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La aspiración universal
ОглавлениеNo deja de ser algo curioso que sea Brasil, donde en los años sesenta floreció el cinema novo y con él una expresión de raigambre marcadamente nacional, quien ofrezca los títulos más notoriamente destinados a una audiencia masiva. Productos de un acabado impecable, capaces de competir en su mismo terreno con los relatos hollywoodenses de género; cintas como Cuatro días de setiembre (1997) de Bruno Barreto, Cómo nacen los ángeles (1996) de Murilo Salles, Los matadores (1997) de Beto Brant, La guerra de los canudos (1997) de Sergio Rezende y Estación Central (1998) de Walter Salles, no renuncian a sus raíces brasileñas pero, unas más que otras, ostentan una dramaturgia genérica que no hace distingos de fronteras. Así, Cuatro días de setiembre, en torno al secuestro de un embajador norteamericano en Río de Janeiro a fines de los sesenta, y Cómo nacen los ángeles, sobre el encierro al que son sometidos un norteamericano y su hija por una peculiar banda formada por un adulto y dos niños; thriller político en la línea de Estado de sitio (1973) de Costa Gavras, el primero; thriller claustrofóbico, en mayor grado que el anterior, casi una versión de Tarde de perros (Sideny Lumet, 1975) a la brasileña, el segundo. Ambos exhiben solvencia narrativa pero también inclinación a los golpes de efecto y a la intimidación emocional del espectador. Son filmes sin buenos ni malos, que quieren ofrecer las razones de unos y otros y cuyo punto de vista, finalmente, oscila entre una pretendida neutralidad periodístico-narrativa y una complacencia con los mecanismos de sobredramatización (Cómo nacen los ángeles) o la superficialidad sumaria (Cuatro días de setiembre).
Los matadores es un thriller de frontera. Asesinos a sueldo dirimen rencillas mafiosas en la frontera brasileño-paraguaya. Buen pulso rítmico en un relato con vacíos e imprecisiones.
A su vez, La guerra de los canudos es una epopeya histórica, la desigual lucha que enfrenta a los canudos liderados por Antonio Conselheiro con las tropas del ejército que intentan desalojarlos del territorio que ocupan. Casi una miniserie de acción, la historia del filme, similar en lo sustancial a la que relata Vargas Llosa en La guerra del fin del mundo (aunque el guion del filme no es una adaptación de la novela), exhibe un tratamiento bastante convencional.
Estación Central, por su parte, es la crónica sentimental de un viaje, el que realiza una mujer mayor, interpretada por una notable Fernanda Montenegro, junto con un niño, en dirección al nordeste brasileño en busca del padre, luego de que la madre del niño muere en un accidente. A la manera de un diario de viaje en el que dos extraños se van conociendo y de paso van descubriendo un mundo nuevo a través del recorrido efectuado, Estación Central es convincente pese a algunas coartadas sentimentales bastante discutibles.