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Las extrañas máquinas lunares
ОглавлениеNo puedo dejar de mencionar una obra de arte muy extraña y extraordinaria de la que me habló el anciano caballero y que es un artefacto al que el hombre tiene que atornillarse. Es probable que nuestra gente tenga cierta dificultad para entender estas cosas a causa de mi tosca descripción, por mi parte no puedo más que recomendarles que emprendan un viaje a la Luna en mi máquina.
El artefacto del que hablo contiene una infinidad de extraños resortes y tornillos y un hombre que se introduce en él es llevado de manera imperceptible a realizar hondas especulaciones, reflexiones y debates consigo mismo: en esas regiones le han puesto un nombre muy difícil de reproducir, pero, si tuviese que traducirlo a nuestro idioma lo llamaría máquina de pensar o silla de la reflexión.
En un primer momento la persona que se sienta en ese artefacto siente algo de dolor por el paso de algunos muelles en reversa que se atornillan para dejar afuera todo pensamiento perturbador que pretenda penetrar. Es esta la mejor forma para prepararse para la operación que seguirá y no cabe duda que el modo es muy efectivo por cuanto el hombre está completamente excluido de toda otra forma de pensar que no sea la propia, podrá pensar lo más intensamente posible sobre el objeto que se presente ante él.
Una vez que se obtiene el aislamiento, hay algunos tornillos que sostienen rectamente unos hilos desde cada lugar del aparato hasta el cerebro del hombre y, de igual modo, otros hilos apuntan a sus ojos mientras en el extremo opuesto se vinculan a lentes que transmiten o reflejan los objetos sobre los cuales la persona desea dirigir su pensamiento. Acto seguido, las ruedas principales comienzan a girar y se enroscan de acuerdo con diferentes funciones: esta activa la memoria, aquélla el entendimiento, una tercera la voluntad, una cuarta la facultad de pensar; todas adquieren un movimiento regular y, a través de los hilos tirantes apuntan a los objetos adecuados de manera perfecta e ininterrumpida, aunque pretendan intervenir Capricho, Quimera y un millar de demonios que revolotean y que se generan en la Fantasía. Todos ellos serían eficazmente bloqueados como se ha dicho anteriormente, se prestarán mutua asistencia para recibir nociones correctas y formar ideas justas de las cosas a las que se dirigen, lo que permitirá al hombre llegar a conclusiones correctas, y pensar y actuar por sí mismo, de acuerdo con las sublimes cualidades del alma con las que fue bendecido en el origen.
No hay hombre que haya entrado en una de estas máquinas para pensar que no haya salido más sabio de lo que era y estoy persuadido de que sería una cura más efectiva contra el deísmo, el ateísmo, el escepticismo y todo otro “ismo” de lo que fue esa máquina italiana que se proponía curar la gota cortando los dedos del pie.
Es verdaderamente una máquina maravillosa, funciona de manera admirable y tiene excelentes efectos, según me relató mi guía. No puedo dejar de mencionarle a mi lector que nuestro mundo sublunar sufre millones de inconvenientes por la falta de un artefacto para pensar: yo mismo he tenido muchos grandes proyectos en la cabeza para hacer que nuestra gente piense de manera efectiva, pero ha sido en vano sin este artefacto. Desconozco cómo podría hacer un modelo como este, cómo atornillar la voluntad, el entendimiento y el resto de los poderes, cómo llevar el ojo, el pensamiento, la fantasía y la memoria hacia un orden matemático, que obedezca a la operación mecánica; desconozco cómo prestar ayuda a Boyle, Norris, Newton, Manton, Hammond Tillotson(64) y toda la raza de los sabios; ignoro cómo ir en auxilio de la Filosofía, la Teología, la Física, la Economía, todo es en vano, una silla mecánica para la reflexión es el único remedio que he hallado en toda mi vida que se ajuste a estas tareas. En cuanto a los efectos sobre el pensamiento matemático, imaginemos cuánto podría escribirse y aparecer con mayor facilidad si consideráramos la utilización de este maravilloso aparato para todos los asuntos humanos, como ser la guerra, la paz, la justicia, las injurias, la pasión, el amor, el matrimonio, el comercio, la política y la religión.
