Читать книгу Más de mil pequeñas cosas que hace la gente feliz y exitosa - Marc Chernoff - Страница 5

Introducción

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MILLONES DE INDIVIDUOS viven toda su vida según la «configuración predeterminada», sin darse cuenta de que pueden personalizar todo. No seas uno de ellos. No te conformes con vivir la vida en el «modo por defecto».

Atrévete a efectuar «correcciones» y mejoras. Atrévete a hacer de tu crecimiento personal una de tus mayores prioridades.

La verdad es que no siempre serás prioritario para los demás, y es por eso por lo que debes ser prioritario para ti mismo. Aprende a respetarte, cuídate y conviértete en tu propio sistema de apoyo. Tus necesidades importan. ¡Comienza a satisfacerlas!

No esperes a que otros te elijan. ¡Elígete hoy!

En serio, no debes reprimirte o contenerte para ajustarte a la idea que tienen otras personas de lo que es un ser humano que vale la pena. Eres increíblemente valioso y capaz en este momento. No porque otros piensen que lo eres, sino porque tienes todo el control sobre el siguiente paso que vas a dar.

Si te sientes diferente o si te has estado reprimiendo en los últimos tiempos, date cuenta de que la verdadera batalla está en tu mente. Y tu mente está bajo tu control, no al revés. Es posible que te hayan derribado la adversidad, el rechazo o el estrés, pero no estás vencido. No permitas que tu mente, ni nadie, intente convencerte de lo contrario.

Sánate a ti mismo y crece como persona más allá de la configuración predeterminada de la vida; niégate a conformarte con la forma en que siempre han sido las cosas. Elige darte espacio en tu propia vida desde hoy. Elige darte permiso para satisfacer tus propias necesidades. Elige respetar tus sentimientos y emociones. Elige que el autocuidado y el crecimiento personal constituyan grandes prioridades para ti.

Elige pensar mejor acerca de ti mismo, para poder vivir mejor a pesar de las dificultades que debas afrontar.

Sí, sabemos que a veces es mucho más fácil decirlo que hacerlo. Efectuar cambios positivos requiere orientación y práctica. Y esto es exactamente lo que este libro te va a aportar, paso a paso.

¿Estás listo para un gran viaje? Porque el que conduce a la felicidad y el éxito verdaderos en la vida lo es, realmente. Es un viaje lleno de lecciones vitales y giros inesperados y emocionantes. Es increíble cómo superamos aquello que anteriormente habíamos considerado que era imprescindible en nuestra vida y cómo después nos enamoramos de lo que ni siquiera sabíamos que queríamos. La vida nos va llevando por caminos que nunca escogeríamos si dependiera de nosotros. Pero no tengas miedo. No permitas que tus expectativas relativas a cómo «debería ser» todo no te dejen ver la belleza de la vida que estás viviendo. Ten fe. Confía en el viaje.

Y, por supuesto, si te cuesta confiar en el viaje y controlar tus expectativas en este momento, debes saber que no eres el único. Muchos de nosotros también nos estamos esforzando denodadamente por soltar, encontrar más presencia y aceptación, y volver a encarrilar nuestro proceso de pensamiento. Permítenos compartir contigo una breve metáfora que solemos exponer a los alumnos de nuestro curso y a los asistentes al seminario en vivo:

Imagina que tienes una mandarina madura y jugosa en la mesa que hay delante de ti. La levantas con entusiasmo, separas un gajo y te lo llevas a la boca.

Ya sabes qué sabor debe tener una mandarina madura y jugosa. Esta resulta ser un poco más agria de lo que esperabas, de manera que haces una mueca, experimentas una sensación de decepción y te lo tragas.

O tal vez la mandarina tiene un sabor completamente normal; no hay nada especial en él. Por lo tanto, te la vas comiendo sin tan siquiera detenerte a apreciar el sabor de los bocados, que no merecen tu atención.

En el primer escenario, la mandarina te decepcionó porque no cumplió con tus expectativas. En el segundo, te ofreció una experiencia demasiado poco interesante porque cumplió con tus expectativas a la perfección.

¿Adviertes la paradoja?

