Читать книгу La tonalidad precisa del rojo - Manuel Broullón - Страница 18
XI Una lección universitaria
Оглавление«[…] tibi, Tantale, nullae
deprenduntur aquae, quaeque inminet,
effugit arbor;
aut petisa ut urges rediturum, Sisyphe, saxum».
Ovidio, Metamorfosis.
Por historias, por azares, o por irónica casualidad, la universidad de la ciudad roja dispone de las dependencias de un antiguo monasterio de clausura, desde hace tiempo desacralizado, para celebrar sus lecciones diarias. Aquella a la que asistes hoy tiene lugar en lo que debió haber sido un refectorio en otro tiempo –alegoría del cambio al que cada cosa se ve sometida en su mundano transcurso–, a juzgar por el estrado de piedra en la parte trasera del aula, bajo una bovedilla y sobre una escalera; también por el desconchado fresco que allá, en lo alto, preside el frontal, encima de donde se sitúa hoy la cátedra, y que advierte a los estudiantes con una orden tajante: «SILENTIVM».
Al final de su lección, el profesor acata la misma sentencia haciendo una larga pausa. Después se queja con ironía citando de memoria los versos del divino Virgilio: «o buscas o empujas, Sísifo, la roca que has de retornar».
Salimos bajo los pórticos de un amplio claustro cuadrado, rodeado en su piso superior por la biblioteca: sede natural del silencio. Al acceder bajo la luz solar el profesor se detiene, te sonríe amable y te revela una lección no ya universitaria, sino universal: «mira con atención porque esto que estás viendo ahora es la ciudad en su estado más puro: rojo en las paredes, azul en el cielo. Y en verdad, lo demás poco importa, porque tenemos el sol, el aire, el cielo…».