Читать книгу La tonalidad precisa del rojo - Manuel Broullón - Страница 10

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IV


El doble

–Periodista: ¿Cómo ha llegado hasta

aquí, hasta Hollywood?

–John Ford: En un tren.

Este tren se agita en el silencio de la noche. Imposible saber dónde estás: la atmósfera nocturna priva a tus ojos de cualquier intuición del paisaje. Tan solo la luz interior del vagón en que viajas enciende las ventanillas como si fueran una multitud de pantallas cambiantes. Cada cristal duplica tu reflejo en dos imágenes simétricas, superpuestas. La noche oscura, al otro lado, devuelve a tu mirada una imagen de ti, escindida sobre la superficie de los improvisados espejos-pantalla.

El cristal también insonoriza el interior: acalla el estrépito que en verdad acontece afuera. Cesan también tus voces interiores, la multitud de yoes de tu identidad. Espejismos. Estímulos que desconocen que una conciencia los dota de presencia. Comunión total con el cristal. Materializarse en lo otro como un reflejo, secretamente deseado.

La tonalidad precisa del rojo

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