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Las etiquetas del yo son el origen de las emociones negativas

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La mayor parte de nuestro sufrimiento se origina en las emociones negativas. Piensa si es así o no. Si no tuviésemos emociones negativas, ¿qué sufrimiento quedaría? Básicamente el existencial: miedo a la muerte, la enfermedad, la vejez. A su vez, las emociones se producen en contextos interpersonales, cuando estamos con otras personas. Observa, por ejemplo, en la meditación qué pocas emociones se generan; solo si traemos a la memoria situaciones interpersonales.

Ahora intenta entender qué pasa cuando alguien te produce una emoción negativa. Vas a ver que lo que ocurre es que están desafiando, negando, contrariándote en esa etiqueta que es tan importante para ti. ¿Puedes verlo? Comprueba cómo una emoción negativa es el desafío de alguien externo a nuestras etiquetas. A la inversa, si alguien refuerza esa etiqueta, te hace sentir bien. Lógicamente, la emoción positiva o negativa es mayor según la importancia que le des a la persona que realiza el juicio. Si es tu padre, pareja o mejor amigo quien te dice algo muy negativo, la emoción es mucho más intensa y duradera que si te lo dice un compañero de trabajo con el que apenas tienes trato.

Por ejemplo, si yo estoy muy orgulloso de mi profesión de ingeniero, de mi función de padre y de ser muy sincero, si otras personas me dicen que soy un pésimo profesional, que soy un mal padre que no quiere a sus hijos, o que soy un mentiroso compulsivo, me voy a sentir fatal y voy a intentar convencer a la otra persona de que no es así. Voy a intentar defender mi etiqueta, mi «honorabilidad». Pero si la etiqueta que me critican yo no siento que es mía, no estoy identificado con ella, no se genera una emoción negativa. Por ejemplo, si me dices «eres un pésimo torero» o un «astronauta inepto», no sentiré nada, porque no tengo ninguna identificación con esas etiquetas.

Práctica: emociones negativas por el desafío de las etiquetas

Adopta la postura de meditación. Recuerda alguna situación interpersonal reciente en la que alguien te dijese algo que te generó una emoción negativa. Recuerda sus palabras con la mayor exactitud posible. Relaciónalo con el ejercicio de las etiquetas hecho anteriormente. Esa persona desafió alguna de tus etiquetas ¿Puedes identificar cuál? Puedes ver cómo, aparte de sentirte mal (porque no reconocen tus etiquetas), realizarías alguna maniobra para restablecer tu buen nombre en ese aspecto tan importante para ti. Observa el proceso. Si no te hubieses identificado con la etiqueta en cuestión, ¿podría generarse una emoción negativa? Ves que tampoco aparecería una emoción positiva si te halagasen en ese sentido. Es como si te dicen: «Eres un excelente torero». No es tu etiqueta.

En última instancia, la emoción negativa es el desafío de la etiqueta, pero, también, el reconocimiento de una necesidad profunda que tenemos todos nosotros. Esa necesidad profunda es el anhelo básico del yo, que consiste en ser querido, en ser reconocido, en sentirse unido a los otros para escapar de esa sensación de soledad inmensa que tiene el yo, porque se siente separado del mundo.

Vacuidad y no-dualidad

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