Las cosas o no son buenas o no son lo bastante buenas... Así es como muchos de nosotros vivimos la vida: infelices y sin tener éxito. Es por eso por lo que muchos de nosotros nos sentimos decepcionados y poco entusiasmados acerca de casi todo.

Porque no hay nada que satisfaga realmente nuestras expec­tativas.

Ahora, imagina que adoptas este enfoque: depones tus expectativas acerca de cómo «debería» saber la mandarina. No lo sabes y no esperas saberlo, porque ni siquiera la has probado todavía. En lugar de ello, tienes verdadera curiosidad, eres imparcial y estás abierto a una variedad de posibles sabores. Pruebas la fruta y prestas mucha atención. Percibes la jugosidad y la textura de la pulpa, los sabores ácido, agrio y dulce arremolinándose en tu lengua, y todas las otras sensaciones complejas que surgen en tu conciencia al masticar. No sabías qué sabor tendría esta mandarina, pero ahora te das cuenta de que es diferente del resto, y es significativo a su manera. La experiencia que tienes es totalmente nueva y vale la pena, porque nunca antes has probado esta mandarina.

Los expertos en mindfulness suelen denominar a esta actitud mente de principiante, pero en realidad no es más que el resultado de una perspectiva libre de expectativas innecesarias y asfixiantes.

Por supuesto, puedes sustituir la mandarina por casi cualquier elemento presente en tu vida: cualquier suceso, situación, relación, persona o pensamiento que se te ocurra. Si abordas estos elementos con expectativas acerca de «cómo deberían ser» o «cómo deben ser» para ser lo suficientemente buenos para ti, casi siempre te decepcionarán de alguna manera, o serán demasiado comunes y poco emocionantes para que tan siquiera los recuerdes. Y te limitarás a pasar a la próxima decepción o experiencia de vida carente de interés, y a la siguiente, y a la siguiente, y así sucesivamente, hasta que habrás vivido la inmensa mayor parte de tu vida atrapado en un ciclo interminable de experiencias que apenas te habrán gustado o apenas habrás percibido.

Una mejor manera

La buena noticia es que hay una forma más feliz y fructífera de pensar y vivir. Tras más de una década impartiendo sesiones individuales de coaching a nuestros alumnos, manteniendo conversaciones abiertas con nuestros lectores y organizando seminarios anuales en vivo, hemos acumulado mucha experiencia en ayudar a las personas a superar los aspectos dolorosos que las estaban frenando. Y uno de los aspectos dolorosos que más hemos visto a lo largo de los años es el que acabamos de exponer: las expectativas no cumplidas. De hecho, la mayor parte de lo que describimos como nuestros «mayores problemas» es la consecuencia directa de cómo reaccionamos ante la vida en un día promedio.

En ocasiones nos enfrentamos a grandes tragedias, es cierto, pero la mayor parte de las veces el único problema real es nuestra actitud mental y el comportamiento resultante de ella en el momento presente. Es fundamental que hagamos uso de nuestra fuerza mental o resiliencia interna. Para ello, no es necesario haber nacido mentalmente fuerte; este rasgo vital de carácter se puede desarrollar con la práctica diaria.

¿Es fácil? No exactamente. ¿Vale la pena? Sin duda alguna.

Lo primero que hay que hacer es afrontar totalmente el momento presente, con una presencia y una aceptación verdaderas. Incluso cuando los tiempos son relativamente buenos, uno de los retos más difíciles que tenemos en la vida es vivir en nuestra propia piel, es decir, estar aquí y ahora, independientemente de dónde nos encontremos. Con demasiada frecuencia nos distraemos con cualquier cosa: la comida, el alcohol, las compras, la televisión, los chismes, las noticias, las redes sociales, los videojuegos, los teléfonos inteligentes, las tabletas, etc.; el caso es evitar estar completamente presentes.

Nos servimos del trabajo compulsivo, el ejercicio compulsivo, los amores compulsivos y otros comportamientos para escapar de nosotros mismos y evitar vivir con plena presencia. De hecho, muchos hacemos todo lo posible por evitar la sensación de estar a solas con nosotros mismos sin experimentar distracciones, ya que estar solo sin distraerse significa lidiar con los verdaderos sentimientos que están ahí: los miedos, las ansiedades, la anticipación, la incertidumbre, la frustración, la envidia, la desilusión... Y cuando llegan los tiempos difíciles, aún perdemos más el control.

