Читать книгу Más allá de la pareja - Eve Rickert - Страница 42
Miedo a la pérdida
ОглавлениеAmamos a nuestras relaciones. En el mejor de los casos, estamos con nuestras relaciones porque nos hacen felices. Y darnos permiso para esa alegría interior nos hace vulnerables, porque la vida es impredecible. La felicidad viene acompañada del miedo a perder lo que nos hace felices. Para la mayoría, el tipo de vulnerabilidad que produce permitirnos sentir felicidad sincera y profunda da un poco de miedo. A alguna gente nos resulta aterradora, y nos protegemos de ese miedo no permitiéndonos nunca abrirnos del todo o insensibilizándonos a costa de imaginarnos las peores situaciones posibles. En otros casos, nos protegemos intentando controlar a las personas que tenemos a nuestro alrededor, para mantener a raya la posibilidad de perderlas.
Nuestra preocupación puede agravarse debido a la idea popular que dice que si no te destroza la idea de perder una de tus relaciones, significa que no la amas realmente. En realidad, el compromiso y el miedo a la pérdida solo tienen una relación indirecta. A menudo el miedo a la pérdida va más estrechamente ligado al miedo a la soledad que al compromiso con una de nuestras relaciones; en las relaciones monógamas, perder una relación significa quedarse a solas. Y paradójicamente, si deseas algo demasiado, el miedo a perderlo puede superar la alegría de tenerlo. Cuando sucede eso, nos aferramos a las cosas no porque nos hacen felices, sino porque la idea de perderlas nos hace sufrir. Tanto tenerlas como no tenerlas se convierten en fuentes de sufrimiento.
Todo esto es un poco irónico, porque la verdad es que lo perderemos todo. Cada una de nuestras relaciones, amistades, miembros de nuestra familia, todo lo que nos hace felices un día desaparecerá de nuestra vida, sea debido a la impredictibilidad y cambio propios de la vida, o por la inevitabilidad de la muerte. Por lo que tenemos dos opciones posibles: acoger y amar lo que tenemos y sentir felicidad todo lo profunda y plenamente que podamos aunque al final lo perdamos todo, o blindarnos, ser infelices… y que al final lo perdamos todo. Vivir en el miedo no evitará que perdamos lo que amamos, solo impedirá que lo disfrutemos.
¿Cuál es el antídoto de ese miedo? La gratitud. Da la bienvenida a las personas que se preocupan por ti y a las experiencias que compartís. Disfruta de ellas, demuestra gratitud por poder estar con ellas. Eve ha encontrado increíblemente útil escribir un diario dando gracias por todo lo que tiene y experimenta. Convertir la gratitud en una práctica activa nos sirve como un recordatorio constante de lo que tienes en tu vida. Sé consciente de que tienes la suerte de tener personas en tu vida con el poder de romperte el corazón porque eso significa que amas y te aman.