Читать книгу Historia de los sismos en el Perú - Lizardo Seiner-Lizárraga - Страница 10

1. Sismólogos y sismos en el Perú

Оглавление

Terremotos en el Perú, obra publicada en julio de 1981 por Alberto Giesecke y Enrique Silgado —prestigiosos científicos peruanos vinculados al Instituto Geofísico del Perú—, tuvo el propósito de ofrecer una perspectiva amplia sobre la problemática sísmica en el Perú. A través de cuatro partes, claramente diferenciadas, los autores abordan varios aspectos vinculados a dicha problemática. La primera identifica la ocurrencia histórica de sismos en territorio peruano entre los siglos XVI y XX, y se trata de una versión abreviada de un trabajo anterior publicado por Silgado (1978) y que hoy ha devenido en un clásico de la disciplina y fuente de consulta obligada para cuanto trabajo se emprenda con relación a sismicidad histórica. La segunda parte está animada por un objetivo explícitamente pedagógico: a partir de una presentación breve de las teorías geológica y sismológica, los autores describen muy sucintamente la estructura de la tierra, la mecánica sísmica y los sistemas de medición de sismos, explicando el significado de valor de los grados que conforman las escalas Richter y Mercalli. En la tercera parte se reproduce una útil cartilla sísmica publicada por la Organización de Estados Americanos en 1977, en la que se informa sobre las medidas que la población debe adoptar en caso de producirse un sismo.1 Finalmente, la última parte se reserva para reproducir comunicaciones de dos científicos norteamericanos, colegas de los autores, en relación con la predicción de sismos. La primera comunicación es una carta con fecha 28 de abril de 1981, en la que el Dr. Brian Brady — físico y funcionario del United States Bureau of Mines— informa a Alberto Giesecke sobre la ocurrencia de tres devastadores terremotos, de escala 8 Mercalli y más, en la costa peruana, entre junio y agosto de 1981. La segunda es una declaración suscrita el 12 de junio de 1981 por William Spence, opinando sobre la predicción de Brady y tildándola explícitamente de incorrecta.

Uno de los propósitos de la obra de Giesecke y Silgado fue el de refutar las predicciones de Brady, especialmente porque trascendieron a los medios de comunicación, sobre todo prensa escrita. Muchos diarios, carentes de parámetros idóneos para presentar información científica, distorsionaron el carácter de la afirmación, convirtiéndola en un hecho incontrovertible; en opinión de aquellos, Lima sería destruida indefectiblemente a mediados de 1981. Evidentemente, el tono de la información causó alarma en la población, en particular porque se afirmaba que no se trataba de sismos cualesquiera, sino nada menos de terremotos de gran magnitud, causantes de una segura y severa devastación. Al final, los terremotos no se produjeron; sin embargo, quedaron planteados dos hechos incontrovertibles: por un lado, las predicciones sísmicas no son posibles, así se hayan, aparentemente, “legitimado” desde la ciencia; por otro, lo único seguro que se sabe es que, por sus particulares características tectónicas, la costa central y sur del Perú puede ser afectada por un gran sismo. Giesecke y Silgado lo indican con énfasis al señalar: “… el Dr. Brady trata de predecir cuándo ha de ocurrir lo que de todos modos, con o sin predicción, ha de ocurrir en el futuro…”.2 Consideran, además, que la aún inasible predicción sísmica implica un asunto extremadamente delicado al crear un problema social real, materializado en el pánico que se apodera de la población y que aun se agrava: “… los medios de comunicación tienen una grave responsabilidad, pues no deben distorsionar la información científica ni darle carácter sensacionalista a la noticia…”.3 Aun en el futuro —concluyen los científicos—, gracias al mayor acopio de datos precisos aparecerán otros pronósticos semejantes, pero no existirá otra alternativa que aprender a vivir sobrellevando predicciones; más aún, sabiendo y reconociendo que el Perú está en una zona de gran actividad sísmica y que un sismo puede presentarse en cualquier momento.