Por otro lado, podemos ejercitar los músculos de nuestra fortaleza mental e ir comprendiendo cada vez más que encontrar la paz, la felicidad y el éxito en la vida no significa estar en un espacio en el que no haya ruido, dificultades ni asuntos pendientes; significa estar en medio de todo esto mientras conservamos la capacidad mental de enfocarnos y mantenemos el corazón calmado. Se trata de soltar las imágenes mentales relativas a cómo se suponía que debían ir las cosas y afrontar los desafíos del momento presente con serenidad y presencia.

La presencia lo es todo

Empieza por advertir, con curiosidad y sin juzgarte, todas las formas en que evitas estar en tu propia piel, con tus propios problemas, aquí y ahora, en este momento presente. A continuación enfócate, con atención, en lo que realmente sientes. No te anestesies con distracciones o expectativas; en lugar de ello, hazte más consciente de lo que experimentas en tu interior. Haz de ti mismo la prioridad número uno en este momento.

Céntrate totalmente en el momento y dale la bienvenida. Sonríe y presta toda tu atención a lo que sientes. Porque si no te permites superar lo que pasó, lo que se dijo o lo que sentiste, mirarás tu presente y tu futuro a través de estas mismas gafas sucias, y no habrá manera de que puedas enfocar tu borroso juicio.

En pocas palabras: lo que haces ahora es más importante que lo que sucedió ayer. Y lo que haces ahora es tu elección.

Lo decides tú, en efecto. Y si estás eligiendo quejarte, culpar, estar atrapado en el pasado, actuar como una víctima, sentir enojo, ignorar tu intuición o rendirte, es hora de que efectúes otras elecciones. Elige realizar los pequeños actos o tener los pequeños cambios de actitud necesarios para dar un paso adelante en el presente.

Cuando tratamos el momento presente con respeto, es decir, cuando le respondemos con eficacia, realmente tenemos la oportunidad de nuestra vida. Hace poco se nos recordó esto de la manera más hermosa. Estábamos sentados en un banco de un parque que está cerca de nuestra casa, en el sur de Florida, comiendo en plan picnic, cuando una pareja de ancianos detuvo su automóvil debajo de un roble cercano. Bajaron las ventanillas y pusieron música de jazz en la radio. El hombre salió del coche, caminó hasta el lado del pasajero, ayudó a la mujer a dejar su asiento y la condujo a unos tres metros del vehículo. Bailaron lentamente durante la siguiente media hora bajo el roble.

Fue realmente un espectáculo digno de ver. Podríamos haberlos contemplado para siempre. Y mientras recogían sus cosas y comenzaban a regresar al coche, aplaudimos con admiración.

La pareja de ancianos se acercó lentamente a nosotros con una sonrisa en la cara.

–¡Gracias por los aplausos! –dijo la mujer riéndose.

–Gracias a ustedes –respondió Angel de inmediato–. Verlos bailar nos da esperanza.

Ambos acentuaron su sonrisa sin dejar de mirarnos.

–Bueno, bailar también nos da esperanza a nosotros –dijo la mujer mientras agarraba la mano del hombre–. Porque lo que no sabéis es que acabáis de presenciar el poder y la belleza de las segundas y terceras oportunidades.

A continuación explicaron que habían perdido a sus queridos cónyuges (en el caso de ella, dos a lo largo de los años). Solo hacía tres años que se habían unido en matrimonio, como almas gemelas que se encontraron después de haber sentido que lo habían perdido todo.

Angel y yo nos pasamos los siguientes días pensando en esa hermosa pareja, en las segundas y terceras oportunidades y en cómo los seres humanos encuentran la motivación para seguir adelante; para seguir amando y continuar viviendo en el presente a pesar del dolor, la aflicción, la desesperanza y el estrés que todos experimentamos inevitablemente en el camino. Nosotros dos * también hemos tenido que lidiar con este tipo de contratiempos.

