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AGRADECIMIENTOS
ОглавлениеDisculpas a los lectores…
Es mi primera novela y como en todo en la vida, también puede ser la última. Espero que entiendan que los agradecimientos serán largos. Así que, siéntanse en la libertad de pasar pagina desde este mismo instante.
Mi principal agradecimiento, en general, es para ese mundo extraordinario que se encuentra dentro de los libros y el cine; fue lo que me animó a escribir historias.
El resto de los agradecimientos son casi por orden cronológico…
A mi padre, por todo lo que se esmeró en darme y enseñarme; pero sobre todo, por darse cuenta de que la única forma de introducir en la lectura a un alma rebelde como la mía, era a través del Selecciones de Reader´s Digest. Él encontró el único camino posible para que me interesara por leer, cuando era un adolescente.
A mi madre, por todo; especialmente por guiarme hacia otro mundo extraordinario y diferente en la lectura: las enciclopedias. Nunca se rindió en su esfuerzo porque yo leyera algo. Y siempre, siempre, nos empujó a mis hermanos y a mí, a leer y estudiar más, sin rendirse en su empeño.
A mis 3 hermanos por ser una parte muy importante de esta preciosa aventura que es la vida. Especialmente porque me enseñaron, sin ellos saberlo, el valor de amar a aquellos que son de tu sangre y la fuerza tan grande que esto tiene. ¡¡Gracias Mary Carmen, Carlos y Oscar!! Son únicos.
A Selecciones de Reader´s Digest, por mostrarme un mundo increíble a través de sus micro-‐ historias y artículos con temas sorprendentes. He alimentado mi imaginación en miles de sus páginas; todos los meses, durante casi tres décadas.
A George Lucas y Steven Spielberg por volverme adicto al cine y por mostrarme lo que se puede hacer cuando exprimes tu imaginación.
A Mario Puzo, por escribir la novela y a Francis Ford Coppola por crear la película, de la historia que más ha marcado mi vida, “ El Padrino”.
A Thomas Harris, por “El Silencio de los Corderos”, y a su Director Jonathan Demme; por escribir y dirigir la historia que más me ha motivado a escribir y uno de mis libros favoritos.
A todos los cabrones que me asaltaron en cuatro diferentes ocasiones, dos de ellas con mucha violencia. Gracias por sacar a flote el odio y los sentimientos de venganza mas oscuros que habitaban en mi alma. Especialmente al que me puso la pistola en el corazón con el gatillo recortado y listo para disparar. Por su culpa, vi la muerte cara a cara, lo más cercano posible. Gracias porque me infundiste unas ganas enormes de hacer justica con mano dura, sin andarme con rodeos, sin temor a desear el sufrimiento de los delincuentes que me arrebataron algo más que dinero y joyas.
A Samuel Johnson, por mostrarme un camino más recto y frió, “La venganza es un acto de pasión, la revancha de justicia”.
A José Luis Segón y a los hermanos Julio y Javier Hernández, que fueron los que me insistieron desde hace muchos años, en mi juventud, para que me animara a escribir todas aquellas historias que alguna vez les comenté, entre copa y copa. Son las tres personas que más quiero, que no son de mi sangre.
A Arturo Pérez-‐Reverte, por darme, a través de sus escritos, los argumentos para sentirme cómodo con mis sentimientos de venganza; pero sobre todo, por enseñarme a no sentirme culpable por tenerlos. Igualmente por su estilo de escritura, con tanta fuerza.
A Juan Manuel de Prada, por enseñarme los conceptos mas rectos de justica, desde la perspectiva de la moral y de los valores universales, vistos desde un prisma más simple y llano. Igualmente por su estilo, siempre con una venda en los ojos, como debería de ser la justica: ciega e imparcial.
A Carlos Herrera, por mostrarme el camino directo para decir las cosas sin cortapisas, sin importar el foro en el que te encuentres, sin lamentaciones, ni arrepentimientos, haciendo a un lado lo que es política y socialmente correcto para decir lo que realmente siente uno.
A las periodistas Ángels Barceló, Pepa Bueno, Isabel Gemio, Gemma Nierga y Julia Otero, porque de su indignación ante ciertos delitos, se alimentaron mis más crudos sentimientos de justicia.
A Lorenzo Silva, por iniciarme en el mundo interno de la Guardia Civil a través de sus historias y de los extraordinarios personajes que ha plasmado; un mundo que para mi era desconocido, como mexicano que soy.
