Читать книгу Violencias complejas: un acercamiento a cinco casos de maltrato hacia varones - Joel G. Ramírez Rodríguez - Страница 21
Familia tradicional mexicana: herencia y vigencia
ОглавлениеSiguiendo a Tuiran (1993), los mexicanos asignan a sus familias la prioridad de un 85% sobre otros aspectos de su vida, al trabajo un 67%, a la religión 34%, a la recreación 28%, amigos 25%, y política 12%. La importancia que asignan a la familia se ve influenciada por las concepciones arraigadas que definen a este grupo como unitario, amoroso, comprensivo, etcétera.
En su generalidad, la familia es determinante en la búsqueda y conquista de nuevas esferas externas como la escolar y laboral, ya que “aunque la familia sea un grupo más o menos cerrado, siempre tiene conexiones con procesos sociales genéricos que incorporan a sus miembros a la vida en sociedad y que establece una conexión de lo particular a lo general y viceversa” (Tello, 2007, p. 19).
Algunos señalamientos han indicado que los esquemas de familia en México se caracterizaron y reprodujeron, al igual que en otros países, por un imperante conservadurismo religioso que impuso pautas de conducta y obligaciones a los miembros de su sociedad, basadas principalmente en el sexo, la edad y la pertenencia a un estatus social, que a su vez eran determinadas por el sistema de justicia que las regía a través de códigos civiles y manuales de buenas costumbres.
Partiendo de la legitimación religiosa, a partir de la adopción de la religión cristiano-católica y bajo las normativas de redención-consagración, en colindancia con las normas jurídicas que en un momento dado se definían como vigentes, se entablaron preceptos organizativos que definieron la asignación de derechos y obligaciones y, con ello, surgió un esquema aprobado de familia conocido como Modelo arquetípico de la familia nuclear conyugal, el cual prevaleció como unidad organizativa de la sociedad por periodos prolongados y fue generando, con el paso del tiempo, rupturas y desniveles entre las relaciones de los sujetos, mismos que eran acreedores de sanciones o reconocimientos, según su cumplimiento.
Nateras (2015) contextualiza a la familia mexicana tradicional en un marco de hegemonía dominante, al referir que ésta puede generar atributos de antidemocracia y autoritarismo hacia sus miembros, con lo que es prematura la aparición de diversos procesos de violencias. Por su parte, acota Tuiran (1993) que este modelo posee características que le dan particularidad en torno a jerarquías y grados de unidad en la familia.
Esquema 1. Modelo arquetípico de la familia nuclear conyugal y sus principales características
Fuente: elaboración propia con base en Tuiran (1993).
Siguiendo al autor, “el modelo descrito se presenta usualmente como la norma de lo que es o debe ser la familia, el patrón contra el cual se juega el comportamiento desviado” (Tuiran, 1993, p. 71).
Sobre estas consideraciones, a la par que se describe la figura de este modelo nuclear conyugal se advierte también su reconfiguración y transición con el paso del tiempo y las generaciones, por lo que hoy día los académicos pueden advertir su conmutación, permanencia, o bien destacar ciertos elementos combinados, por ejemplo, algunos marcan la existencia de la gran brecha que existe actualmente entre la idealización de este modelo y las prácticas que se desarrollan en diversos contextos, disipando hábitos que permanecieron constantes en cierta época y que hoy día han mutado, ya sea sutil o drásticamente.
Por lo tanto se dice que el arquetipo de la familia nuclear conyugal fungió como dirigente de la sociedad mexicana en un lapso de tiempo prolongado; sin embargo, los ajustes inherentes que el ser humano crea a partir de sus necesidades y medios para satisfacerlas, dieron lugar a modalidades emergentes de uniones y desuniones.
En la actualidad, existen estudios que reflejan que una proporción importante de las familias en México no se ajusta a este modelo, lo cual dilucida que en la dinámica colectiva “no puede hablarse de un modelo ‘tipico’, sino de un panorama pluriforme” (Tuiran, 1993, p. 72).