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Antoni Gaudí

1852-1926

EL ARQUITECTO DIVINO

Me llamo Antoni y soy arquitecto. Nací en Cataluña, unos dicen que en Reus y otros en Ruidoms. Mi padre y mis abuelos trabajaban el cobre para hacer calderos y otros utensilios, lo que me hizo darme cuenta de que el mundo no es un dibujo plano, sino una mezcla de objetos con volumen. Por culpa de mi salud frágil, pasé más tiempo en casa que en el colegio y así me hice amigo de la naturaleza y de sus formas, y lo reflejé en todo lo que diseñaba.

Otros arquitectos empiezan con planos y dibujos. Yo, antes de diseñar un proyecto, lo tengo entero en la cabeza. Las líneas curvas, los colores y los fragmentos de azulejos que otros han desechado son el sello con el que todos me identifican.

Mientras estudiaba, trabajé como delineante para pagar mis gastos y, el día que me gradué, el director de la Escuela de Arquitectura dijo que no sabía si estaba dando el título a un loco o a un genio. Puede que fuera ambas cosas.

Diseñé un parque, una bodega y un lagarto de colores muy famoso que puedes ver en el parque Güell, pero cuando tenía 31 años me encargaron el proyecto que me acompañó toda mi vida: la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona. Ya estaba empezado cuando me pusieron al frente, pero cambié el proyecto y me embarqué en la obra más grande con la que un arquitecto pueda soñar. Me llevó 43 años y, aunque trabajé en más proyectos, esa basílica fue el centro de mi obra y de mi vida.

He procurado que todos los diseños que llevan mi nombre reflejen lo que soy: alguien que ama la naturaleza. No solo he diseñado edificios, sino que he aportado ideas para la decoración, los muebles y los objetos que pueblan mis obras.

Gaudí ha sido reconocido internacionalmente como uno de los arquitectos más prodigiosos, además de uno de los máximos exponentes del modernismo. Su revolución de la arquitectura y de las artes plásticas sienta las bases del arte actual. Siete de las obras firmadas por Gaudí han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad.

«Ustedes han estudiado y se sorprenden de no entender lo que hago; yo, aún estudio y trabajo sin parar»