A todos los grandes escritores iberoamericanos, con lo que descubrí que la magia también se escribe con eñe. Porque nombrarlos sería interminable. Aunque quiero agradecer especialmente a Laura Esquivel, por su novela “Como agua para chocolate”, me marcó para siempre.
A Ana Sanz-‐Magallón, por su libro “Cuéntalo bien”, que fue el detonante para que me lanzara de una vez por todas al mundo de contar historias. Por hacerme sentir cómodo utilizando el lenguaje llano y especialmente por enseñarme que: si pones a unos chicos a tocar la zambomba al final de un gran concierto, como el de los Rolling Stones, esos chicos deben de ser mucho mejores que los artistas principales (El Epilogo). ¡¡Gracias!! Tu libro ha sido mi mas fiel aliado.
A todos los escritores que han dedicado su tiempo y experiencia para escribir libros de creación literaria; que te enseñan y orientan en el complicado mundo de contar historia. Sin ellos no hubiera podido escribir nada en condiciones. Sin ellos, no habría escritores autodidactas como yo.
A Rafael Caumel Daza, por enseñarme los beneficios de orientar correctamente mis sentimientos de venganza hacia la tinta y el papel. Igualmente, por enseñarme el uso de herramientas de escritura más adecuadas para mí, en el momento más conflictivo que tuve como escritor: justo a media novela escrita. También por saber entrar en la mente de cada alumno, para sacar la mejor parte de todos nosotros.
A mis hijas Irene y Mariana, por apoyarme en todo lo que inicio, pero especialmente por regalarme mucho del tiempo que debería dedicarles por las noches y los fines de semana; tiempo que necesité para escribir esta historia, que me tomó casi 5 años. ¡¡Las adoro!!
A mis cuñadas, Ingrid Saldaña y Mashy Moguel, por apoyarme en todo lo que hago, por creer en mis ideas y aplaudir mis locuras. Pero sobre todo por escucharme y por su inmenso cariño.
A las personas que me orientaron, con sus opiniones más objetivas en esta primera aventura editorial. A los que yo llamo “mis segundos lectores”: Silvia Hernández Fernández, Natividad Bonill Jiménez, Rafael Moreno Reyes y Federico Jiménez Frasca.
A José Luis Gutiérrez, FOTÓGRAFO, así con mayúsculas, como el enorme trabajo que siempre ha realizado, cada vez que le he solicitado que participe en algún proyecto conmigo. Como en la portada de esta novela.
A Ricardo Sánchez, porque cada vez que lo llamo, siempre esta ahí, para colaborar en todo lo que puede, poniendo su mejor esfuerzo como el gran profesional que es.
Como mención especial, gracias a la escritora Celia Santos, porque además de corregir mi estilo, me corrigió el talante, modificando mi escritura en algo más cercano, sin perder la esencia de lo que cuento. Además, por su inagotable paciencia.
A todos los elementos de la Guardia Civil y de la Policía Nacional de Málaga, especialmente a los de la Dirección General de la Guardia Civil de Madrid, por resolver todas mis dudas y por brindarme toda la información que podían darme. Especialmente a Juan Antonio O´Donnell el primer lector de esos cuerpos de seguridad, que tuvo esta novela; por orientarme desde su formación profesional e indicarme algunos protocolos existentes entre ambas instituciones.
Igualmente al escritor y amigo Miguel Ruiz Montañez, que fue quien con sus sabios consejos y apoyo me introdujo en el mundo literario. En especial por ser quien más me ha orientado en esta nueva aventura de contar historias y poder plasmarlas sobre tinta y papel. ¡¡Muchas Gracias!!
Por último, a la persona más importante de mi vida; mi primera lectora, mi más dura crítica, mi compañera de vida, mi amiga, la madre de mis hijas, mi paño de lágrimas, mi confesora de histerias y de historias, mi cómplice de locuras y socia de millones de risas: Irene Garrido Lomeña. Gracias por todo y por tanto. No tengo que ponerlo por escrito, sabes bien todo lo que significas para mí, desde el primer día que te vi.
En fin, que el resumen de una parte de mi vida a lado de todos ustedes: familia, conocidos, amigos, amistades profesionales, personas desconocidas y famosas a las que admiro por su trabajo e imaginación; son en buena medida responsables de que yo escriba historias, en especial, de esta primera novela. Y en su caso, también de las que vengan…
Gracias de corazón, de ese corazón que por suerte, no consiguió apagar una bala.
José Alberto Callejo Silva