Читать книгу Vida campesina en el Magdalena Grande - Eliana Milena Toncel Mozo, Fabio Silva Vallejo - Страница 10
Pescadores y agricultores tradicionales de las riberas de los ríos y las áreas inundables
ОглавлениеEstos campesinos se diferencian de los anteriores en la medida en que combinan las actividades de la pesca y la agricultura para subsistir y solo en casos de extrema penuria trabajan como jornaleros en las fincas ganaderas. Han sido estudiados para la margen izquierda del río Magdalena por Fals Borda (2006) quien, como se anotó, los llama “pueblos anfibios”. En este sentido, las caracterizaciones hechas para la margen izquierda son igualmente válidas para la derecha. Sin embargo, hay una serie de materiales que recogen una base etnográfica con matices parecidos para el Magdalena Grande. Las principales referencias son las de Krogzemis (1967), quien describe la vida diaria, hacia mediados del siglo en la Ciénaga Grande de Santa Marta, como la de pueblos dedicados a la pesca y aislados de los demás por las grandes extensiones de agua de las zonas inundables.
Tal vez el principal trabajo es el de Mouton y Goldberg (1986), quienes recogen los comienzos del cambio propuesto por los programas del Desarrollo Rural Integrado (DRI), que buscaba hacer pasar a los campesinos de la producción para la subsistencia a la producción mecanizada para el mercado, especialmente con la yuca (manihot sculenta), el sorgo y el maíz para la alimentación de aves. En este análisis crítico se hacen evidentes las dificultades de los campesinos para asumir las actividades empresariales, no solo por la falta de formación técnica, sino también porque en los procesos productivos importaba más la subsistencia de las familias que la acumulación de capital.
En medio de estas dificultades —que se podrían llamar “técnicas”— aparece la violencia guerrillera y paramilitar, que estigmatizó y victimizó a los campesinos anfibios, siendo señalados como auxiliadores de los grupos paramilitares por las guerrillas y como auxiliadores de las guerrillas por los paramilitares y las fuerzas armadas en sus luchas antisubversivas.
El caso de estudio de las tierras comunitarias de “la Colorada”, en el corregimiento de Medialuna, jurisdicción del municipio de Pivijay, es esclarecedor de estos procesos de tecnificación del campesinado, habituado a producir para los mercados locales, pero que no había tenido experiencia con los productos comerciales (almidón extraído de la yuca para la industria). Finalmente, el programa del DRI fracasó estruendosamente, no solo por los problemas técnicos, sino especialmente por los problemas políticos que generó el uso de las zonas de pancoger comunitarias, de pastos y los playones, cuando las aguas de la Ciénaga Grande de Santa Marta bajaban, ya que empezaron a ser reclamadas por los ganaderos que necesitaban el agua y los pastos para el ganado.
Estos enfrentamientos tuvieron como combustible los procesos de paramilitarización de estas áreas inundables, abandonadas por las guerrillas hacia el año de 1990, entrando los campesinos del área en un proceso de confinamiento (Avella, 2002) que empieza a ser descrito por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) en los trabajos sobre Nueva Venecia, Santa Rita, La Avianca y otras comunidades que están siendo documentadas. Este campesinado anfibio, a pesar de haber sido completamente desplazado, es el que más ha tendido a volver a sus tierras después de la aprobación y puesta en aplicación de la Ley de Víctimas.
Teniendo en cuenta estos elementos, y para el desarrollo de este trabajo, hemos dividido el territorio en seis subregiones, las cuales —a partir de sus condiciones geográficas y culturales— nos permiten ver el complejo entramado de relaciones que han construido y constituyen al campesinado en la región del Magdalena Grande, en el Caribe colombiano.