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Cada cual, a su juego…

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Para empezar a redondear algunos conceptos básicos en los que todas deberíamos ponernos de acuerdo, la verdad es que el tiempo pasa, nuestras facciones cambian y, en la gran mayoría de los casos, nuestro peso también cambia. Por lo tanto, ese cabello que nos da marco a nuestra cara debería ir cambiando en cada etapa. La vida es dinámica y nosotras debemos acompañar también con nuestra imagen ese fenómeno natural. Las fijaciones son algo así como intentar tapar el sol con la mano. Pero bueno, siempre se debe hacer con un criterio que sea sólido y discreto, sino corremos el peligro de quedar hechas unas caricaturas de nosotras mismas.

En general, cada cinco o siete años, podemos evaluar cómo vamos cambiando. Nos pasaron cosas lo suficientemente importantes como para sentir que ya no somos las de antes. Tomá ese sentimiento como un buen indicador de qué es lo que está pasando en tu interior y a tu alrededor. Seguramente será un buen termómetro para hacer algo distinto con tu pelo. A veces, con sólo algunas sutilezas podés actualizar tu estilo.

Se buena contigo y, por favor, no te hagas un corte ultracorto tipo “pelito rapado” o carré con nuca despejada a no ser que:

 Tengas divinos 20 años.

 Tengas una cara perfecta, ninguna arruga y que no te importe que te den algún año de más.

 Si ya pasaste los 70, tenés razón, hacete lo que se te ocurra. ¡He dicho!

Si tenés cara pequeña y delgada, hacé un esfuerzo y no te pongas los cabellos pegados a las mejillas buscando dar volumen a tu rostro con más volumen de tu pelo… Estoy cansada de ver versiones rubias, rojizas, castañas y morenas al mejor estilo “melena de león” en las que (no importa si son bonitas o feas) las cabelleras pasan a ser el elemento más importante, los rasgos quedan escondidos y el resultado es poco elegante.

Si tus facciones son redondeadas, sé buena y en este caso, sí, acercá tu cabello a tu rostro. De esa manera, se sombreará más el contorno y dará una sensación de más pequeño. Pero cuidado que tu pelo no quede muy rizado, voluminoso o englobado con el corte, porque conseguirás el efecto contrario. Es decir, parecer algo así como un globo aerostático. En caso de necesidad de atarte el cabello, sólo hacelo para ir a tu clase de gimnasia, a no ser que tu intención sea convertirte en la representación latina de un tablao flamenco, ¡Olé!

Si tu rostro es más bien rectangular o alargado, una buena solución es acortar el largo con un interesante flequillo que puede ir desde uno discreto y peinado hacia el costado o entreabierto al medio, hasta uno tupido e importante representante del concepto. Eso sí, búscale la vuelta para que tus ojos se sigan viendo. No hay nada más desagradable que ser confundida con la hermana del Tío Cosa (espero que todas recuerden al emblemático personaje de Los Locos Adams).

Si tu cara es más triangular, es decir frente ancha y mentón pequeño, pues bien, los cortes carré un poco por debajo del mentón con puntas hacia adentro serán una opción espectacular. También unos buenos rizos en las puntas ayudarán a equilibrar el ovalo de tu cara.

Si tu frente es regular, tus pómulos también pero tu mentón es prominente, sin duda, el pelo más largo y lacio enmarcando el rostro será un excelente aliado.

Y si tenés arrugas, cara pequeña, extremadamente delgada, pero según desde el ángulo que se te vea es redondeada y también alargada y tenés cierta tendencia al ovalo en triángulo y para colmo un mentón heredado del tamaño de una carretilla. Por favor, hacé lo que puedas, pero hacelo. La verdad es que me quedé sin opciones…

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