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8. EL IMPULSO SOCIETARIO Y LA SEGUNDA VISITA DE PABLO IGLESIAS (1899-1900)

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El fortalecimiento de la Agrupación Socialista y la afiliación de Tomás Alonso y otros republicanos tras guerra hispano-norteamericana fue sin duda determinante para que el societarismo almeriense recibiera un nuevo y significativo impulso hasta esos momentos desconocido en la historia del movimiento obrero provincial.

Al calor de la nueva situación, la Agrupación inició una campaña propagandística en la que participaron Tomás Alonso, Francisco Godoy, Manuel Garrido y Juan Medina entre otros. Estuvo destinada a difundir las ideas socialistas e instar a los obreros a organizarse en sociedades de resistencia. La campaña dio resultado. En febrero de 1899 la sociedad La Unión Terrestre de trabajadores portuarios incrementó su número de socios, la sociedad de barrileros terminó de reorganizarse, se iniciaron los trabajos para impulsar a los carpinteros en sociedad de resistencia y se constituyó La Constancia, sociedad de resistencia del gremio de Esparteros (rastrilleros, hileros y penseros). En marzo se reorganizaron los panaderos; en el mes de abril lo hicieron los alpargateros con el nombre de La Luz y se constituía definitivamente la sociedad de panaderos bajo el nombre de La Igualitaria: «Si como es de esperar —escribía Tomas Alonso—, secundan la iniciativa los demás gremios, pronto podremos decir que el obrero de Almería nace a la vida social y política rompiendo la pesada costra de la burguesía que le subyugaba, a impulso del fuego vivificador de la idea socialista, mecido por el aura suave del espíritu de solidaridad y reverdecido por el copioso sudor de su frente».60

La Agrupación Socialista y las sociedades obreras celebraron con un mitin en el Teatro Apolo el 1º de mayo con una asistencia muy numerosa y continuó el impulso de creación de sociedades en los meses siguientes61. De este modo, a principios de mayo se constituían definitivamente los albañiles en sociedad de resistencia bajo el título Primero de mayo, eligiendo presidente a Tomás Alonso, los esparteros lanzaban la huelga por aumentos salariales, Matrícula Unida, sociedad de obreros del puerto, celebraba su primer aniversario como sociedad con cerca de 800 asociados y las directivas de las siete sociedades obreras organizadas acordaron por unanimidad poner en marcha la Federación Local de Sociedades Obreras, nombrando provisionalmente a Tomás Alonso como presidente, Mariano Pérez como secretario —era presidente de la Agrupación— y José Gómez de Matrícula Unida como vocal.62. La Federación quedó definitivamente constituida en junio de 1899 con unos 3.036 obreros federados63.

Mientras que la Federación se dotaba de un Centro Obrero propio, la barbería de la Almedina sirvió de sede para varias sociedades, incluida la Agrupación Socialista, y de lugar de encuentro abierto para los dirigentes societarios. Allí se leía la prensa, se preparaban reuniones, veladas, mítines, se hablaba de los problemas de los obreros y de la «emancipación» social. Lugar más distendido que el local propio de las sociedades, acudían a ella los dirigentes republicanos más radicales, y, en su modestia, cubrió de una manera embrionaria el espacio de lo que más tarde ocuparon los casinos obreros y las casas del pueblo. El cariño y respeto despertado entre las sociedades obreras por el barbero Antonio Hernández Clemente se puso de relieve cuando en noviembre de 1901 fallecía de sobreparto su mujer Dolores Guerrero Baeza. Cerca de dos mil trabajadores dejaron el trabajo para darle su último adiós. Las sociedades llevaron coronas de flores, la banda municipal acompañó el cortejo fúnebre.64 Meses más tarde, la Federación convocó a todas sociedades y a los obreros a una gran manifestación para colocar la lápida que la sociedad de canteros había labrado para su tumba.65 Aquella mujer había sabido granjearse el cariño de los obreros, ocupaba un espacio propio, participaba en las discusiones de los dirigentes obreros, era una lectora empedernida de libros y periódicos y su nombre «salía de los labios de los trabajadores conscientes con el respeto y el cariño que puede merecer una hermana o una madre».