Cuando un hombre ha sido atornillado al aparato y es llevado por su arte hacia la regularidad de pensamiento, jamás comete ningún disparate; sus acciones están encorsetadas por aquellos mismos hilos, puesto que la acción no es sino la consecuencia de un pensamiento; y el que actúa antes de pensar pone a la naturaleza humana patas para arriba…
M… jamás hubiera pronunciado su discurso y el famoso B…ly no hubiera escrito su libro, de haber tenido su máquina de pensar: el uno no nos hubiese contado de países que en realidad no había vistos, y el otro –que no resultó más sabio– no nos hubiese dicho haber visto la gran mayoría de ellos. H. no habría jamás arruinado a su familia casándose con una ladrona, prostituta y pordiosera, una dama tramposa, si todo esto le hubiese sido informado tan honestamente y tan a reiteradamente como si dicho por la misma mujer. Nuestro último y tan poco afortunado monarca nunca habría confiado en los clérigos ingleses que proclamaban la doctrina de la no-resistencia, y él tendría que haber notado que nunca la practicaban. Si su Majestad hubiese sido atornillado a esta máquina de pensar, seguramente habría reflexionado que está en contra de la naturaleza humana que los individuos se mantengan quietos mientras él los aplasta, sin importar lo que hubieran predicado o simulado predicar, no podrían haber mantenido bien abiertas sus gargantas para que se las cortaran, como tampoco se hubieran atado las manos con las que pretendían resistir al Ungido por el Señor.
Si alguno de nuestros clérigos hubiese sido atornillado a la máquina, no se habría transformado jamás en mártir por aliarse con el último rey con el único lascivo fin de estar en compañía del Dr. S….
Si nuestros mercaderes hubiesen estado en la máquina, nunca habrían confiado en la flota turca y su famoso escuadrón, todo el asunto requirió mucho cuidado para conducirlos a salvo en las manos de sus enemigos.
Hay gente que tendría que haber ingresado a la máquina antes de concertar en el mundo algunas Ligas(65) ideadas para reparar errores anteriores, habrían considerado mejor el asunto antes de embarcar en él a una nación, puesto que no redunda en beneficio ni de los asuntos exteriores ni de los internos.
Ni qué decir del excelente uso que podría darse a la máquina de pensar en los nobles discursos, en las conformidades ocasionales, en las apelaciones sobre prerrogativas, en las convocatorias a controversias, en los discursos inflamatorios y en los apaciguadores y en todas las cortes de la Cristiandad.
¡Ojalá el duque de Bavaria hubiera entrado a la máquina! Nunca hubiera iniciado una confrontación(66) que todos los demás poderes de Europa deseaban contener; lo sabía perfectamente y, mientras, dejó de lado otros asuntos. De haber utilizado el artefacto, el Elector de Sajonia jamás habría arruinado un Electorado rico y una corona, ni se hubiese vendido por un reino que nadie tomaba en serio: él nunca se hubiese valorado tan poco, o hubiese esperado tan poca grandeza de sí, ni habría renunciado a ser un Duque protestante y un Emperador del Electorado para ser un rey nominal y un fantoche con una sombra de poder y un nombre sin honor, dignidad o fuerza.
Si el señor de Tallard(67) hubiese recurrido a nuestra máquina, no solo no habría producido el ataque a los confederados cuando atravesaban ciénagas y riachuelos de su frente, es más, no los habría atacado en absoluto, ni padecido el ataque por parte de ellos, antes que por pelear se habría preocupado por demorarse en la contienda hasta que el Duque de Saboya(68) fuese reducido y la armada confederada forzada a dividirse para mejorar su defensa.
Los que se han apresurado para que tomáramos el camino más corto con los escoceses, puede afirmarse que en verdad necesitan esta máquina de pensar, de este modo hallarían la causa justa para semejante guerra y para hacer que una nación vecina deba protegerse, razón más que suficiente para que otra nación vecina caiga sobre ellas: nuestra máquina les mostraría claramente y a través de un símil del hombre que irrumpe en una casa solo porque la gente ha clausurado las ventanas y echado el cerrojo.
Si alguien ha cambiado de bando de mal para peor y multiplicado las diferencias en vez de disminuirlas, la máquina de pensar puede llevarlo, a través de un pensamiento más moderado, a percatarse que el suyo no era un método del todo inadecuado para alcanzar la razón. Nuestra máquina de pensar sería muy necesaria para mostrarle a cierta gente que la pobreza y la debilidad no son base suficiente para oprimir a una nación, y que reducir el comercio al mínimo no representa un terreno sólido que justifique equipar una flota y quitarle lo que posee.
No puedo negar que a menudo he pensado que en nuestro antiguo reino vecino quizá posean este artefacto, puesto que todo hombre, aunque finjamos estar enojados, accede a lo que es suyo por derecho: votar y conseguir leyes que respalden su propia seguridad y no hacer lo que otros pretenden sin esas condiciones que justifiquen su aceptación. Hay una gran cantidad de personas en nuestro mundo, de variadas condiciones, que necesitan nuestra máquina de pensar y atornillarse un poco a ella, para hablar llanamente y no absurdamente como lo hacen: estos conforman, sin embargo, una clase en sí mismos.
