Читать книгу Contramarcha - María Teresa Moreno - Страница 13

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Cuando aparecemos en el mundo, es la repetición del nombre dado lo que afianza la identidad: más se es quien se dice ser cuantos más son los que nos llaman. La clase se certifica en nombres largos a los que se antepone un “señor”, como era el caso del obispo Carlos Francisco Bienvenido Myriel, que había nacido rico hijo de juez, empobrecido y luego hecho voto de pobreza por razones religiosas, pero que admitían la gloria de un cucharón, seis cubiertos y un candelabro de plata, luego robados por Jean Valjean, hecho que le sería perdonado poniéndolo en el camino de la bondad y el arrepentimiento. ¡Qué historia! Supongo que me aburría, y que solo prestaba atención a las repeticiones bien moduladas, como por hipnosis, sin apreciar las formas retóricas, que las habría, aun en el estilo de Abel Santa Cruz.

Contramarcha

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