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Etapa 3: Práctica

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Jim necesitaba saber en particular cómo respetar los límites de Susan, mientras que ésta necesitaba aprender cómo establecerlos. Ambos necesitaban aprender a expresar sentimientos francos de manera respetuosa. En esta tercera etapa convinieron en practicar el establecimiento y el respeto de los límites, sabiendo que a veces cometerían errores. El hecho de poder cometer errores les proporcionó cierta seguridad mientras practicaban:

• Susan practicó diciendo: “No me gusta la manera como estás hablando. Por favor deja de gritar o me iré de la habitación”. Después de dejar la habitación por unos minutos, no necesitaba hacer nada más.

• Cuando Jim hacía solicitudes que ella más tarde lamentaría cumplir, Susan practicaba diciendo: “No, necesito relajarme” o “No, hoy estoy demasiado ocupada”. Descubrió que él se mostraba más atento porque comprendía hasta qué punto ella estaba ocupada o cansada.

• Susan le dijo que quería irse de vacaciones y cuando él dijo que estaba demasiado ocupado ella replicó que se iría sola. De repente él varió su actitud y quiso acompañarla.

• Cuando hablaban y Jim interrumpía, ella practicaba diciendo: “No terminé, por favor escúchame”. De repente él comenzó a escuchar más y a interrumpir menos.

• La tarea más difícil de Susan era pedir lo que quería. Me dijo: “¿Por qué tengo que pedir después de todo lo que hice por él?”. Le expliqué que hacer que él asumiera la responsabilidad de conocer sus deseos no sólo era poco realista sino que representaba gran parte de sus problemas. Ella necesitaba asumir la responsabilidad de lograr la satisfacción de sus necesidades.

• El mayor desafío para Jim era respetar los cambios de Susan y no esperar que ella fuera la misma compañera complaciente con la que se había casado. Reconoció que a ella le resultaba difícil establecer límites tanto como a él le resultaba duro ajustarse a ellos. Comprendió que se tornarían más indulgentes con más práctica.

Cuando un hombre experimenta límites, se siente estimulado a dar más. Al respetar los límites, se siente automáticamente estimulado a poner en tela de juicio sus pautas de comportamiento y a efectuar cambios.

Cuando una mujer toma conciencia de que para recibir debe establecer límites, comienza en forma automática a perdonar a su pareja y a explorar nuevas vías para pedir y recibir apoyo. Cuando una mujer establece límites, aprende gradualmente a relajarse y a recibir más.

Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus

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