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El Camino, la Verdad y la Vida
ОглавлениеLa invitación de Cristo a su Iglesia es despertar el deseo de vivir por la verdad, de aceptar que Él es la Verdad y ser capaz de pedir a Dios la gracia para darse cuenta realmente que Jesús es el único y verdadero Camino, y llevar hasta lo más profundo del corazón el auténtico entendimiento de que Jesús es la Vida. Estas son las tres principales condiciones para que un creyente cristiano esté en armonía con la voluntad de Dios en todos los aspectos, espirituales y materiales.
Esta legítima visión de la fe nos coloca en un terreno de sabiduría con relación a Dios y en una docilidad de corazón, a través de la cual fluyen libremente los dones del Espíritu Santo. Esto fácilmente nos permitirá ser libres en las relaciones con quienes nos rodean y con las personas que ejercen autoridad. Habiendo logrado esto, el cristiano estará abierto para servir incondicionalmente y de por vida a Jesucristo nuestro Rey y Señor.
Para cualquier persona en búsqueda de la verdad, nada es más gratificante que encontrarse con un cristiano en cuyos ojos se puede ver la luz que viene únicamente de la obediencia incondicional a Dios.
No es posible servir a Dios y ser del mundo como dice el Evangelio: "No se puede servir a dos amos al mismo tiempo" (Lc 16, 13), podemos pasar la vida entera sirviendo en la Iglesia, siendo piadosos y hasta realizando grandes obras de caridad, pero si no se han abandonado todas las cosas que no pertenecen a Dios, no le hemos servido verdaderamente, simplemente lo hemos hecho sólo por amor propio, no para su Gloria.
Al leer estas palabras "Dios como mi servidor" es difícil creer que uno lo esté realmente tratando de esa forma. Desafortunadamente, es verdad que algunas veces y en ciertos casos, lo consideramos así, como nuestro servidor.
Cada batalla contra las fuerzas del mal en aras de la salvación de las almas, tiene que ser librada mediante un instrumento de reparación humano, por medio de una persona. Toda la lucha está centrada en la protección de esta vida transitoria en pos de la vida eterna. El diablo sabe que pervirtiendo al hombre en sus relaciones con el mundo material, está al mismo tiempo manipulando su salud espiritual y eventualmente, puede arrastrar totalmente un alma hacia la perdición eterna.
¿Por qué está Satanás tan ansioso por pervertir y corromper a los jóvenes? Porque ésta es la edad vital en la cual él puede comenzar el proceso de perversión del alma. Él sabe cómo es de corta nuestra existencia material y qué tan fácil podemos ser engañados por las cosas de este mundo. Es muy común hoy en día ver jóvenes caer en el suicidio o en graves adicciones al sexo, las drogas, el dinero y toda oscuridad posible que se filtra a través de los medios de comunicación, la moda, la literatura, la música y el arte.
Si estamos atrapados en las manos de Satanás en nuestra juventud es más difícil como adultos regresar al camino del bien y rescatar el temor de Dios.
Esta civilización produce fenómenos alarmantes como el dominio que tiene la juventud de hoy en el campo del arte, la música, los deportes y la tecnología. A muy temprana edad se acumulan inmensas fortunas, brindándoles privilegios muy grandes a nivel social y político a personas inmaduras y en su mayoría, naufragadas en una vida decadente, esclavizada a un materialismo completamente vacío de Dios, edificando una nueva iglesia, que es la iglesia de los poderes terrenales, muy claramente ofrecida por Satanás a Jesús en una de las tentaciones del desierto (Lc 4, 5-8).
Es solamente cuestión de tiempo para que estos jóvenes con dichos poderes prematuros, se vuelvan sarcásticos e indiferentes a sentirse parte del Pueblo de Dios y a sus caminos, y una vez transformados de esta manera, caen cada vez más hondo en la oscuridad.