La máquina se relaciona estrechamente con la filosofía y, en particular, es un maravilloso remedio contra la absorción en la lectura, como decía el señor de Jurieu,(69) de Amsterdam, que solía perderse en sí mismo. Con la asistencia de esta pieza que aporta regularidad, un hombre puede prevenirse más que efectivamente de los pensamientos desconcertantes y, a través del pensamiento recto, evitar todo devaneo peligroso, puesto que nada lo lleva a conclusiones más rápidas que los hilos rectos que apuntan al tema de debate apropiado.
Todo tipo de pensamiento confuso puede evitarse perfectamente y prevenir que se produzca. Además, ningún hombre –una vez que se lo someta a la operación del atornillado– se verá aquejado en el futuro por el spleen, la hipocondría o la locura muda:(70) previene enormes cantidades de magnos desastres entre los seres hombres, en el ámbito de los asuntos privados. Previene el matrimonio de apuro, los votos apresurados, los duelos, las peleas, los litigio ante la ley, y toda suerte de arrepentimientos. En los que respecta a los asuntos de estado, salva a los gobiernos de muchos inconvenientes: controla la ambición inmoderada, detiene las guerras, navales y por tierra; impide especialmente que los miembros del Parlamento pronuncien discursos largos cuando no tienen nada que decir; contiene las rebeliones, las insurrecciones, el enfrentamiento entre facciones, las conformidades ocasionales, los cambios de rumbo, etc.
El aparato tiene una propiedad maravillosa y, en lo referente a nuestro comercio marítimo, podría impedir muchos combates sangrientos en los que muchos hombres honestos, que podrían haberse convertido en sujetos valiosos y ayudado a Su Majestad en la gestión de su armada, pierden sus vidas.
[…]
La máquina previene toda suerte de lunáticos, desenfrenos del amor y locuras melancólicas, pues cuida que el pensamiento se mantenga alineado con sus objetos, lo cual impide que un hombre pueda ser interrumpido por cualquier delirio, divagación o extravío de las ideas y, por tanto, nunca caerá en la locura. Por esta razón, no puedo sino recomendarla al Señor de S…, al Señor de N…., y al Señor de H….para defenderlos por todos los medios del estado de locura que por largos períodos ha atribulado a sus familias y que circula demasiado por sus venas.
El artefacto también es una excelente introducción al arte de pensar, y por ende se adapta muy bien a quienes tengan por talento y mérito peculiares el de no pensar en nada en absoluto. Entre estos, se halla el Señor de B…d, quien debería aceptar las sugerencias del hombre de la Luna y utilizar el aparato como cura soberana a esa enfermedad tan conocida que llamamos “mal del no pensar”. Por otra parte, es un remedio excelente que será de utilidad para esa clase de gente que siempre está vagando por sus pensamientos pero nunca se entrega a la acción, tan preocupada está por pensar que ya no tienen tiempo disponible para actuar. De ellos, nuestro poeta ha brindado un buen retrato:
…esos modernos mequetrefes que se retiran a pensar porque no tienen nada que hacer.
Los pensamientos, sin embargo, surgen gobernados por la acción;
allí donde la acción cesa, el pensamiento deja de ser pertinente:
nuestra esfera de acción es la felicidad de la vida
y el que piensa alejado de ella, piensa como un asno.(71)
Los mencionados caballeros harían un excelente uso de la máquina, pues les enseñaría a terminar con una cosa antes de comenzar con la otra; también podría ser utilizada por el honesto señor S… cuya peculiaridad es estar constantemente comenzando algún proyecto y nunca terminar ninguno. La variedad de usos y mejoras que podría brindarnos el artefacto es inmensa y el lector no puede pretender que yo le provea una descripción acabada de los mismos.
Hay otra máquina que no pude ver hasta mi último viaje a la tierra lunar, se llama elevador: las operaciones mecánicas que realiza son soberbias y están activadas por el fuego. Podemos imaginar cómo ascienden los sentidos y a qué raros extremos son llevados, tal que el alma inteligente puede conversar con las que le son afines, estén o no encarnadas. Quienes son elevados a una determinada cima de este maravilloso marco, tiene una perspectiva clara del mundo de los espíritus y departe con visiones, ángeles guardianes, almas de difuntos o no; como este es un conocimiento impar y no puede conseguirse sino con la ayuda del mencionado fuego, los que han hecho el experimento relatan sobre extrañas afinidades, sobre la preexistencia de las almas, sobre sueños, y cosas parecidas. Confieso que siempre creí en la conversación entre espíritus y he oído de algunos que la han experimentado en muchas ocasiones como si no tuvieran a nadie más en quien creer. Jamás hallé razones para dudar que existiera un estado de los espíritus antes de su encarnación, más de lo que dudara de su inmortalidad después de ser liberados de su prisión, y lo dicen las Escrituras, que los espíritus vuelven a Dios que los ha entregado –y esto implica una procedencia– y que llamaríamos “retorno”.
