Читать книгу Las prácticas de enseñanza - Jorge Steiman - Страница 14
3.2.1. La institucionalidad en la que se inscriben las prácticas de enseñanza de la educación superior
ОглавлениеSon dos los tipos de instituciones que componen la educación superior: las Universitarias y los Institutos Superiores. Las Instituciones Universitarias, autónomas y autárquicas, pueden ser Universidades o Institutos Universitarios1; los Institutos Superiores, dependientes de cada administración jurisdiccional en lo curricular, lo administrativo y lo económico, pueden ser de Formación Docente, Técnicos o Artísticos.
Varias son las diferencias que distinguen la institucionalidad de unas y otras además de la ya mencionada respecto a la autonomía o la dependencia de una unidad central. Probablemente la siguiente más relevante sea que mientras las universitarias asumen desde su misma constitución legal tres funciones –docencia, investigación y extensión/transferencia– a los institutos superiores se les asigna prioritariamente solo una de ellas –la docencia– y las otras dos, si es que son asumidas, quedan a criterio de la voluntad y de la disposición de financiamiento de la unidad central.
Hay otra característica que delimita fuertemente diferencias entre unas y otros: mientras que los Institutos Superiores pueden ofrecer carreras docentes, técnicas o artísticas y postitulaciones, las Universitarias lo pueden hacer con carreras de grado2, pregrado y además, posgrado. Esta posibilidad tiene profundas consecuencias al interior de las prácticas institucionales: la estrecha relación entre posgrado e investigación hace que las prácticas de enseñanza, a su vez, formen parte de ese entramado. Y con ello, que la enseñanza promueva el aprendizaje de conocimientos y habilidades que se actualizan necesariamente en tanto reciben los nuevos aportes de las investigaciones en marcha. Esta misma cuestión, referida a la amplitud del conocimiento que circula al interior de las instituciones, se enfatiza más aun si se considera que la formación de profesionales solo se lleva a cabo en las universitarias, mientras que la de técnicos, docentes y artistas se efectúa indistintamente en cualquiera de las dos.
Las tradiciones de enseñanza imperantes son también bien diferentes: mientras que las Universidades están signadas por la tradición académica, en los Institutos Superiores las tradiciones están claramente delimitadas por el nivel para el cual forman: el normalismo marca la formación para la educación inicial y primaria, la académica lo hace con la educación secundaria y el eficientismo con la técnica (Davini, 1995). Nos detendremos en ellas luego de realizar esta caracterización inicial.
Hay otros variados aspectos que marcan diferencias en los modos de inscribir prácticas entre las Instituciones Universitarias y en los Institutos Superiores: en unas el currículo se organiza por unidades curriculares (materias), en las otras por años3; en unas por cátedras4 y en las otras con docentes unipersonales; con designaciones docentes por tipo de dedicación en las Universitarias y por horas-trabajo en los Institutos Superiores5; el ingreso a la docencia universitaria es por concurso de antecedentes y oposición con jurados “notables” mientras que a los Institutos se ingresa por un orden de mérito administrativo o por concurso de antecedentes y presentación de proyectos con jurados “disponibles”6; el abandono de una cátedra universitaria concursada suele darse solo por jubilación, mientras que los Institutos Superiores por el contrario, tienen mayor movilidad docente7; la práctica curricular está dentro del ámbito de la autonomía en las Universitarias y por ello es escaso o nulo el control del cumplimiento de los contendidos prescriptos, pero en los Institutos Superiores hay control administrativo y pedagógico incluso con supervisión de clases; el control administrativo de la docencia se limita a la asistencia y actas de regularidad y exámenes en las primeras y en las segundas incluye además, firma de circulares técnicas, notificación de concursos, temarios, etc.
Por último, en referencia a las diferencias, se observan algunas propias de las vinculaciones que involucran a los estudiantes: si se consideran las relaciones con el conocimiento y la enseñanza puede distinguirse que en las universitarias los estudiantes son anónimos, deben resolver el estudio de manera autónoma y tienen bajo tutelaje desde la enseñanza, mientras que en los Institutos Superiores predomina el conocimiento del estudiante, una mayor dependencia para resolver las cuestiones referidas al estudiar y cierta secundarización en el tutelaje del aprendizaje8; si se consideran las constituciones de grupos, en unas se conforman por materias y en las otras por cursos con estabilidad; finalmente, si se consideran las dificultades personales, se observa que en unas existen pocos canales para que sean expuestas a excepción de algunas nuevas tutorías que empiezan a observarse en los primeros años de algunas instituciones y en las otras, parece darse una demanda y exigencia por parte de los estudiantes de ser atendidos9.
El cuadro siguiente intenta presentar este desagregado sintéticamente:
La pregunta, ya que de ello venimos hablando es ¿en qué cuestiones que son propias y específicas de las prácticas de enseñanza, la institucionalidad de unos y otras genera condicionantes, determinantes, representaciones, pautas de decisión y de acción? Probablemente la respuesta tenga connotantes de lo particular en cada uno de nosotros y de lo general derivado de las historias compartidas, de lo social hecho cuerpo. No intentaré aproximar una contestación, pero creo necesario sí, dejarlo planteado como una señal para el análisis de las propias prácticas, señal que sumo a las otras que he tratado de ir dejando por el camino de esta lectura.