Читать книгу Saltar al buen vivir - Mario Massaccesi - Страница 39
La vuelta al
mundo en una hora
ОглавлениеEl primer rapto de libertad me lo permití a los 8 años, a la salida del colegio y subiéndome a un colectivo para dar la vuelta entera a la ciudad como si el mundo se rindiera a mis pies. El recorrido completo duraba más de una hora y me largué a la aventura sin avisar nada a mis padres que, como cada mediodía, me esperaban con la mesa tendida para el almuerzo familiar.
Perdí la noción del tiempo y sentí que el espacio era todo mío. Mis ojos curiosos no se perdían detalle de las plazas, las iglesias, las verdulerías, los descampados, que se iban sucediendo más allá de la ventanilla, y yo con la nariz en el vidrio imaginaba mil historias en el alma de la gente que se cruzaba en bicicleta, regaba las plantas, preparaba la siesta o volvían del almacén con la compra del día. La ciudad era un elástico estirado que parecía no terminar nunca y mi alma excitante y traviesa saboreaba mi valiente emancipación por un ratito.
Al final del viaje no hubo recompensa, sino el grito de mi madre que estaba en la puerta de casa esperando con el delantal puesto y la ceja izquierda levantada, símbolo de furia e impotencia. Me gané un coscorrón y me dolió en el momento, pero nunca pudo opacar la felicidad infinita de aquel salto a la libertad en pantalones cortos, guardapolvo blanco y ganas de ser yo.