Читать книгу Becca y Chimpún - Lena Valenti - Страница 9

Capítulo 4

Оглавление

—¿Qué haces aquí? —pregunta sorprendido.

—¡Eres un mentiroso! —lo increpo clavándole el índice en el pecho—. ¡¿Cómo tienes la santa cara de decirme que yo te oculto cosas y que te miento cuando tú me has escondido que una de las tentadoras era la jefa de las fans de la ex que te desequilibró?! ¡¿Eh?!

Axel apaga el móvil y se lo guarda en el bolsillo. Esto no se lo esperaba. No se esperaba que yo descubriera el percal.

—¡¿Por qué me has mentido?!

—¿Cómo lo has sabido? —Está muy ofuscado y también se siente muy impotente con todos los acontecimientos.

—Mi hermana os ha grabado —le enseño el móvil de su charla en el jardín secreto de Villa Chicos—. Grabó vuestro encuentro. Se escucha todo.

Axel me quiere arrebatar el móvil de las manos, pero yo se lo impido.

—Ni se te ocurra, Axel. ¿Por qué me has mentido? —insisto.

—Porque no era bueno para ti saberlo. No quiero que nada te recuerde a lo vivido con Vendetta por culpa de Tori. Yo... no quería que ese nombre volviese a salir.

—¡No puedes seguir haciendo eso! —exclamo muy disgustada con él y su necesidad de protegerme—. ¡No puedo borrar que hayas estado con una superestrella deseada por todo el mundo, Axel! ¡Su nombre saldrá en cualquier momento, porque es historia de la música, joder! —pateo el suelo—. En cualquier momento una canción suya sonará, o aparecerá alguien con un tatuaje suyo, o la imitarán en un programa musical... ¡No me puedes proteger ante eso ni me puedes encerrar en una burbuja de cristal! ¡Mira lo que ha pasado! ¡Si hubiese sabido que esa lagarta de Jennifer quería hacerte la vida imposible, me las hubiese arreglado para echarla o para exigirle a Fede la devolución del paquete! ¡Pero ahora ella te ha delatado y nos ha expuesto a los dos, emocionalmente y profesionalmente!

Estoy muy enfadada. Pero estoy aún más preocupada por él, incluso aunque me haya mentido. Estoy preocupada porque esto es algo que afectará mucho a Axel. Y sé que está superando muchas cosas, pero otras no. Y no creo que esté listo para que lo relacionen con alguien tan poco deseable como su padre. No sé cómo va a reaccionar, no sé qué va a hacer ni qué decisiones va a tomar.

—Créeme, que descubriré si ella ha dado el chivatazo, yo mismo me encargaré—Axe! aprieta los puños y me observa con incomodidad—. Pensé que podía mantenerlo bajo control. Sé lo mucho que significa para ti hacer bien tu trabajo, y también sé que estás lidiando con otros miedos y otras cosas... solo quería ahorrarte esta preocupación.

—Lo has hecho por ti. Crees que negando las cosas u omitiéndolas, dejan de existir. Lo has hecho toda la vida. Dar la espalda, huir y no enfrentarte a los problemas... Pero apartar la mirada no soluciona nada. El problema sigue ahí, y toma el control.

Axel aprieta los dientes y los músculos de la mandíbula se le marcan con fiereza. Tiene una actitud hostil, pero también está luchando contra sus propios demonios.

Y lo peor es que, después de decirle que lo sé y que lo he descubierto, no me quedan demasiadas ganas de seguir hostigándole como en realidad se merece. Estamos los dos metidos en esto, y necesitamos un plan.

—Estoy intentando arreglar esto.

—No es tu labor arreglar nada —contesto desolada—. Este programa debería tener sus propios miembros de seguridad, y no los tiene.

—Estoy en ello. Vamos a necesitar protección.

—Nadie nos va a atacar —aclaro con incertidumbre—. ¿Crees que nos van a atacar? ¿Otra vez?

—No. A nosotros no, este es otro tipo de acoso. Van a intentar sabotear el programa, y les va a dar igual a quiénes salpiquen con ello. No es solo Jennifer la hostil —me explica Axel—. Tengo la seguridad de que mi hermano no ha calibrado bien a quién le daba el proyecto del casting de la Isla del Pecado, y ha dejado entrar en casa a los vampiros. Me estoy gastando una pasta en cámaras diminutas que pueda controlar yo desde mi ordenador, porque creo que nos están saboteando desde dentro. Y quiero saber quiénes son, además de Jennifer, y por qué lo están haciendo. Esta filtración a los medios va a traer a paparazzis a Samaná y nos va a complicar muchísimo las labores para que completemos los tiempos de grabación. Quieren echarnos tierra encima. Así que he llamado a Noel y a su equipo.

