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Ritual
ОглавлениеLa casa es el lugar de los rituales. Cuando iba a tener un bebé, y empezaba a hacerme a la idea del servicio de cocinar todos los días, leí el libro de una mujer que me facilitó la idea. Decía: tomalo como un ritual. Igual vinieron, inevitables, los motivos de discusión matrimonial por quién dedica su parte creativa del cerebro a la miserable frase: ¿qué comemos hoy?
En esta consigna nos salvamos de la obligación aplastante porque convertimos en escritura de ritual eso que muchas veces nos pesa. Quizá sientas liviandad al doblar la ropa y guardarla prolijamente. O prefieras dedicarte a contar el ritual menos pesado de hacerte un mate. Tareas domésticas ineludibles o placeres en la casa –regar las plantas, el cuerpo, los platos, vos dirás– se transforman con esta consigna en una detallada secuencia de acciones en las que prestás muchísima atención. Los sentidos se ponen alerta para sacar su tajada y degustar los instantes.
Como en muchas consignas, también podés hacer una serie de rituales. Varios textos breves en torno a una lista que hagas, según tus preferencias. Si tuviera que elegir yo, pondría: sacar la ropa seca, lista, limpia; levantar las persianas y abrir ventanas para dar comienzo al día, dormir la siesta, picar verduras para una comida con ganas, un sahumo… ciertas tardes de budín.