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Las calles del barrio te ven partir Las lluvias tibias del camino aquel

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2 de diciembre, llueve en el barrio y cuando llueve mucho las alarmas se encienden porque la posibilidad de inundación aparece como un fantasma que puede transformar la tierra en barro. Cada colectivo que pasa puede ser un enemigo que empuja el agua a cruzar las veredas. A la multitud que se junta en Recondo y Camino Negro no le importa, hay más banderas que paraguas frente al escenario. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner está por inaugurar la Unidad de Pronta Atención (UPA) de Fiorito, unos centros médicos creados en barrios populares para que la gente no tenga que ir hasta el centro de Lomas o Lanús a atenderse por cualquier problema.

De repente, como por sorpresa, apareció alguien a llenar la única silla vacía que había en la primera fila. Barba candado, rulos mojados tirados para atrás. Diego Armando Maradona pisaba el barrio que lo vio nacer, la gente lo reconoció y explotó el “Olé, olé, olé, oleeeeé, Diegooooo, Diegooooo”. Un mes antes de ese 2 de diciembre del 2010, cuando el Diez entró al velatorio de Néstor Kirchner en la Casa Rosada, se rompió el silencio. “Vamos Diego, vamos Diego”, adonde iba arrastraba gritos.

Al salir habló con la prensa y dijo esto que hoy podrían ser las palabras de alguien hablando de él: “Mirá, creo que fue un mazazo para todos. Todo el mundo está de la misma manera que estoy yo. Lo de ayer fue algo que no me lo esperaba. La desperté a Vero y le dije `qué humor negro, que chiste malo`. Después empecé a cambiar, a cambiar y cambiar y cuando caí que Néstor había fallecido me pareció algo increíble porque me parece que en el momento que nosotros estamos saliendo y tenemos un luchador, un batallador como yo le dije. Perderlo para nosotros es terrible. Argentina perdió un gladiador, un hombre que se la jugó siempre, nos sacó del pozo y era respetable en todo”.

También dijo que había que hacerle el aguante a Cristina y decidió dar el ejemplo yendo a acompañarla. Ésta lo nombró en su discurso: “Nadie llega a ningún lado si no cree en sí mismo. Diego, que es de Villa Fiorito, que nació acá, que es uno de ustedes, uno de nosotros, sabe que cuando hay capacidad, voluntad y tenacidad, podemos llegar”. Terminó de hablar y subió Maradona al escenario. Él la miró, ella le agarró la cara. El amor es una magia. El fotógrafo captó ese momento para inmortalizar la última visita del Pelusa a Fiorito.

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