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LA SEGUNDA VIDA

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Será que todos los hombres se sienten así a los cuarenta...

quiero decir, es como la Nueva York de Thomas Wolfe, su

luz embriagante, los pasmosos acantilados que se despeñan, hermosura...

estrellas pálidas que pestañean a la brumosa hora del cierre en el centro,

y la luna invernal inundando los rascacielos,

al norte...

un lugar anhelante, gloria de los puentes, las bocinas de niebla

son enormes mensajes, un ominoso dominio

que posa la mano en las entrañas del joven

hasta que siente en ese aire ese ánimo elevado

de que todo es posible, él se eleva también

hasta que siente que nunca morirá...

Podrá ser así, y será esto lo que significa

ahora en Glasgow escribir mientras los aviones rugen

sobre las obras en construcción, en esta tibia luz del oeste

junto a los arriates de narcisos que nunca han estado tan tupidos y

profusos...

mayo verde, y los grandes bloques lentos se elevan

bajo altas grúas amarillas, concreto y vidrio y

acero

desde los ásperos escombros que había y los niños descalzos

se han ido...

¿Será sólo el lento despertar, la vida renovada de una ciudad

que me despierta, podría despertarme tan intensamente

como mayo, pero podría mayo haber despertado

lo que siento de deseo y fuerza

como un brazo saludando a un sol?

Todo enero, todo febrero los patinadores

disfrutaron la laguna de Bingham, las claras tardes frías,

se mecían y precipitaban entre las luces de los faros,

los conductores se estacionaban alrededor de la laguna oscura

para mirarlos, y darles luz, ¡cuánta risa

y placer surgía en los raros silencios

del cercano río de llantas sobre la Gran

Carretera Occidental!

El hielo se quebró, pero los barcos salieron.

Los barcos pintados están listos para el placer.

La larga luz no necesita faros.

El remo negro recorta un destello: es el cielo en la tierra.

¿Será cierto que nacemos

no una, sino muchas veces?

Retrocedemos hacia la imagen

de la semilla en la oscuridad, o la piel grisácea

de la serpiente que esconde otra brillante...

desechará esa materia gastada

y hasta la película del ojo se desprende...

Para que el mundo pueda ser igual, y nosotros no

y así el mundo no es igual,

el segundo ojo está haciendo de nuevo

este lugar, estas aguas y estas torres,

se alzan de nuevo

cuando el ojo se enfrenta al sol,

cuando el ojo saluda al sol.

Hay muchas cosas no dichas

en la vida de un hombre, y ante un lugar

hay también un amor no dicho

en corrientes ocultas, flotando, esperando su momento.

Un gran lugar y su gente no se renueva con ligereza.

Una a una las capas de mugre

se entibian, como abrigos acogedores.

Sin embargo serán desalojadas

y los hombres aún estarán tibios.

Los viejos abrigos se desechan.

El viejo hielo se afloja.

Las viejas semillas despiertan.

Aléjate de la oscuridad, ya es hora.

Trad. Mónica Mansour

Cardos y lluvia

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