Читать книгу Del querer al hacer - Jeremy Kraayenbrink - Страница 16
ОглавлениеArmar un nombre
Para que los consumidores finales alrededor del mundo preguntaran a nuestros compradores si ofrecían nuestros mates específicamente, debíamos ofrecerles algo a ellos. Generar un vínculo que los llevara a elegirnos a nosotros frente a la gran diversidad de opciones disponibles era un reto que estábamos dispuestos a afrontar. En marzo de 2012, luego de un año vendiendo mates con el nombre de MLL, hice una encuesta a mis amigos por Facebook en la que les pedí ayuda para pensar en un nombre que nos permitiera armar una comunidad global con el mate como protagonista principal. Esta comunidad nos daría eventualmente una cierta reputación para el día en que quisiéramos lanzar nuestros productos con marca, y en el presente representaba una garantía para los potenciales clientes que contactáramos. En esta plataforma iríamos subiendo artículos relacionados con los beneficios del mate, experiencias, fotos de materos por el mundo, videos tutoriales e imágenes con frases que le permitieran al lector identificarse con todo lo vinculado al ritual de tomarse unos mates. Buscábamos tener contacto con los consumidores en doble vía, para entenderlos como fieles usuarios de esta infusión y así poder ofrecer a nuestros clientes los productos que los consumidores quieren en cada mercado. De esta manera, serían los consumidores de yerba mate quienes empujarían nuestras ventas, y sería una vía de acceso adicional para que los compradores internacionales nos contactaran. Nos posibilitaría también ir probando productos para medir la reacción del público y ver si tendrían éxito los diferentes mates para agregarlos a nuestros catálogos o hacerles las modificaciones pertinentes.
Dentro del abanico de posibles nombres estaban: Matierra, MateArg, MaTeam, AniMate, Matecito, Ma Te Ti, Tema Mate, Mate del Sur, Mate Land... y Un Mate.
Este último propuesto por Pedro Gatica; aún guardo la captura de pantalla de ese hilo de comentarios.
Necesitábamos un nombre que fuera fácilmente identificable en la Argentina, Brasil, Estados Unidos, Rusia, Polonia, Inglaterra, China, etc., para lo cual debía ser simple y que se explicara por sí solo. El logo debería ser bien minimalista y muy visual.
Un Mate dio justo en el blanco. Identifica su naturaleza, fácil de escribir, es visual y, sobre todo, práctico y simple, como el hecho de sentarse a tomar un mate. Reúne todas las características que estábamos buscando. El 21 de marzo ya teníamos nombre y era hora de crearle valor.