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ОглавлениеMargarita Salas
1938
PASIÓN POR LA CIENCIA
Me llamo Margarita y soy científica. Nací en Canero, un pueblo de Asturias. Mi padre era médico y mi madre maestra, así que, cuando quise ir a la universidad, me apoyaron. En aquella época pocas chicas iban a la universidad, pero mis padres quisieron que mi hermana, mi hermano y yo tuviésemos las mismas oportunidades, sin importar si éramos chicos o chicas.
Estudié Ciencias Químicas en Madrid y conocí a Severo Ochoa, un investigador muy importante que ganó el Premio Nobel. Gracias a él me fui a Estados Unidos para seguir aprendiendo e investigando y volví a España para trabajar con lo que había aprendido. Todo empezó cuando descubrí un virus pequeño, el phi29, que acabó convertido en uno de los mayores logros de la ciencia, porque nos ayudó a comprender un poco mejor el ADN humano, una molécula diminuta que contiene toda la información de cómo somos y que ayuda a prevenir y curar enfermedades, a conocer nuestra historia a través de los descubrimientos arqueológicos y hasta la usa la policía para identificar a las personas.
Aunque gran parte de mi trabajo se ha desarrollado en un laboratorio, también doy clases para que otros jóvenes puedan investigar y conocer ese mapa que es el ADN. Me nombraron académica de la Real Academia Española –porque la ciencia utiliza las palabras y es muy importante usarlas bien– y de otras academias muy prestigiosas dentro y fuera de España. Y me dieron muchos premios, pero no creo que yo sea especial, solo soy alguien que disfruta con lo que hace. Alguien como tú.
Y todo esto tan grande empezó con un virus pequeño y con una persona, también pequeña, que quería estudiar, sin que importase si era chica o chico.
Margarita Salas, la científica española más importante del siglo xx y pionera mundial en biología molecular, es reconocida internacionalmente por haber posibilitado conocer más a fondo el funcionamiento del ADN. Ha recibido el Premio al Inventor Europeo 2019.
«Yo creo que no hace falta ser un genio para ser buena científica. Yo me considero una persona absolutamente normal»