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La niñez

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Es aleccionador y aún sorprendente mirar la niñez desde una perspectiva histórica. En Egipto y la Mesopotamia los ritos religiosos, entre ellos la circuncisión por ejemplo, tenían fundamental importancia. Los niños eran tenidos en cuenta para las leyes sucesorias, trabajaban y podían ser encarcelados. También se los abandonaba para provocar su muerte dejándolos expuestos, de allí la palabra expósitos. Incluso se hacían sacrificios humanos que incluían niños.

En Grecia eran considerados hijos del estado y por lo tanto al momento de nacer una comisión de expertos determinaba su valor. Si eran fuertes y sanos serían soldados (Esparta), si tenían defectos congénitos o eran débiles los arrojaban desde el monte Taigeto o los abandonaban en los “expositorios”. Lo individual era sacrificado en pos de lo social. No obstante, no en todos lados era así; en Atenas, Platón aconsejaba mecerlos y dejarlos jugar libremente hasta los 6 años. A partir de allí aparece el pedagogo y la escuela. Un ciudadano de la polis debía crecer libre y estimulado inicialmente para luego ser formalmente educado y así poder hacerse cargo de las tareas de la ciudad como institución. Aristóteles sostenía algo parecido pero claramente preconizaba eliminar a los defectuosos. La educación era solo para los varones y dependía de cada familia. El cuerpo era idealizado y la educación tendía a lograr su perfección en el gimnasio o la palestra. Los niños tenían sus dioses protectores y la filosofía era considerada como el logro del espíritu y del cuerpo. Los esclavos no eran considerados en otros aspectos más que como posesiones y mano de obra y sus hijos tenidos como inversiones a futuro.

En Roma aparece la figura del padre con poder absoluto, el pater familiae. El niño es tomado como un proyecto para ocupar un lugar en la sociedad con un rol determinado y variable: guerrero, ciudadano, trabajador o madre. Para estas sociedades el rol de la mujer era secundario y en el mejor de los casos tomada desde su posición reproductora y criadora. Las tareas pertinentes de la crianza y el hogar le estaban destinadas.

Hipócrates, gestor de la mirada médica, consideraba a la infancia según períodos: de 0-7 años los consideraba bebés, de 7 a 14 niños y de 14 a 21, adolescentes. Esa división y la concepción subyacente predominaron hasta el Renacimiento.

El cristianismo propone una visión religiosa y valora al hijo en relación con la figura del padre, Jesús hijo de Dios, generando una metáfora interesante en tanto que lo visible del padre es el hijo, lo visible del hijo es el padre y ambos se honran recíprocamente. El niño es más valorado e inclusive la función materna es también revalorizada. Surge el lema que promulga a las mujeres reinas del hogar y a los niños reyes de la casa.

Poco a poco se va instalando la familia moderna a partir del siglo XVII. Posteriormente aparece la medicina científico-positivista y su foco en los niños da lugar a la pediatría. Un rasgo a destacar, por razones que se verán más adelante, es preconizar la lactancia materna, inicialmente como una conveniencia nutricional. Mucho después se reconoce el aspecto relacional constituyente del aparato psíquico, los primeros aprendizajes, la subjetivación, la mirada compartida y el lenguaje. Es interesante ver cómo cuando se dan nuevos criterios estéticos y de realización femenina, comienza la sustitución de la lactancia materna por el biberón, las leches artificiales, el “babyfood” envasado e inclusive la alimentación por una tercera persona. Algunas sociedades avanzadas buscan paliativos con las licencias por maternidad e inclusive con el desplazamiento del rol paterno como trabajador proveedor de bienes al de colaborador estrecho en la crianza. En nuestro medio la crianza está sujeta a avatares variables según la clase social, el nivel educacional, la época y el lugar, no muy distinto de lo que sucede en otras comunidades. En uno de esos típicos movimientos de flujo y reflujo sociocultural ahora se revaloriza la lactancia materna en sus dos aspectos, pero nuevamente con más aceptación y posibilidades en las clases media y alta. En las clases bajas suele quedar como único recurso alimenticio y dado el precario nivel nutricional de las madres, es un recurso limitado y de nivel nutritivo insuficiente sumado a las dificultades de permanencia del niño junto a la madre trabajadora.

En las sociedades modernas la niñez es enfocada y atendida por tres actores principales; los padres en primer lugar, seguidos por el Estado y por la medicina en último término, que actúa como asesora y ejecutora de los programas de promoción, atención, prevención, docencia e investigación en las áreas de la salud infantil a través de la pediatría. La pedagogía, las ciencias de la educación y los docentes promueven la escolarización/educación, la planifican, guían y ejecutan vinculándose con el estado y los padres.

La pediatría a su vez se ocupa no solo de las enfermedades sino también de los aspectos normales y preventivos que se pueden englobar como la crianza y los cuidados particulares que un niño requiere y que suele denominarse puericultura. Por otro lado reproduce el modelo médico general con los pediatras generalistas y todas las especialidades reconocidas. Entre ellas para la problemática de nuestro interés, la neuropediatría y la psiquiatría infantojuvenil son las de mayor relevancia y las más recientes.

El niño problema

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