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Un salto en el tiempo. De 1937 al siglo XXI

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Aparte del documento encontrado de 1937, en un momento determinado alguien nos dijo que la Librería Hispano Americana se había instalado en la Gran Vía, 594, de Barcelona, en el año 1941 (cosa bastante probable). Así que en el año 1991 celebramos el cincuenta aniversario18, motivo por el que se creó el cartel con el logo antiguo y el nuevo.

Precisamente, en el año 1991, se llevó a cabo la segunda reforma física de la librería, con una inauguración presidida por el consejero de Comercio de la Generalitat de Cataluña, Hble. Sr. Lluís Alegre; el rector de la Universidad de Barcelona, Excmo. Sr. Josep M. Bricall; el escritor Ignasi Riera, que hizo un panegírico del libro; y los socios de la empresa, los señores Boixareu Gimó y Boixareu Ginesta19.

La nueva librería ocupaba ya la totalidad de la planta baja del inmueble de la Gran Vía. Habían desaparecido los mostradores cara al público, que fueron sustituidos por mesas en el centro de la tienda. Las estanterías, situadas alrededor, llegaban a una altura que permitía que los clientes pudieran coger los libros ellos mismos. El resultado de esta ampliación y reforma comportó un crecimiento significativo de las ventas. También fue la época en que se empezaron a hacer compraventas con tarjeta de crédito. A continuación, vino la informatización, con las ventajas y los inconvenientes que todos hemos experimentado.

Con la nueva librería, los nuevos espacios creados permitieron celebrar actos de distinto tipo, como presentaciones de libros, charlas y mesas redondas. En las dos imágenes adjuntas se pueden ver algunos momentos de estos actos20.


18. Cartel con el logo antiguo y el nuevo.


19. Inauguración presidida por el consejero de Comercio de la Generalitat de Cataluña, Hble. Sr. Lluís Alegre; el rector de la Universidad de Barcelona, Excm. Sr. Josep M. Bricall; el escritor Ignasi Riera, y los señores Boixareu Gimó y Boixareu Ginesta.


20. Con la nueva librería, los nuevos espacios creados permitieron celebrar actos de distinto tipo, como presentaciones de libros, charlas y mesas redondas.

A inicios de este siglo, Manuel Galli se jubiló y, como encargado, fue sustituido con el tiempo por Carmen Matilla, Ana María Barón (también una gran profesional jubilada recientemente), y Araceli Clares, que aún está.

La profesión de librero —me gusta más llamarla «oficio»— es para personas con vocación, ya sean empleados o propietarios. Con la excepción de las grandes superficies, donde también he conocido a muy buenos profesionales, los libreros y libreras de librerías pequeñas o medias deben amar el libro y no el dinero. Si quieres ganar dinero, no te dediques a este oficio, no es un buen negocio, ya que es solo para ir tirando. Pero si quieres ser feliz, puedes encontrar en él la felicidad. Por la Librería Hispano Americana han pasado buenos libreros y libreras, empezando por mi padre, Manuel Galli o Ana María. Todos hemos pasado allí buenas y malas épocas, pero el recuerdo de este oficio ayuda a vivir para siempre sin soltar el libro de las manos.

Ahora deberemos dar un salto hasta el siglo XXI. Más adelante, continuaré contando cosas pasadas y otras que aún habían de llegar. Empezamos este siglo con muchos problemas, que volverán a aparecer cuando siga hablando de la editorial. Entre los años 2001 y 2003 lo pasamos mal; conseguimos salir adelante, pero a costa de muchos sacrificios de todo tipo. La empresa y yo mismo tuvimos la suerte de que mi hijo Jeroni Boixareu Pallarès le tomara gusto al oficio de librero. Compartimos el timón de la empresa durante algún tiempo, como mi padre había hecho conmigo, y en el año 2005 me pude jubilar oficialmente.

La librería, como el negocio del libro en general, empezó a cambiar de forma progresiva pero significativa. En gran parte, pero no del todo, las responsables de esto fueron las nuevas tecnologías de la edición, la distribución y la venta. Tanto la LHA como Marcombo se habían modernizado y se habían adaptado a las llamadas «tecnologías de la información». Pero el cambio era cada vez más acelerado, y también era peligroso adelantarse a él, porque muchos pioneros han sucumbido en la aventura de ir demasiado hacia adelante sin saber exactamente hacia dónde los llevaría el cambio de rumbo ni a qué velocidad.

Desde 2005 hasta la actualidad (2020-2021), han pasado muchas cosas en la sociedad, en el mundo de la economía y en el del libro. Ya he dicho que las nuevas tecnologías no son las responsables de todo. Sí lo son los cambios sociales y los hábitos de lectura.

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