Читать книгу El síndrome del trabajador quemado (o burnout): dimensión jurídica laboral, preventiva y de seguridad social.(DÚO e-Pub) (No Activiti) - Guillermo García González - Страница 6

II. La dinámica del burnout y su consideración como proceso

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El síndrome de burnout supone un deterioro progresivo que no afecta en la misma medida a unos trabajadores que a otros, incluso desempeñando la misma actividad laboral. Diferentes factores personales intervienen en el nivel de la gravedad del síndrome: factores de personalidad, capacidad de adaptación, gestión emocional o control de impulsos, entre otros. Por ello, diversos estudios han desarrollado el proceso de burnout, describiendo las diferentes fases con el objetivo de que uno mismo pueda identificarlas y aplicar estrategias preventivas para poder afrontarlas adecuadamente. A medida que avanzan las fases, el cuerpo envía señales a las que debe prestarse mayor atención para poder identificarlas y poder intervenir lo más pronto posible.

Siguiendo en este punto a Edelwich y Brodsky, y como se ha anticipado con anterioridad, el burnout es una pérdida progresiva de ilusión, un proceso de desencanto hacia el trabajo que se desarrolla en etapas hasta llegar al límite del agotamiento emocional, desembocando en una situación de incapacidad laboral frecuentemente y requiriendo tratamiento terapéutico para su resolución. Además, este proceso es cíclico, pudiendo darse en diferentes momentos de la vida laboral del profesional, con independencia de que haya habido un cambio de trabajo. De acuerdo con los referidos autores, las fases del proceso del burnout son las siguientes15:

• Fase de entusiasmo. En un primer momento el trabajador manifiesta un gran interés, ilusión y expectativas irreales hacia el trabajo y las funciones que va a desempeñar. De manera voluntaria, el trabajador se implica excesivamente y aporta un elevado nivel de energía para desarrollar sus tareas, lo que produce que sus expectativas iniciales no lleguen a realizarse a causa de la sobrecarga laboral que voluntariamente asume el trabajador. No llega a reconocer sus límites, tanto internos como externos, lo que repercute directamente en el incumplimiento de sus objetivos, provocando síntomas como falta de concentración, frustración y desilusión.

• Fase de estancamiento. La segunda etapa se caracteriza por un periodo de estancamiento producido por no alcanzar los objetivos laborales. En esta fase el trabajador se empieza a concienciar del desgaste personal que esta situación le supone. El profesional aún realiza su trabajo, pero ya no constituye un aspecto central de su vida. Comienza a darse cuenta de que el fruto del trabajo desempeñado no es proporcional al sobreesfuerzo necesario para realizarlo y de que el tiempo dedicado y el esfuerzo que realiza no le permiten alcanzar el resultado positivo esperado. También surge en el trabajador el cuestionamiento del valor de las contraprestaciones recibidas por el trabajo realizado. A partir de este cuestionamiento y toma de conciencia aparece el estrés, acompañado de cansancio, insomnio e irritabilidad.

• Fase de frustración. En esta fase, la frustración llevará al trabajador a paralizar sus tareas laborales poco a poco, lo que irá abocando al profesional a un estado de apatía y de falta de interés por cualquier actividad, aspecto que se materializará plenamente en la última fase. Aparecen dudas acerca del valor del trabajo en general, percibiéndose obstáculos por parte de los demás, como la burocracia o la falta de reconocimiento, que parecen impedir alcanzar sus logros al trabajador, a pesar del gran esfuerzo personal que este realiza. En esta fase se desarrollan desequilibrios emocionales, conductuales y físicos que abocan al individuo a la etapa final, sin que reaccione para cambiar su estado de ánimo y poder gestionar esta situación y sus síntomas asociados.

• Fase de apatía. Esta última fase viene caracterizada por un desinterés total por el trabajo, reduciendo el trabajador su desempeño al mínimo posible para seguir sobreviviendo. Se emplean la apatía y la evitación como mecanismos de defensa e instrumentos para afrontar la frustración, tratando de mantenerse en el puesto con una escasa implicación y con poco esfuerzo personal, tanto en las tareas como con las personas.

