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2. LA CRISIS DE 1905, EL FIN DE LA ETAPA DE EXPANSIÓN
ОглавлениеLa larga sequía que se inicia en el año 1905, viene a acentuar los desequilibrios de la crisis de final de siglo, la falta de lluvias hizo que los campos se secaran y los animales no tuvieran que beber al secarse también las fuentes. En estas condiciones, el problema de los trabajadores del campo se acrecentó, obligados a estar en paro durante siete u ocho meses al año sin recibir jornal.
La prensa se hace eco de esta situación, y en La Crónica Meridional se informa de que el día 4 de abril un grupo de 100 obreros del municipio de Tabernas se dirigió al Ayuntamiento en demanda de socorros o de trabajos. El Ayuntamiento no podía hacer nada por ellos, solo reunir a los propietarios para pedirles que ofrecieran trabajo, la única solución era ir al monte a recoger esparto.6
En otras localidades como la de Níjar, 2.000 obreros se manifiestan frente al Ayuntamiento para pedir al alcalde que gestione ayudas ante el Gobierno, y en Uleila del Campo una manifestación recorre el pueblo pidiendo pan y trabajo.7
Estos son solo ejemplos de lo que ocurría en la totalidad de las localidades de la provincia. Por todos lados los obreros se veían hostigados por el hambre sin otro remedio que pedir a las autoridades ayuda para paliar esta situación de pobreza.
La Agrupación Socialista de Almería comienza una campaña en pro del abaratamiento de los bienes de subsistencia, con ella se trata de movilizar a los elementos obreros hacia una causa de máximo interés para ellos. Así que en julio de 1905 se celebra un mitin en el teatro Variedades de la capital, y Tomás Alonso tomará la palabra para criticar la pasividad del Gobierno para dar solución a la crisis que reina en toda España.8
Desesperados, sin encontrar ningún tipo de ayuda en las localidades donde vivían, la única salida era la emigración. Muchos eran los barcos que salían del puerto de Almería y se dirigían a diferentes destinos, la mayoría a países sudamericanos. En ellos viajaban multitud de hombres y mujeres en busca de un destino mejor.
La consecuencia más inmediata que tuvo esta emigración masiva sobre el asociacionismo obrero, fue la desaparición de muchas entidades vinculadas al PSOE y a la UGT. Así lo reconoce el sindicato en su órgano de prensa, La Unión Obrera, cuando afirma que el descenso de afiliación se debe a «la crisis industrial y agrícola». En marzo de 1906, y según esta publicación, sólo había tres sociedades en la provincia adheridas a la UGT: Obreros de Hierro en la capital, los canteros de Macael y los mineros de Gérgal.9
Era habitual que en épocas de crisis los obreros no pudieran pagar las cuotas y por lo tanto las sociedades desaparecían. Aquellas que lograban mantenerse no podían pagar las mensualidades al comité nacional, y tenían que darse de baja de la UGT.
A pesar de esta crisis, que es generalizada en Andalucía, los socialistas mantienen su lucha, y al frente de la Federación Provincial de Sociedades Obreras, comienzan su expansión por la provincia con una serie de viajes de propaganda llevados a cabo por su presidente, Francisco Ruiz Ruano, y el secretario de la misma Pedro Ortuño, que a finales de 1906 se dirigen a las cuencas mineras y animan a los obreros a crear sociedades de resistencia.
Fruto de estas «excursiones de propaganda» como fue calificado por la prensa de la época, será la creación de tres importantes sociedades socialistas: El porvenir del minero y El trabajo, en Serón; y La buena fe en la localidad de Cuevas.
El diario El Radical saludaba así a la iniciativa de estos dirigentes:
«Este ejemplo debe imitarse por las masas obreras de la provincia, constituyendo sociedades de la índole que «El Porvenir», por medio de la unión de todos, al objeto de que puedan alcanzar un día aquellas mejoras que para la necesidad de la vida son necesarias (…) muy reconocidos quedan a los comisionados los obreros de Bacares, a los cuales aconsejan que siempre que la ocasión se les presente propicia demuestren a sus verdugos y explotadores lo que son, lo que valen y lo que representan dentro del lugar que ocupan como primeros factores de vida de los pueblos».10
La consolidación de la Agrupación se va produciendo poco a poco en estos años, tanto en el ámbito sindical como político, la reactivación de las sociedades obreras de resistencia posibilitan la existencia de un buen campo de abono para la penetración de las ideas socialistas. En cuanto a lo político, el acuerdo de la conjunción republicano-socialista de 1909, recibida no igual de bien por todos los afiliados, se tradujo en un notable incremento en el número de electores, aunque no sabemos muy bien si también afectó a la militancia.
