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7. O TODOS O NINGUNO. LOS SOCIALISTAS ANTE LA GUERRA COLONIAL. LA CAPACIDAD DE ATRAER A «OBREROS INTELECTUALES» REPUBLICANOS

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La actitud de los socialistas ante la guerra de Cuba ayuda a entender el avance de la Agrupación Socialista almeriense a finales de 1897. Junto a los federales de Pi y Margall y algunos intelectuales, los socialistas fueron los únicos que se opusieron resueltamente a la guerra. Ante la campaña de exaltación nacionalista en los medios oficiales, los socialistas trataron de mostrar que la clase obrera no tenía nada que ganar en aquellos campos de batalla. En los primeros momentos de la guerra, el PSOE, poco informado e ignorando el contenido real de la lucha nacional cubana, se mantuvo en los límites estrechos de su denuncia de la guerra como expresión coyuntural de la esencia explotadora del capitalismo, que afectaba tanto a españoles como a cubanos.54

Los socialistas tomaron como base de su actuación la denuncia de la injusticia del servicio militar y la redención a metálico, pero no integraron a su política general la cuestión cubana. A partir del 96 reclamaron el fin de la guerra y «el regreso de los hijos del pueblo», e hicieron llamamientos a la clase obrera para que expresara su oposición a la guerra, que era concebida como un mal que debería haberse evitado, más que como el combate por una independencia necesaria. En realidad, los socialistas no llegaron a comprender hasta muy tarde el carácter nacional de la lucha cubana y, por tanto, no llegaron a mostrar su solidaridad con los rebeldes.

La actuación más decidida del PSOE respecto de la guerra de Cuba fue la campaña a favor del servicio militar obligatorio bajo el lema «O todos o ninguno», iniciada en septiembre del 97, coincidiendo con la subida al poder del Gobierno liberal de Sagasta. Reivindicaban que a Cuba fueran también los hijos de los ricos o que no fuese nadie; era una fórmula indirecta de pronunciarse por la paz inmediata, aunque tal vez no se atrevieran a plantear directamente ese objetivo y el abandono de las colonias por ser altamente impopular dada la euforia patriótica que vivía el país y la represión que se podría desencadenar sobre el partido. La campaña de mítines desarrollada bajo ese lema, aunque no logró suscitar la movilización de masas que probablemente se había buscado, tuvo buena acogida entre la clase trabajadora y sirvió al PSOE para ganar peso político en el país, salir de la marginación y hacerse reconocer como fuerza política representativa de los trabajadores. Los socialistas fueron, pues, la única fuerza política que pasó de la propaganda a la acción, aunque ésta siempre estuviese marcada por el legalismo.

En Almería sólo los socialistas constituyeron un punto de referencia distinto al resto de las fuerzas políticas55. Las demás, incluidos los republicanos, se dejaron llevar por el patrioterismo desencadenado especialmente durante la guerra con los norteamericanos. El 10 de octubre de 1897 realizaron un mitin en el Teatro Novedades para protestar contra el servicio militar y la redención a metálico. Al mitin asistió un número elevado de trabajadores y se llamó a los obreros a ingresar en el gran concierto social como único medio de terminar las guerras y asegurar la paz en el mundo. Tuvo como resultado un sensible aumento en las filas del socialismo almeriense, pues, según hace notar el corresponsal de El Socialista, «muchos compañeros, convencidos de que verdaderamente nuestro partido es el que defiende con celo los intereses y los derechos de los trabajadores, han ingresado en él».56

Tras la guerra hispano-norteamericana el enfoque regeneracionista y sobre todo el diagnóstico que Costa hacía de los males de España habían empezado a sacar al republicanismo español de las discusiones doctrinales estériles y le estimularon a debatir política concreta. Pero la evolución del republicanismo no fue uniforme, ni se dio al mismo tiempo en todo el país. En Almería, los principales dirigentes republicanos, hasta finales de 1901 y mediados de 1902, estuvieron dedicados más a sus tareas profesionales y a sus aficiones artístico-literarias que al relanzamiento de la actividad republicana. Otros, en cambio, siguieron la actividad política en las filas del socialismo. Entre estos últimos, los más destacados fueron Tomás Alonso, que ingresó en la Agrupación Socialista en 1899, y el joven germinalista Antonio Marín Durán, que pasó a la filas del socialismo en 1901. Ambos fueron presidentes de la Federación Local de Sociedades Obreras e indudablemente su vinculación al socialismo supuso un importante refuerzo para la Agrupación Socialista, al tiempo que significaba la entrada de intelectuales —obreros intelectuales en frase de los socialistas— por vez primera en el PSOE local. Los dos, en sus cartas al Comité Nacional del Partido, hacían referencia a su trayectoria por el republicanismo, a los desatinos de éste o al estrecho marco ideológico y político en que se movía.

