Читать книгу Química rosa - Katie Arnoldi - Страница 26
ОглавлениеCharles se enfurece
La señora Johns por fin acabó su jornada. Charles subió a la planta de arriba a toda prisa y abrió la caja fuerte que estaba escondida tras las toallas del baño. Cogió una llave y bajó corriendo al garaje, donde abrió uno de los enormes arcones de cedro. Retiró las bandejas superiores en las que guardaba todos los miembros de animales: grandes pezuñas de alce sujetas a una correa, hocicos, orejas enganchadas a diademas elásticas, todo cuidadosamente ordenado por tamaños y especies. Debajo de las bandejas, en la parte izquierda del arcón, había varias pieles, suaves y brillantes. También colas de diversa anchura y grosor, dientes y garras. Hasta el pelaje entero de un perro, con lazos adheridos para poder ponérselo. Y parafernalia porcina.
Dejó las bandejas en el suelo y sacó cuidadosamente el bodi con corsé y capucha de color crema, su disfraz de gusano de seda. Hacía años que no se lo ponía. Lo reservaba para ocasiones especiales y solo con verlo se animaba. Se consumía de impaciencia por ver aparecer a Aurora. Lo llevaría puesto a su llegada, tumbado en el suelo del vestíbulo. Cuando llamara al timbre, le diría que pasase. Ella abriría la puerta y allí estaría él, en el suelo, retorciéndose, serpenteando quizá. Aurora lo pisaría con sus peligrosos zapatos y él le suplicaría que no lo aplastase. Dejaría encendida la cámara que tenía escondida junto a la puerta y así más tarde podrían disfrutar del episodio una y otra vez.
Cuando volvió a la casa, sonaba el teléfono. Le alegraba oír la dulce voz de Aurora, la fantasía había comenzado. Pero entonces ella le contó que Amy no se encontraba bien y tenía que quedarse en casa.
—¡Aquí es donde tienes que estar! —gritó él.
Aurora no dijo nada.
—¿Me has oído? —chilló por el auricular.
—Está enferma —dijo Aurora con tranquilidad—. No la puedo dejar sola.
—¿Qué le pasa?
—Tiene mucha fiebre, vómitos y diarrea.
—Esto no me gusta nada. —Dio un pisotón.
—Lo siento —dijo Aurora.
Charles colgó el teléfono. Dobló el traje con cuidado sobre la mesa de la cocina, volvió a llevarlo al garaje, lo guardó y cerró el arcón. Subió y dejó la llave en la caja fuerte; luego se desvistió, se metió en la cama e intentó dormirse.