—¿A Noel? —Pensar en Noel hace que dibuje una sonrisa tonta en mis labios. Ese hombre es tan guapo y tan bueno... y ha sido un gran apoyo para mí en mi relación con Axel—. ¿En serio va a venir?

—Sí. Es a quien he llamado. Mañana por la mañana estará aquí. Y calculo que también estarán aquí los fotógrafos, intentando sacarnos fotos a ti y a mí —se masajea la nuca y me dirige una mirada culpable—. ¿Ves? Vuelvo a traer mierda a tu vida, solo por ser hijo de quien soy.

—Eres una Drama Queen, Axel.

—No soy una Drama Queen. Sé lo que digo, ya lo he visto otras veces.

—Llora las veces que quieras —le increpo—.

¿Quién nos sacó esas fotos en el lugar secreto de nuestra villa? —mi voz sale exigente. No quiero seguir alimentando la culpabilidad y la autoflagelación de este hombre que tanto quiero y que tan nerviosa me pone—. ¿Lo sabes?

Axel niega desencantado.

—No. Pero sé que se hicieron con un dron.

—¿Y eso cómo lo sabes?

—Todas las fotografías contienen metadatos. Las que se toman desde algunos drones profesionales, muestran un diminuto número de serie en la esquina. Son particulares, de cada dron. Noel me ayudará a rastrear ese número y acceder a su geolocalizador. Cuando llegue al dron, llegaré a la persona que ha hecho esto.

Bueno, no me parece tan mala idea, y sé que Noel y él son capaces de conseguir cualquier cosa. Es lo que tiene trabajar en seguridad privada tanto tiempo. Me cruzo de brazos y succiono mis mejillas hacia adentro, como un tic nervioso.

—No podemos trabajar tranquilos nunca, ¿eh? —le lanzo una mirada velada—. ¿Qué hicisteis con Juanjo?

—Está en el calabozo del destacamento de la policía de Arroyo Barril, aquí en Samaná. Fede se está encargando de todo el papeleo burocrático para trasladarlo a España.

—No nos falta de nada, ¿eh? —Reirnos un poco de todo no nos vendrá mal—. Un maltratador, una fan de tu ex un poco sociópata, un chivato, alguien que quiere boicotear las pruebas desmontando nuestras herramientas... ¡qué alegría y qué alboroto! —silbo.

—Hay más. Ayer noche una de las cámaras dejó de funcionar. Y todavía está por ver si alguien ayudó a salir a Juanjo sin que las cámaras lo vieran, o si Juanjo aprovechó la visita inesperada de ese alguien, para tomar la puerta e irse.

—¿Qué visita inesperada? No entiendo nada. Las villas solo son visitadas por mí y por los trabajadores.

—Alguien está facilitando GHB a las dos villas. Y no sé cómo lo hacen, pero sé que es así. Vi comportamientos extraños en la casa de los chicos y de las chicas.

Alzo la mano porque soy esa niña de la escuela que no se enteraba de nada en las clases de química.

—Perdona mi ignorancia, pero ¿qué es GHB? Axel sonríe solo un poquito y los ojos se le dulcifican. Pero es solo un espejismo.

—Es una droga que se usa para desenfrenarte sexualmente. Supongo que quieren convertir a las villas en orgías.

—¿Qué dices?

—Sí.

—Pero ¿cómo lo sabes?

—Genio me entregó una bolsita que habían dejado en el punto ciego de la puerta de salida de la casa. Él la encontró antes y se la guardó para enseñármela.

—¿Y esto cuando fue?

—Ayer noche.

—¿Y ha pasado más veces?

—Esa es la segunda vez que pasa. La primera la sospeché yo por comportamientos un poco extraños con algunos tentadores y concursantes. Sabía que tenían algo, pero desconocía el qué.

—Pero ¿esto qué es? —me muerdo El labio inferior. Parece una casa de Élite con tantas intrigas, drogas y alcohol...