El Socialista dio la bienvenida a Tomás Alonso de la siguiente manera: «nos alegramos de su venida a nuestro campo, tanto por contar con un compañero más, como porque siendo el Sr. Alonso un obrero intelectual, contribuirá bastante a la difusión de las doctrinas socialistas y a la organización del proletariado».57 Una vez en el PSOE, redactó el Reglamento de la Federación Local de Sociedades Obreras, fue su primer presidente, representó a la sociedad de albañiles 1º de mayo, y más tarde, cuando se constituyó la Junta Local de Reformas Sociales, fue elegido secretario por unanimidad de los patronos y obreros. Escribió muy diversos artículos sobre «cuestiones obreras», en El Radical.58 Constituyó una de figuras claves del movimiento societario de estos años pues no hubo mitin en el que no interviniera, medió entre patronos y obreros, con las autoridades en los momentos de huelgas, impulsó la creación del Centro Obrero, etc. Políticamente fue partidario de la alianza de socialistas con los republicanos, y así lo hizo valer en 1903 cuando la agrupación votó si se hacía o no una alianza electoral con los republicanos a escala nacional a petición de la Agrupación socialista madrileña. La negativa de la Agrupación de Almería y del PSOE en general a la colaboración con los republicanos le hizo apartarse de la primera fila del «combate partidario», aunque siguió considerándose socialista, intervino junto a Pablo Iglesias en el mitin que éste dio con motivo de su visita a Almería en 1904 y siguió participando en la Federación Local de Sociedades Obreras y en la Junta de Reformas Sociales.

Antonio Marín Durán, hijo del republicano federal Antonio Marín García, ingresó en la Agrupación socialista dos años y medio después que Tomás Alonso. Era un joven estudiante en Madrid cuando se vinculó a las ideas de la Agrupación Republicano-Socialista Germinal que encabezaba Nicolás Salmerón García, hijo del que fuera presidente del Poder Ejecutivo de la I República. La actividad desplegada por los socialistas almerienses entre 1899 y 1901 hicieron mella en el espíritu inquieto y revolucionario de aquel joven que hizo su primera intervención en un acto público en el mitin en pro de la revisión de los procesos de Montjuic, en julio de 1899, representando a los jóvenes germinalistas almerienses. Desde entonces no dejó de frecuentar la barbería de la Almedina, participar en sus debates y admirar a los dirigentes socialistas como Antonio Hernández Clemente, con cuya hija terminó casándose. Ingresó en el PSOE en mayo de 1901, a los 22 años. Se vinculó a la sociedad de panaderos La Igualitaria, una de las más combativas en estos años, a la que representó en la Federación Local de Sociedades Obreras y en la Junta Local de Reformas Sociales. Fue presidente de la Federación en 1902 en los momentos de mayor movimiento huelguístico. Combatió con sus escritos desde El Socialista a los republicanos y a los pocos anarquistas que había en la ciudad. Desempeñó un papel destacado en la reorganización de la Agrupación Socialista desde octubre de 1902 y fue el corresponsal de El Socialista en 1902, 1903 y 1904. Colaboró en la formación de la sociedad de obreros del campo La Aurora y participó en la campaña de propaganda socialista por los pueblos del Bajo Andarax y las barriadas de Almería en 1904 y 1905. A partir de esas fechas se le pierde el rastro y lo volveremos a encontrar de nuevo al principio de la II República representando a la Agrupación Socialista en el comité electoral republicano-socialista para las elecciones del 31 de mayo de 1931.59

El socialismo y la cuestión obrera

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