares que ha escrito nunca. Este es el ejercicio en tres pasos que él ha encontrado increíblemente valioso para reforzar la seguridad personal:
Paso 1: Sé consciente de que puedes elegir. No pudiste elegir las experiencias del pasado, por supuesto (la gente que se reía de ti en el colegio, o tu ex que te dijo que no estabas a la altura) pero en este mismo momento puedes elegir si seguir creyéndoles o si cambias las ideas que tienes sobre ti. Lo más duro de cambiar tu propia imagen es darte cuenta de que puedes elegir. El resto es más fácil.
Paso 2. Actúa como una persona con seguridad en sí misma, incluso si no lo eres. «Aparenta ser algo hasta que llegues a serlo» es una estupenda estrategia personal. No puedes controlar tus sentimientos, pero puedes controlar tus actos. Controlas tu cuerpo: puedes elegir actuar con confianza aunque no te sientas así. Cuando te enfrentes a algo que te da miedo o te amenaza, piensa en qué decisión tomarías si sintieras esa seguridad interior… y decide hacer eso. Incluso si te aterroriza. Nadie se va a enterar. ¿Sientes inseguridad cuando ves cómo la persona con quien tienes una relación besa a otra de sus relaciones delante de ti? Inspira profundamente, piensa «siento inseguridad cuando veo esto, pero aun así quiero hacerlo» y permite que suceda. Actuar con seguridad va a dar la sensación de algo falso y forzado al principio, pero se volverá algo normal gradualmente.
Paso 3: Practica. Mejoras en algo cuando lo practicas. Una persona insegura se vuelve muy hábil para sentirse insegura porque practica todo el tiempo. Estás practicando para sentir inseguridad cuando recuerdas aquellos antiguos insultos en el colegio y te dices que son verdad. Practicas tu inseguridad cuando repasas las razones por las que no mereces estar con la persona con quien tienes una relación.
La gente segura practica a ser segura. Deja de pensar sobre esos viejos insultos: cuando te vengan a la mente, repítete: «No, son mentira, y decido no seguir creyéndolos». Cuando te encuentres pensando en todas las cosas malas que tienes, detente y piensa: «No, están equivocadas. Aquí está la lista de cosas buenas y atractivas que tengo». (A pesar de lo trillado que suena, escribir una lista de las cosas que te gustan de ti y llevarla en el bolsillo, ayuda.) Cuando te encuentres pensando sobre por qué la persona con quien tienes una relación no te desea o no debería hacerlo, detente y piensa: «No, eso no es cierto».
Practicar tu seguridad personal significa centrarte constantemente en tu mejor versión. Cada creencia sobre ti que decidas mantener, en cada momento, es un paso que te acerca o te aleja de la persona que quieres ser. Como dice la empresaria canadiense Lynn Robinson, «Nuestras propias creencias sobre cómo somos son todas inventadas. Así que es buena idea inventarse algunas creencias positivas».