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Las etiquetas desarrolladas a lo largo de nuestra vida

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El «yo biográfico» es el personaje que hemos ido desarrollando a lo largo de nuestra vida para adaptarnos al mundo. De hecho, en algunas tradiciones contemplativas, para referirse al yo se le describe como «el personaje». Está compuesto por una serie de etiquetas y de pensamientos sobre nosotros mismos que hemos ido desarrollando a lo largo de nuestra vida y que constituyen nuestra visión de nosotros mismos.

Vamos a intentar conocerlo un poco mejor a través de estas etiquetas. Se calcula que hay unas 50 que son las más importantes y con las que más nos identificamos. Las principales están relacionadas con tres factores:

 Físicos: son nuestras características corporales, muchas de ellas no pueden cambiarse o es difícil. Las más obvias son: el sexo, la edad o nuestro grupo étnico. También incluirían todos los aspectos corporales que podamos imaginar: belleza física (atractivo o no, como una apreciación global), talla (alta o baja) y peso (gordo/delgado), calvo o no (en varones), así como cualquier rasgo o déficit evidente. El tamaño de los órganos sexuales, el color de los ojos y el cabello, la forma de la cara o de cualquier parte de nuestro cuerpo pueden constituir una etiqueta terrible. En la adolescencia, esta insatisfacción con nuestro cuerpo es especialmente evidente. Podemos ver que, por un lado, está el dato objetivo (altura 155 centímetros y peso 100 kilogramos) y, por otro lado, está la etiqueta que algunas personas pondrían ante esos datos como «bajo» y «gordo». Pero, con esas mismas características, uno podría no haberse autocreado una etiqueta concreta.

 Sociales: una de las etiquetas más relevantes en nuestra sociedad es la profesión, porque suele ir asociada a otras evaluaciones sobre el nivel cultural y económico. La gente se presenta así: «Me llamo Juan García y soy abogado». Otras etiquetas muy importantes son las creencias políticas o religiosas o el sentimiento de nacionalidad. También pueden ser relevantes otras etiquetas, como las deportivas (pertenencia a un equipo deportivo u otro, la práctica de deporte en general o un deporte específico); las de hábitos de salud (vegetariano o no, fumador o no, meditador o no).

 Psicológicos: finalmente, otras etiquetas destacadas son las relacionadas con los valores, con lo que es importante en la vida (p. ej., sinceridad, honradez, fidelidad) o rasgos de personalidad (tímido o no, extrovertido o no, confiado o no).

Conocer nuestras principales etiquetas, y hasta qué punto estamos apegados a ellas, es un tema importante en nuestro crecimiento personal y en nuestra meditación, porque nos permite saber sobre qué debemos trabajar.

Práctica: identificando las etiquetas del yo

Adopta la postura de meditación. Analiza las etiquetas con las que te identificas. Puedes empezar con las físicas: aspectos de tu cuerpo que te gustan o no te gustan, de los que presumes o intentas ocultar o cambiar. Puedes pasar luego a las etiquetas sociales: la profesión es clave, pero también tus creencias políticas, religiosas, nacionalidad. La adolescencia es una buena referencia para identificar etiquetas porque es un periodo de la vida en que intentamos estructurar nuestra identidad, y muchas de las etiquetas surgen entonces (aunque luego las hayamos cambiado). Termina con las etiquetas psicológicas: forma de ser, personalidad, valores. Intenta identificar cuáles son «nucleares» (sentirías que si las pierdes o cambias, dejas de ser tú mismo) y cuáles son más accesorias (podrías modificarlas).

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