Читать книгу La tonalidad precisa del rojo - Manuel Broullón - Страница 11
V Impresiones (I)
Оглавление«Vt pictura poesis; erit quae, si propius stes,
te capiat magis, et quaedam, si longius abstes;
haec amat obscurum, uolet haec sub luce uideri,
iudicis argutum quae non formidat acumen;
haec placuit semel, haec deciens repetita placebit.»
Horacio, Epistola ad Pisones.
A estas horas la oscuridad envuelve el tendido eléctrico, como la sustancia primigenia en que reposan todos los colores durante las horas de sueño.
El disco lunar, única cicatriz en un cielo sin firmamento, acompaña desde su altura a tu silueta, también sombría, hasta donde te aguarda un frugal recibimiento. Descubres el lugar preciso que por breve periodo ha de convertirse en tu hogar: techumbre alta, paredes blancas, insoportable olor a humedad.
Tu acto reflejo de abrir los postigos desafía la opacidad exterior.
Y he aquí que mientras se disipa la pestilencia melancólica de un cuarto olvidado de la vivienda, un fresco aroma a dama de noche escala por el muro hasta el umbral de la que a partir de este instante se convierte en tu ventana. Tuya y solo tuya. Entonces se alzan los telones, se apartan las veladuras de tu distraída conciencia: se revela la perfecta alineación del marco de la ventana con el límite de los edificios del vecindario, el friso horizontal de los tejados uniformes de la ciudad, y, perfectamente encuadrado, el delicado vigor de una torre, de repente blanca y roja, cuya lejana campana en el cuerpo superior regirá tus días y tus horas.
En el intervalo de silencio entre un repique y el siguiente, tu vista pronto se acostumbrará a escapar de todos los quehaceres prácticos, en dirección hacia el misterioso cuadro que, de improviso, derriba toda la pared para atraer la visión hasta la parte más interna de la estancia.
Tendrás que aguardar todo un equinoccio y dos cambios de estación para comenzar a intuir irracionalmente que aquel cuadro tan geométrico es la síntesis de una serie de impresiones lumínicas y cromáticas en variación constante sobre el mismo tema.
La torre, los tejados y las fachadas del vecindario, o el propio marco de la ventana, en sus días y sus horas, están suspendidos sobre la fragilidad de un solo instante, que exige ser amado hasta la extenuación, para –de inmediato– evaporarse.