Читать книгу LS6 - Mario Crespo - Страница 9
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El taxi me escupe en The Headrow, frente a la biblioteca. Me meto en un badulaque y compro un Lucozade y una chocolatina Lyon. En mis primeros meses en la isla aprendí que un desayuno tan barato me proporcionaba energías suficientes para buscar trabajo durante más de cuatro horas. Hace una semana que estoy desempleado y me aburro. Pero conseguir un empleo no va a ser fácil hasta que la economía repunte.
Cruzo The Headrow, la avenida más importante del centro, y camino por Park Row a toda velocidad, intentando alejarme lo máximo posible de mi antiguo lugar de trabajo: no me apetece encontrarme con ningún compañero que me quite la costra, que haga sangrar la herida; todo el asunto del despido fue muy desagradable. Nada más girar hacia Bond Street, un negro de más de dos metros me agarra del brazo. Es tan negro que apenas puedo distinguir sus facciones, solo veo un brillo azul.
—Carlos, ¡fodes!—exclamo.
Se trata de un cocinero del restaurante, de mi exrestaurante. Vino de Angola con toda su familia. Un prodigio de la naturaleza que alberga un gran corazón. Todos sus miembros trabajan, pero, según Carlos, gastan demasiado en facturas. Carlos ya no puede hacer horas extras en la cocina y se pasa el día en la calle, buscando algún trabajito de media jornada.
—Irmaõ, ¿tudo bem?
—Sí, hermano, todo bien, ¿qué te cuentas?
—¿Sabes que el General manager tiene una aventura con Nely, la colombiana?
—¿Ah, sí?
Nely, ¡joder! Me gustaría ser general manager, pienso para mí. Estoy en lo cierto, ya no sé trabajarme a las latinas...
Le digo a Carlos que tengo mucha prisa y me voy corriendo, como si huyese de mi pasado más reciente. Me mira contrariado y sonríe.
Bond Street es una de las calles peatonales del centro. Desconozco qué había en esta zona a mediados del siglo XX, pero a día de hoy es un enorme parque comercial abierto y cerrado. Una cuadrícula perfecta compuesta de paralelas anchas y perpendiculares estrechas, todas ellas peatonales, que hacen las funciones de centro comercial al aire libre. El laberíntico pasadizo del shopping centre, las famosas Arcadas (Arcades), sirven para comunicar unas calles con otras. Decenas de entradas y salidas que crean confusión. El centro de Leeds es un enorme parque comercial de perfil arquitectónico victoriano que no deja indiferente al visitante. Calles atestadas de gente que te golpea a cada paso, piernas que se mueven como autómatas, lentillas de colores, miradas en blanco y negro, tecnología, juguetes, ropa, deportes, bodas... Todo de todo. Los habitantes del área metropolitana, de Bradford, York y de todo Yorkshire vienen a comprar a este enclave comercial del corazón de Inglaterra.
Albion es una de las vías más populosas de la ciudad. Al final de sus números, donde las tiendas se acaban, hay una oficina de trabajo, un Job Centre. Necesito arreglar mi subsidio por desempleo lo antes posible. Deben de ser más de las nueve y media y el cuerpo me pide café. Antes de llegar a Albion me meto en una de esas macrolibrerías con cafetería y me tomo un capuchino mientras hojeo el diario deportivo. El Liverpool se verá las caras con el Chelsea en los cuartos de final de la Champions.