[…]
[Luego de relatar luchas intestinas entre diferentes facciones religiosas que atentan contra la estabilidad de un príncipe selenita y las subsiguientes leyes promulgadas que atentan contra la libertad de acción de representantes eclesiásticos, el narrador pasa a describir un nuevo artefacto].
Entonces, las acometidas del Príncipe avanzaron más que nada sobre las libertades eclesiásticas y amenazó con quitarle al clero todos los privilegios; pronto sus miembros percibieron que iban a convertirse en los primeros en ser sacrificados y de inmediato alzaron sus celadas y golpearon contra el concionazimir. Este es un artefacto eclesiástico que se utiliza en casos de alarma general para producir una suerte señal de la iglesia al levantamiento general. Es un aparato verdaderamente extraño que, cuando un eclesiástico se introduce en él y lo golpea, ruge y emite un ruido tan terrible por sus numerosas cavidades que puede oírse a gran distancia. Siempre hay un buen número de estos artefactos emplazados por todos lados y de manera conveniente, de modo que la señal de alarma emitida pueda recibirse en todo el reino en un solo día.
En algún momento he pensado proporcionar al lector un diagrama de esta obra de arte, pero soy muy mal dibujante y ni siquiera puedo ser lo suficientemente hábil como para describir el modo en que debiera modelarse, lo que sigue es mi mejor intento. Se trata de un recipiente hueco, bastante grande como para contener el más corpulento de los clérigos de la nación. Por lo general tiene una forma octogonal, abierta en su parte delantera, de cintura para arriba, y completamente cerrado en la parte trasera. En su parte superior tiene un saliente plano que permite duplicar el sonido o la reverberación. Se cree que es necesario duplicar y replicar los sonidos toda vez que se usa el aparato. El mismo está construido siguiendo principios matemáticos, se yergue sobre un pedestal de madera, como si fuese un molino de viento, y tiene dos escaleras de caracol como las que se ven en el gran tonel de Heidelberg.(72) Podría elaborar algunos discursos jeroglíficos sobre el aparato, a partir de estas referencias, a saber:
1. Que está erigido sobre un pedestal cual molino de viento, que no es ninguna novedad para los clérigos, que son las únicas personas a las que se les permite hacer uso de él, para que gire con el viento y preste servicio a todos y cada uno de los puntos cardinales.
2. Que tiene una superficie plana arriba para incrementar el sonido, puesto que forma una suerte de hueco o cavidad que sirve a tales propósitos, de lo que se deriva que existe cierta natural oquedad o vacío utilizados en ocasiones por los caballeros togados que se sirven de ello en exceso para propagar toda suerte de clamor, ruido, turbiedad o disturbio.
Como las escaleras suben en caracol como las que se encuentran en el tonel de Heidelberg, que es único en su especie, puede deducirse que el uso que se haga de estos escalones ascendentes no difiere del que se emplea para lograr que la gente incremente toda suerte de entusiasmos, intoxicaciones espirituales, acciones perversas y extravagantes, altos vuelos exaltados, precipitaciones y todo tipo de ebriedades y excesos eclesiásticos.
El sonido que produce este emblema de la vacuidad, el concionazimir, ni bien se oye en toda la nación, induce a que toda persona descubra de pronto su disposición en participar en aquello a lo que se la convoque. Como si el asunto se hubiera acordado previamente, envían mensajeros para requerir la asistencia de algún poderoso príncipe allende el mar, que sea de su propia religión y que se alíe a la corona a través del matrimonio.(73) Ofrecieron explicaciones muy básicas y hicieron que su rey –en razón de los artificios antepuestos por el Arzobispo– pareciera sospechoso a sus vecinos, de manera que aquél príncipe, sin hesitarlo, resolviera apoyarlos y acordara con ellos los preparativos para invadir los dominios de su rey. Por intervalos, la manera en que actuaron en su país se alteró bastante, ya no obedecían a la doctrina de la absoluta sumisión y no resistencia,(74) golpeaban diariamente el concionazimir para avisarle a todos que debían ponerse de pie para defender los derechos de la Iglesia, y que ya era tiempo de que pensaran en ellos, pues estaban amenazados. […]
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