Al cabo de más de veinticinco años, sus palabras resultaron proféticas: el 15 de agosto del 2007, un fortísimo sismo, de gran intensidad y magnitud, aunque en grado menor que las presentadas durante el último gran sismo que la había afectado allá por 1974, sacudió Lima. En esa ocasión —y aun cuando no hubo de por medio una predicción pseudo-científica semejante a la de Brady— la ciudad se conmocionó, y un sector de la prensa escrita distorsionó la opinión de los científicos, endilgándoles la responsabilidad de haber afirmado la futura ocurrencia de un sismo devastador, cuando, en realidad, lo único que hicieron fue reiterar la característica tectónica de la costa central peruana.

En su obra, Giesecke y Silgado presentan una serie de conceptos indispensables para entender el comportamiento sísmico de la tierra. Una diferencia que es importante tener en cuenta es la referida a los conceptos de magnitud e intensidad. Magnitud es la energía liberada por un sismo y que —a partir del uso de instrumental idóneo— mide el grado de ocurrencia alcanzado; para su determinación, en la actualidad es de uso común la denominada escala Richter (Giesecke, 1981: 90). Por otra parte, intensidad es la medida de los efectos macrosísmicos, en una localidad dada, sobre los objetos naturales, las estructuras artificiales y los observadores. Su determinación es más compleja, en la medida en que “… no es nada fácil reducir fenómenos tan variados, que incluyen todas las complejas influencias del medio ambiente local y las interpretaciones subjetivas de testigos nerviosos, a un formato apropiado para referencia científica…” (ibíd.: 97). Para la medición de la intensidad se utiliza la escala Mercalli, establecida desde 1902, y la denominada MSK, de 1964 —no adoptadas como patrón mundial, pero de extendido uso—, que presentan además escalas con rangos que van de I al XII (ibíd.: 100).

Reproduciendo lo que había dado a publicidad en 1978, Silgado inserta su registro sísmico histórico e incluye las referencias sobre eventos de este tipo ocurridos entre los siglos XVI y XIX (Silgado, 1981: 11-22). Más adelante, al dar cuenta del comportamiento de los parámetros sísmicos durante los más importantes terremotos ocurridos en el Perú, en esos siglos, explicita sus métodos e indica:

Las coordenadas del epicentro son aproximadas y son apreciaciones del autor. La magnitud instrumental, un concepto que se utiliza hoy en día para determinar el tamaño o grandor de un terremoto, se establece en base de las relaciones empíricas encontradas entre la magnitud, intensidad y extensión areal de los sismos ocurridos en el Perú durante los últimos cuarenta años… (Silgado, 1978: 65).

En la actualidad, y probablemente durante mucho tiempo más, es posible que el único parámetro empleado para medir sismos históricos sea la intensidad, es decir, toda aquella evidencia física o humana de los efectos de un sismo.

En años recientes, sismólogos vinculados al Instituto Geofísico del Perú han iniciado una reevaluación del trabajo de Silgado, a quien consideran autor de la más útil recopilación sobre sismicidad histórica peruana —por consiguiente, referencia indispensable para trabajos en esa área—, la que, aunque de valor, dista de ser la más completa. José Toribio Polo compuso, a fines del siglo XIX, un catálogo muy completo, con más de 2.500 referencias sísmicas, pero que es escasamente usado de manera directa por los sismólogos. Pareciera que, o bien Polo es un autor desconocido, o bien, en el caso de no ser así, el volumen de su información dificultaría su estudio. La preferencia hacia Silgado es clara: pertenece al gremio científico, piensa como geofísico y, además, ha emprendido el arduo trabajo de procesar la información.

Identificando los sismos históricos con intensidades mayores o iguales al grado VIII de la escala Mercalli modificada, los sismólogos observan que dicha sismicidad se concentra, principalmente, a lo largo de la línea costera centro y sur, y reconocen que podría haber cierta distorsión, en la medida en que esta zona era la más poblada y albergaba las ciudades más importantes desde el siglo XVI (Tavera y Buforn, 1998: 191). Revelan, además, que para el periodo 1513-1920 no existe información sobre terremotos ocurridos en la zona andina y subandina del centro y norte del Perú, aunque en la actualidad está comprobado que estas regiones son sísmicamente muy activas (ibíd.: 194). Son, pues, vías abiertas que comprometen la investigación en sismicidad histórica.

Historia de los sismos en el Perú

Подняться наверх