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Individuos versus aparatos económicos

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El conservadurismo ético y estético de Música en el corazón se reproduce en Erin Brockovich, una mujer audaz, de Steven Soderbergh. Es cierto que Erin tiene un comportamiento más desenvuelto que el de Roberta en Música en el corazón. Julia Roberts puede exhibir una sensualidad, unos trajes y un lenguaje desenfadado que no le van, claro está, a Meryl Streep. Pero el esquema de mujer abandonada con dos hijos pequeños que sale adelante a fuerza de empeño y tenacidad es similar. Cabe señalar que en Erin Brockovich la abundancia de lugares comunes que abruma a Música en el corazón es menor y que hay un aire de contemporaneidad de la que carece la cinta de Wes Craven, que podría haber sido realizada casi sin variantes hace 20 o 30 años. No cabe duda de que el ritmo de Erin Brockovich es más vivaz y el tono narrativo más fluido, así como no hay la exaltación sentimental y triunfalista de Música en el corazón; pero, en definitiva no es más que una muy liviana puesta al día y sin acentos graves del esquema de la vida ejemplar, en este caso de la mujer común y corriente que se enfrenta a una gran empresa.

En cambio, El informante es un thriller tenso y crispado que se inscribe, de manera mucho más nítida, en esa tradición del cine liberal norteamericano que muestra enfrentamientos entre individuos y grandes aparatos económicos o políticos. Es el cine que tiene a Frank Capra como su paradigma mayor. Es verdad que un hombre como el periodista Lowell Bergman que encarna Al Pacino, aún cuando no tenga (ya no podría tenerla a estas alturas de la historia) la pureza del James Stewart de Caballero sin espada (Frank Capra, 1939), representa los ideales de independencia y honestidad que los héroes liberales de Hollywood han mantenido de manera incólume. Pero la película de Michael Mann trasunta ese espíritu crítico de buena ley que ha alimentado las mejores expresiones de esa veta polémica y no utiliza señuelos discutibles ni se extralimita en los alcances del testimonio entre periodístico y novelado, un poco a la manera de Todos los hombres del presidente (1976), de Alan Pakula.

El cine en fuga

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