El año 1900 nació con la entrada de nuevos militantes y la reelección de un nuevo comité de la Agrupación Socialista con Mariano Vizcaíno de presidente y Antonio Hernández Clemente como tesorero-contador.66 El 1º de mayo de aquel año el paro fue general entre los obreros de la capital. Nadie acudió a trabajar. Los vapores fondeados en el puerto no pudieron llevar a cabo sus operaciones de carga y descarga porque ni un solo trabajador asistió a sus habituales tareas.67 Donde sí acudieron en masa fue al meeting organizado por la Agrupación Socialista y varias sociedades obreras en el teatro Apolo. En esta ocasión un orfeón, organizado por la sociedad de Oficios Varios, se sumaba a la fiesta obrera cantando himnos al inicio y al final del acto. Por primera vez aparece en Almería la figura del orfeón obrero, algo tan común en Francia y que sin embargo era casi insignificante en el mundo del trabajo en la España de esos años. Fue un acto especialmente socialista porque allí se habló de los objetivos que guiaban al socialismo y hablaron sus líderes conocidos.68 La celebración del 1º de mayo se había terminado por imponer en la ciudad y ya formaba parte de las efemérides de las capas populares a finales de siglo XIX. Se había producido la fusión del mito fundacional con el ritual. Y unidos ambos desempeñaron funciones decisivas en la configuración de la identidad obrera.

Pablo Iglesias realizó su segunda visita de propaganda a Almería en el mes de junio de 1900. Estuvo cuatro días e intervino en un mitin en el frontón Jai-Alai y en las diferentes veladas que se celebraron en el local de Matricula Unida, en las sociedades de albañiles y barrileros y en la barbería de la Almedina. El líder socialista planteó en sus intervenciones que la realización del socialismo era posible porque se encarnaba en la realidad. Se había pasado de un socialismo «teórico y peculiar de un puñado de pensadores, sin masas que los secundasen» a un socialismo en conexión con la realidad y con seguidores.69 La prensa trató bien la segunda visita de Pablo Iglesias a Almería. La Crónica Meridional ensalzaba la figura de Pablo Iglesias calificándolo de «apóstol», término que la literatura hagiográfica pronto acuñaría para definir al líder socialista. El inicio del suelto del diario almeriense podría inscribirse ya en ese tipo de literatura cuando señala:

El compañero Iglesias (D. Pablo Iglesias ha de llamársele porque si alguna «burguesía» puede aceptarse es la burguesía de la honradez, la «burguesía» del talento, el «privilegio» (así le queremos llamar) o mejor dicho, la justicia con que la naturaleza distingue a los apóstoles de una idea, es un «Don» que nadie puede regatear) con su palabra persuasiva, al alcance de todas las inteligencias, derramó hilos de luz, sutiles, discretos, llenos de sana doctrina, bienhechores, porque en aquella sencilla peroración, desprovista de las ampulosidades y hojarasca a que nos tienen acostumbrados los oradores de relumbrón, lo práctico, lo verdadero, fue lo que el compañero Iglesias expuso ante una concurrencia de obreros donde suplía a la «calidad» el corazón siempre dispuesto para desenvolverse en el bien, que posee este obrero español…70

La visita del líder socialista reforzó las posiciones de los dirigentes socialistas en la Federación y todo el movimiento societario cobró nuevo impulso en la capital. Nuevas sociedades como la de los barberos se organizaron y pidieron la supresión del trabajo los domingos por la tarde y los mineros de Sierra Almagrera empezaron a organizarse en sociedades de resistencia.71 La Junta local de Reformas Sociales se constituyó en la capital en julio de 1900 ocupando las cinco vocalías obreras conocidos militantes socialistas como Tomás Alonso, Antonio Marín, Juan Ruescas, Francisco Ruiz Ruano y el mecánico Abadía. El nombramiento por aclamación de Tomás Alonso como secretario de la misma era una deferencia personal a su labor entre los obreros, pero a su vez un reconocimiento por parte de las autoridades de la influencia del socialismo entre la clase trabajadora almeriense.

El socialismo y la cuestión obrera

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