El progreso de la agrupación se deja notar en el número de sociedades adheridas a la UGT en 1908. Ascienden a cinco, dos de ellas en la capital: la de barrileros y la de los alpargateros; y tres en la provincia: Oficios Varios de Alhama, los mineros de Gérgal y los canteros de Macael.11 También hay algunas sociedades, que aunque no están adheridas al sindicato, sí se muestran cercanas al partido, como son los obreros esparteros de la ciudad, o las que agrupan a los obreros del puerto. La afiliación ascendía a un total de 762 obreros.
La Agrupación de la capital se mantiene a pesar de todo, y en 1908 tiene lugar una renovación de la junta directiva. La mayor parte de esta nueva dirección será ocupada por obreros procedentes de la sociedad El Progreso que agrupa a los barrileros. El nuevo presidente será Manuel Garrido Martínez, el secretario Juan Cabrerizo Torres; el tesorero Antonio Manzano Romera; y los vocales Mariano Vizcaíno y Raimundo Rivero Romero.12 Sin duda esta sociedad de obreros se había convertido en una de las más importantes y que contaba con mayor número de socios, aunque su incorporación a las filas socialistas era muy reciente, en el verano de 1907.13
Además, algunos de los miembros de esta directiva formarán parte también de las Juventudes Socialistas, como Juan Cabrerizo, elegido presidente; y Antonio Manzano Romera, tesorero.14
Se cierra así un ciclo de lenta expansión, y aunque la militancia no era muy numerosa, era capaz de promover acciones en las que había una gran participación. Por ello, pese a la decadencia societaria entre 1905 y 1908, se habían creado organizaciones socialistas en muchos lugares.
Una prueba de esta capacidad de movilización del Partido Socialista la tenemos en los mítines que se llevan a cabo para reclamar del Gobierno la promulgación de una ley que sirva para mejorar el estado de los mineros y aliviar su situación precaria.
Hasta ese momento el descontento mostrado por los trabajadores de las diferentes cuencas mineras no había tenido eco en los discursos de Pablo Iglesias en el Congreso, a partir de ahora las denuncias del líder socialista sobre los abusos que se comenten en las minas serán una constante.
En apoyo a esta campaña se celebra en Almería una gran velada a favor de los obreros mineros. Tiene lugar en el Centro Obrero de la calle de Las Cruces el día 31 de enero de 1909.
El salón del Centro se hallaba engalanado para la ocasión, todas las banderas de las sociedades que tenían allí su domicilio social estaban dispuestas tras la tribuna de oradores. La presidencia la ocupó Mariano Vizcaíno y junto a él se sentaron Juan Cabrerizo, José Baeza (vocal del Centro Obrero), Antonio Espinar (de la sociedad Arte de Imprimir), Juan Nieto Urrutia (de la sociedad El Progreso), Manuel Pérez (republicano de la sociedad Hierros y Metales), Miguel Cruz (presidente de la Casas del Pueblo y del Centro Obrero), Andrés Godoy, Ricardo Sánchez (Contador del Centro Obrero), Agustín Úbeda (de la sociedad Oficios Varios), Francisco López (de la sociedad La Igualitaria), Manuel Pérez García (Unión Republicana) y Tomás Alonso.
Entre todos los que tomaron la palabra había dos mineros: Francisco López y José López, ambos insisten en la supresión del trabajo de los niños y describen el régimen de vida que llevan, las horas de trabajo y la escasez de su comida.
El acto terminó con unas conclusiones consistentes en solicitar al Gobierno la jornada de 8 horas y un salario mínimo de 3,50 ptas., así como el cumplimiento de las leyes sobre economato o cantinas obligatorias, creación de hospitales en las zonas mineras y supresión del trabajo de las mujeres y los niños.15
También en las zonas mineras se celebran mítines. Uno en el Centro Obrero de Gérgal al que asisten más de 400 personas; y otro en Serón donde concurrieron más de 800 trabajadores. En ambos se criticó la conducta de las empresas y de los gobiernos y se votaron las conclusiones aprobadas en Almería.16