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Los predios del cine de autor
ОглавлениеAquí se reúnen trabajos tan apreciables como los de Jaime Humberto Hermosillo en De noche vienes, Esmeralda (1997), Román Chalbaud en Pandemonium, la capital del infierno (1997), Walter Lima Jr. en La ostra y el viento (1998), Adolfo Aristarain en Martín (Hache) (1997) y Alejandro Agresti en La cruz (1997), hasta propuestas tan objetables como las de Eliseo Subiela en Despabílate amor y Pequeños milagros (1997). De estas últimas me ocupé en el número anterior de La Gran Ilusión. De las otras hay varias cosas que destacar. En De noche vienes, Esmeralda, el ingenio de Hermosillo para orquestar una farsa donde la siempre acertada María Rojo es acusada por mantener varios vínculos matrimoniales. Metáfora de la inversión del machismo mexicano la de Hermosillo. En Pandemonium Chalbaud diseña una metáfora de la connivencia del poder y la corrupción en imágenes donde asoma, una vez más, esa propensión a lo grotesco que el realizador venezolano suele pergeñar en sus filmes.
En La ostra y el viento el brasileño Walter Lima relata, a la manera de un cuento de aventuras en el límite de lo onírico, con reminiscencias de Stevenson y Conrad, los avatares de una niña en medio de un grupo de marinos en una isla-faro. Martín (Hache), drama familiar afincado en una casa de playa, es la más dialogada y sentenciosa de las películas del argentino Aristarain pero con una estupenda dirección de actores y un sentido de la narración y del manejo del tiempo inusual en nuestras cinematografías. La cruz, por último, ratifica la valía de Agresti. Heredero a su modo de una suerte de cinéma vérité dramatizado en el que se puede reconocer, asimismo, la impronta de John Cassavetes, pero sin que ello desmerezca la filiación porteña de los personajes que pueblan el filme, especialmente ese Norman Brisky, en una actuación excepcional, que deambula por los diversos lugares dispuestos en la construcción narrativa abierta del filme que sigue, a través del personaje, una continuidad lineal, diferente de la construcción episódica del también apreciable, pese a algunas escenas chirriantes, Buenos Aires viceversa (Alejandro Agresti, 1996).