Читать книгу Química rosa - Katie Arnoldi - Страница 27
ОглавлениеEl día siguiente
Charles no estaba desayunando junto a la ventana cuando Aurora subió por el camino de acceso a la hora de siempre. Se detuvo frente a la puerta de entrada y se recolocó la minifalda de vuelo y lunares de tafetán rojo y negro para que la cremallera quedase justo en la parte de atrás. Llevaba dos coletas recogidas con dos trozos de lana gruesa de color rosa. Charles había insistido en que se pintase pecas marrones en la nariz y las mejillas. No estaba precisamente adorable. Se acuclilló para subirse los calcetines blancos tobilleros y doblarlos por encima de los zapatos de colegiala. Las bragas no formaban parte del disfraz, por lo que se las había quitado en el coche y ahora tenía que agacharse con cuidado flexionando las rodillas. Las instrucciones de Charles habían sido muy precisas. Pulsó el timbre y aguardó. Nada. Llamó a la puerta y probó a abrirla con el pomo, pero estaba cerrada con llave. Charles la había citado a las diez. Volvió a llamar al timbre y entonces oyó pasos.
Aurora se puso de espaldas a la puerta cuando oyó el pasador deslizarse. Se inclinó hacia delante y se subió la falda, exhibiéndose, y, al oír que se abría la puerta, exclamó con voz bien alta:
—Observa, estoy fresca y rosada. Me he pasado toda la mañana frotándome para deshacerme del insoportable hedor.
Aurora se preparó, anticipándose a la reacción de Charles.
—Usted debe de ser Aurora —exclamó una voz de mujer.
Aurora se volvió y vio a la señora Johns. Estaba allí de pie, delgada y frágil, con su uniforme de ama de llaves de nailon blanco, medias de descanso color carne y zapatos blancos de enfermera. Su cabello era corto y gris, y su boca, una línea arrugada que ocultaba los labios en un gesto de desaprobación.
—Charles no se encuentra bien. Me ha indicado que le diga que tiene lo mismo que Amy. —Comenzó a cerrar la puerta—. La llamará cuando esté listo.