Algún autor incluye en este proceso una última etapa de aislamiento o fase de estar quemado, en la que el estrés se ha cronificado, provocando pérdida de energía y un sentimiento de vacío que se muestra en forma de distanciamiento social y aislamiento, problemáticas sobre las que si no se interviene pueden provocar consecuencias irreversibles para la salud del trabajador16.

Superando la estructura clásica de Edelwich y Brodsky, Freudenberger y North diseñaron un modelo procesual del burnout más complejo, diferenciando doce fases que podrían desarrollarse en diferente orden, pudiendo variar también el número de etapas en que se manifiesta17. Estas fases se pueden concretar en las siguientes:

• Compulsión por probarse a uno mismo: aparece ante una excesiva autoexigencia y obsesión por la perfección.

• Trabajar cada vez más: se produce a consecuencia de una excesiva carga de trabajo que no puede gestionarse durante la jornada laboral; requiere de un tiempo extra que hay que invertir, por lo que se abusa de la realización de horas de trabajo con el fin de cumplir las expectativas marcadas. Se intentan demostrar las capacidades de forma obsesiva, aceptando una mayor carga laboral de la que se puede manejar.

• Descuidar las propias necesidades básicas. Ante la excesiva inversión de horas dedicadas en el ámbito laboral se produce una desatención a nivel personal, desorden en la alimentación, falta de horas de sueño, y dificultad para encontrar tiempo y dedicarlos al ámbito familiar y social, entre otros síntomas.

• Desplazamiento de problemas: no se da importancia a situaciones o problemas que no estén relacionados con el trabajo. Se produce un bajo nivel de implicación ante problemas familiares y sociales a causa de una obsesión desmesurada por el trabajo. Se manifiestan los primeros síntomas físicos, aunque el profesional desconoce la causa.

• Revisión de los valores. Pasan a un segundo plano la familia, los amigos y las actividades de ocio, y la ocupación en esta fase es exclusiva para el trabajo; las emociones se debilitan.

• Negación de los problemas emergentes. La intolerancia y la irritabilidad son aspectos característicos de esta fase. Cualquier situación que no siga la línea de la idea laboral se convierte es una molestia. Se genera una manifiesta intolerancia social hacia los compañeros, con síntomas de cinismo y agresión.

• Retiro del contacto social. Se produce un aislamiento de la familia y amigos por considerar que el tiempo que no se invierte en el desempeño laboral es un tiempo perdido. En esta fase de retiro el trabajador puede abusar de sustancias tóxicas como alcohol o drogas.

• Cambios de comportamiento. Se producen cambios muy obvios hacia familiares y amigos. En esta fase es cuando los contactos más directos aprecian en el individuo los cambios de conducta hacia ellos; el trabajador manifiesta pena, temor o apatía que pueden conducir a una pérdida de autoestima.

• Despersonalización. No se perciben las necesidades de uno mismo y se tiende al descuido personal. Para el trabajador pierden valor tanto las personas de su entorno más cercano como él mismo.

• Vacío existencial: sentimiento de soledad y de vacío sin ser consciente del desequilibrio entre el trabajo y el resto de las actividades cotidianas. El trabajador puede centrarse en la comida, bebida o alcohol como forma de llenar ese vacío existencial.

• Depresión. Es en esta fase previa al síndrome de burnout, donde la inseguridad y el desgaste emocional producen un cuadro depresivo en el trabajador con sintomatología como apatía, bajo estado de ánimo y desinterés por cualquier actividad. Se genera un gran sentimiento de desesperanza y del sinsentido de la vida.

• Síndrome de burnout. En esta última etapa se produce un cuadro clínico de afectación mental y física que requiere atención médica inmediata. Se trata de una situación de colapso que puede conducir a comportamientos autolíticos.

La finalidad de las fases es el autoconocimiento de los comportamientos, sentimientos y emociones que aparecen en cada una de ellas, con el fin de poder identificar tempranamente los signos de burnout e implementar medidas de prevención para impedir que avance el proceso. En la medida que las fases van avanzando, las soluciones para eliminarlo son más extremas y prolongadas, desde unos breves días o semanas de descanso en las fases iniciales, hasta un tratamiento médico y psicológico para tratar los daños de la salud física y mental que se han provocado en las fases más avanzadas.

El síndrome del trabajador quemado (o burnout): dimensión jurídica laboral, preventiva y de seguridad social.(DÚO e-Pub) (No Activiti)

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