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LA CULTURA DE LA POSMODERNIDAD11


Lo que Gianni Vattimo, Jean-François Lyotard o Gilles Lipovetsky llaman “la condición posmoderna” comenzó a gestarse en la actual civilización europea desde poco después de terminada la Segunda Guerra Mundial y hoy es ya la cultura predominante en occidente. Vino a sustituir a la cultura moderna nacida durante la Edad Media y consolidada durante los siglos XV al XIX, época durante la que se habían construido los principios sobre los que esta descansaba: la tradición clásica y las creencias religiosas de raíz judeocristiana. Durante todos estos siglos la fe y la razón fueron los principios sobre los que discurrió la cultura occidental, dos formas de conocimiento basadas una en la revelación y la otra en la inteligencia.

A través de la razón, la Ilustración va a introducir en el siglo XVIII un componente secularizador en los valores cristianos de la modernidad. Provoca una primera ruptura con la antropología religiosa al sustituir el concepto del pecado por el de error. Para los ilustrados el mal deriva de la ignorancia de personas e instituciones. Para subsanar el error, el instrumento sería la razón.

Durante el siglo XIX esta cultura alcanzó su culminación con los avances de la ciencia y la técnica y con los logros de la revolución industrial. Va a ser el romanticismo el que se enfrente a la hegemonía racionalista de los ilustrados a través de la exaltación de lo emotivo, lo sentimental (lo irracional) del ser humano, un enfrentamiento que van a reforzar las ideas de Nietzsche, Marx y Freud en el siglo XX, autores que plantean la primera gran crisis de la cultura de la modernidad. Posteriormente, los totalitarismos nazi y fascista y las dos guerras mundiales van a resolver esta crisis rompiendo con las raíces clásicas y judeocristianas de la modernidad y dando lugar al nacimiento de la cultura posmoderna. El crecimiento económico que alumbró la sociedad del bienestar, el desarrollo de los medios de comunicación de masas que propició la democratización del consumo de ideas, y el protagonismo de una nueva generación de jóvenes que rechazaba los valores heredados fueron los protagonistas principales de este cambio de paradigma cultural.

Este es a grandes rasgos el recorrido que va de la modernidad a la posmodernidad, que Manuel Bustos resume en su ensayo La paradoja posmoderna. Génesis y características de la cultura actual (Ed. Encuentro). El profesor Bustos, catedrático de Historia Moderna, aborda aquí la crítica a la posmodernidad advirtiendo de los peligros que supone la deriva de una cultura que prescinde, entre otros valores, del sentido de la Historia y del componente de trascendencia que tenía la vida en la cultura de la modernidad. En cuanto al abandono de los valores de la tradición cultural de occidente, se critica aquí su sustitución por culturas ajenas idealizadas no siempre de manera sincera, ya que «solo unos pocos no dudarían en abandonar las conquistas de la cultura occidental de que disfrutan para adoptar los modos de vida ajenos».

LA MUERTE DE DIOS

En cuanto al abandono de la idea de trascendencia, la línea argumental de este ensayo es la de la crítica a la nueva cultura posmoderna por haber sustituido el cristianismo por una variedad de religiones sincretistas que obtienen en el supermercado de las religiones aquello que mejor se adapta a sus circunstancias. O por la apostasía, verdadera novedad, esta, de la cultura posmoderna. Así, la angustia que provoca la “muerte de Dios” se trataría de superar con el hiperconsumo, la cronolatría (la adoración por lo último), y la ocupación del tiempo, dedicaciones que dejan cada vez menos espacio a la reflexión y al silencio. El objetivo último de la cultura posmoderna sería el de acostumbrarse a vivir sin traumas la ausencia de Dios.

11 Originalmente publicado el 3 de julio del 2010.

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