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La transmutación emocional continua

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Las emociones son profundamente rutinarias. No es de extrañar por tanto que, después de haber transmutado una emoción, se descubra cayendo de nuevo en la vieja pauta de siempre. La energía emocional recién revelada necesita encontrar nuevas formas de organizarse. Por ello, para la transmutación exitosa de las emociones, se requiere una práctica perseverante. En este sentido, las emociones se liberarán, aparentemente de un modo completo, para reaparecer nuevamente al cabo de un tiempo y vernos de nuevo obligados a trabajar con ellas. Si queremos obtener resultados duraderos, deberemos ejercitar, en este sentido, la paciencia y la perseverancia. Con el tiempo y la práctica acabaremos advirtiendo lo rápida y poderosamente que las emociones responden a las experiencias negativas y nos sorprenderemos al descubrir que la práctica consciente acaba liberando hasta las más viscerales de ellas. Y, en la medida en que nos familiarizamos con la práctica, aumenta nuestra energía, nuestra comprensión y nuestra habilidad para trabajar con las emociones y las energías más difíciles.

La adecuación entre la transmutación de las emociones y el trabajo con la sombra:

 lo que era “ello” o “tú” acaba asumiéndose, gracias al trabajo con la sombra, como una parte disociada del “yo”

 esas dimensiones del “yo” se asumen, a lo largo del proceso de transmutación de las emociones, como “yo soy”

 el proceso libera las emociones y nos permite desidentificarnos de ellas. De este modo, las emociones dejan de poseernos y nosotros pasamos a poseerlas o, dicho en otras palabras, en lugar de dar forma al “yo”, se convierten en “mí”

Por decirlo de otro modo, las emociones secundarias inauténticas se convierten en emociones primarias y auténticas, lo que se transmuta en energía despierta y trascendente.

Como las palabras no pueden capturar con precisión la fluidez de las emociones, no existe generalización categórica alguna que pueda resultar completamente exacta. A pesar de ello, sin embargo, las correspondencias que presentamos en la Figura 4.2 de la página 92 son muy valiosas.

El trabajo con la sombra y la transmutación de las emociones

Una de las afirmaciones más conocidas de Sigmund Freud sobre el proceso psicotera-péutico es aquélla según la cual “donde estaba el ello, estará el yo”. Y algo parecido podríamos decir con respecto al trabajo con la sombra y a la transmutación de las emociones:

lo que era “ello”

se convertirá en “yo”

y lo que era “yo”

acabará convirtiéndose en “lo mío”

y será testimoniado como yo soy.

Así es como su energía se verá reclamada y liberada.

La práctica integral de vida

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