Nuestra historia

Hace una década, en un período relativamente breve nos encontramos con varias pérdidas y cambios vitales significativos e inesperados, uno tras otro: perdimos a un hermano de Angel que se quitó la vida. Perdimos a nuestro mejor amigo a causa de un paro cardíaco. Apareció la incertidumbre económica cuando uno de nosotros perdió un empleo que sostenía a la familia. Rompimos la relación con un ser querido que nos había traicionado varias veces. Un negocio familiar se vino abajo.

Esas experiencias fueron brutales, y el hecho de que se sucedieran en un corto espacio de tiempo nos dejó fuera de juego una temporada. Por ejemplo, cuando el hermano de Angel murió, afrontar esa realidad mientras apoyaba a su afligida familia le resultó increíblemente doloroso a intervalos. Hubo momentos en los que nos apartamos del mundo y evitamos a los seres queridos que estaban igualmente afligidos. No queríamos lidiar con el dolor, así que nuestra respuesta consistió en huir; encontramos formas de adormecernos con el alcohol y distracciones poco saludables. En consecuencia, enfermamos físicamente mientras el dolor seguía enconándose en nuestro interior.

Nos sentimos terriblemente mal demasiado tiempo. Y alcanzar un estado mental correcto, que realmente nos permitiese seguir adelante en los ámbitos físico y emocional, nos exigió una práctica diligente. Tuvimos que aprender a liberar de forma consciente la mente con el fin de poder pensar con claridad y abrirnos a las oportunidades que había frente a nosotros.

Aprendimos que cuando uno afronta las dificultades con una actitud de apertura, es decir, abierto a los sentimientos y emociones dolorosos que experimenta, no lo pasa bien, pero puede dar un paso adelante. La apertura significa admitir que realmente no sabemos cómo será el próximo paso y nos gustaría entender toda la verdad del asunto. Es estar totalmente presentes y dispuestos a aprender y crecer.

Un paso tras otro

¿Cuál es la forma más sencilla de iniciar este cambio de actitud mental? Emplear pequeños recordatorios diarios.

Se trata de tener muy cerca los pensamientos adecuados, para «tenerlos a mano» cuando sea necesario. En el caso de nosotros dos, sobre todo en los momentos más difíciles, esto significó sentarnos en silencio con nosotros mismos cada mañana y cada tarde y reflexionar sobre lo que necesitábamos recordar. Usamos ­recordatorios escritos breves, que hemos recopilado en este libro, con esta finalidad. Los hemos llamado mantras, afirmaciones, oraciones o convicciones. Estos recordatorios diarios nos mantuvieron motivados y en el buen camino al ayudarnos a mantenernos firmes y a sostener unos pensamientos apacibles y productivos incluso cuando el caos se adueñó de nuestra vida.

También hemos sido testigos, muchas veces, del poder de esta práctica en la vida de otras personas, a través de nuestro blog, nuestros talleres y una versión anterior de este libro. Hemos escuchado historias potentes de lectores que han lidiado con problemas de salud importantes y otros asuntos potencialmente catastróficos. Sus experiencias constituyen un recordatorio de que incluso cuando unas circunstancias difíciles amenazan con hundirnos podemos mantener la mente centrada en lo positivo y el corazón abierto, e ir poniendo un pie delante del otro para recuperar las piezas, reconstruirnos y luchar con más fuerza y determinación de las que creíamos que podíamos albergar.

Por lo tanto, si actualmente estás inmerso en una lucha, aguanta. A veces, lo mejor que nos puede pasar a la larga es no obtener exactamente lo que queremos en este momento. Haz que el día de hoy suponga el principio de una nueva oportunidad. Tómate tiempo para estar presente contigo mismo. Tómate tiempo para eliminar las viejas expectativas que se interponen en tu camino. Tómate tiempo para amar, reír, llorar, aprender y trabajar en pos de lo que necesitas en este momento. Esperamos que los sencillos recordatorios que contiene este libro te ayuden a encontrar la verdadera paz y a avanzar, sea lo que sea aquello a lo que te enfrentes. Asimila solamente unas pocas páginas cada vez, reflexiona sobre las ideas que te resuenen y ve convirtiéndolas, poco a poco, en rituales ­positivos.

* Los coautores de este libro (N. del T.).

Más de mil pequeñas cosas que hace la gente feliz y exitosa

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