—Estoy investigando a los que se encargaron del casting, quiero llegar al fondo de todo esto y saber a quiénes han traído aquí realmente. Y me quedan pocos días.

Lo miro con tristeza. Estas circunstancias nos toman desprevenidos, pero no poco preparados. Eso es algo que sé que hemos ganado, que tenemos experiencia en todo tipo de conflictos sorpresivos.

Y nada de esto me turba, porque estoy convencida de que Axel lo va a saber llevar. Sin embargo, me preocupa cómo está él.

—¿Tú cómo estás?

—¿Yo? —frunce el ceño—. Bien. Todo tenía que saberse en algún momento, ¿no? —me explica con frialdad—. Hubiera preferido que no fuera aquí y menos ahora, pero, no puedo decidir sobre eso.

—¿Ya sabes cómo vas a actuar ante la prensa?

—Sí. No actuando. No voy a dar declaraciones ni voy a decir nada a ningún paparazzi. Juré que iba a estar alejado de toda esa mierda, y es lo que voy a hacer. No seré el único heredero del que hablen y que no dé juego a los medios. Además, no soy yo quien importa. Eres tú. Quiero que estés tranquila.

—Yo no estoy tranquila, Axel —contesto con sinceridad—. ¿Cómo voy a estar tranquila ahora? Tú vas a estar estresado, la fan número uno de tu ex te acosa y está informando a la prensa sobre quién eres, nos han grabado... casi follando—aclaro disgustada—, ¡casi! ¡Con la cara de monguer que se me pone! ¿Y si tienen esas imágenes completas?

—Tus rizos ocultan tu cara. Nos grabaron desde arriba, y tienes un cuerpo precioso —contesta admirándome disimuladamente—. No hay nada de lo que debas avergonzarte.

—No me vengas con esas —lo reprendo—... Para colmo, a mi hermana y a Eli se les puede ir de las manos esto —No me doy cuenta de que camino de un lado al otro, pero lo hago—. Y no voy ni siquiera a mencionar lo que piensas de mí —alzo la mano para que no me diga nada más—. Y con todo y con eso, aunque todo me supera, no voy a bajarme de este barco. Eso es lo que he venido a decirte. A dejar las cosas claras —me planto frente a él—. Este es mi programa ahora y nada va a evitar que lo termine. Y voy a hacer oídos sordos a lo que diga la prensa rosa sobre ti o sobre mí, porque ahora mismo no tenemos nada. Ademas, estoy tan cabreada contigo y muy decepcionada por mentirme y después por pensar que yo te privaría de algo tuyo como un bebé... —exhalo con abatimiento y lo miro con tristeza—. Solo quiero que me respondas a algo: ¿Ayer noche cortaste conmigo?

Axel recibe las palabras como si le abofeteara. Pero yo no me olvido de lo que me dijo y él tampoco se olvida de lo que le obligó a decirme eso. Es más, todavía lo cree. Y eso me vuelve a herir.

—Muy bien, Axel —es puro sarcasmo y es autoprotector —. No soy Tori. Jamás lo he sido. Si hubiera querido un capullo en mi vida, ya habría plantado un rosal —le digo con lágrimas en los ojos. Siento ira en mi interior. Pero también dolor, por eso lloro.

—¿Soy un capullo? —está tenso.

—Lo eres. Y ahora, puedes irte a tomar por culo. Hoy no hay grabación, pero pienso hacer corralito. No se te ocurra prohibirme nada ni seguirme. Mantén tu TOC a raya, si puedes—le advierto.

—No quiero pelearme contigo. Podemos trabajar juntos, Becca.

—Axel, no me importa lo que me digas ahora —aseguro dándome media vuelta—. Lo que me preocupa es cómo vas a reaccionar tú a todo lo que se te viene encima. Espero que no la cagues tanto como la has fastidiado conmigo. Con nosotros —sorbo por la nariz.

—No llores —me pide. Axel no soporta verme llorar. Como si le importase...

—Vete a la mierda —le digo dándome la vuelta. Lo miro por encima del hombro y me alejaré de él tanto como me permita la isla y el trabajo.

No me puedo creer que me esté pasando esto ahora y que mi relación con el hombre del que estoy tan enamorada haya sufrido un apagón.

Volvería a escuchar El Apagón de Malú. Pero mejor no, que ya me siento suficiente en la mierda.

Becca y Chimpún

Подняться наверх